No eran las 8 de la mañana y la avenida Rivadavia ya estaba colmada de manifestantes que bajaban desde la General Paz para marchar desde Liniers hasta Plaza de Mayo bajo la consigna “Pan, paz, tierra, techo y trabajo”. Esta fue la segunda marcha convocada por organizaciones sociales y cooperativas de trabajo por el día de San Cayetano, el patrono de los trabajadores, para visibilizar la crisis que viven en los barrios populares producto de las políticas de ajuste del Gobierno. A esa hora, los colectivos esquivaban a los convocados por los únicos dos carriles que continuaban libres. Unos minutos después, la masiva concentración hizo que el corte sea total, incluso antes de lo previsto.

A una cuadra de la avenida, en la puerta de San Cayetano, en Cuzco al 100, cientos de fieles hacían fila desde la madrugada y esperaban su turno para llegar con sus ruegos y promesas hasta el santo. Entre el té caliente que repartían voluntarios y las estampitas que ofrecían los vendedores ambulantes, los creyentes aguardaban entrar en una larga fila que se extendió desde el ingreso de la parroquia hasta la calle Bynon y desde ahí hasta el estadio Vélez. De un lado y del otro de las vías del tren Sarmiento, que hacía de división natural entre ambas convocatorias, sonaban los mismos pedidos de pan y trabajo.

Los primeros en desplegar sus banderas sobre Rivadavia fueron los integrantes de las tres organizaciones centrales convocantes: Barrios de Pie, la Corriente Clasista Combativa (CCC) y la Confederación de los Trabajadores de la Economía Popular (CTEP). Además de las pecheras de las organizaciones y la ropa de trabajo, muchos manifestantes traían también la estampita del patrono. La marcha todavía no había empezado pero los mates y las tortillas calientes ya circulaban.  

El reclamo es simple, aclaró Daniel Menéndez, referente de Barrios de Pie. “Pedimos pan y trabajo”, remarcó el dirigente, para quien los funcionarios de Cambiemos representan “un gobierno de ricos para ricos”. “Un tercio de los argentinos son pobres y hay muchísimas dificultades para llevar un plato de comida a la mesa. Los barrios están muy deteriorados porque se ha destruido el empleo informal”, sostuvo Menéndez. Los manifestantes reclamaron también la implementación efectiva de la Ley de la Emergencia Social, que se aprobó en diciembre del año pasado, y la sanción de la Emergencia Alimentaria para paliar la desnutrición infantil de los chicos que asisten a los comedores populares.

A las nueve, la columna estaba lista. Encabezando la marcha, una bandera con la consigna “Pan, paz, tierra, techo y trabajo”. La sostenían referentes de las agrupaciones centrales y otras que fueron sumándose al reclamo como el Movimiento de Trabajadores Excluidos, que agrupa a cartoneros, el Frente Popular Darío Santillán, los estatales de ATE y la juventud sindical de la CGT. Mientras tanto, del otro lado de la vía, la primera misa bendijo a las organizaciones a punto de partir.

“Una galletita y una taza de leche no puede ser el derecho a una comida digna. Necesitamos que nuestros niños y adultos puedan comer todos los días y no una vez por semana como hacemos ahora en nuestro comedor con muchísimo esfuerzo. La situación es muy desgarradora”, contó Judith Aragon, coordinadora del Centro Comunitario Las Hormiguitas donde funciona un comedor popular. “Solíamos atender a 48 familias, pero ahora vienen el doble”, agregó.

“Macri queremos trabajo”, voceó un vendedor ambulante de espigas que recorría la larga cola de fieles que esperaban para entrar al santuario. Lo dijo por lo bajo, aunque de su mirada se cruzó cómplice con la de otros que hacían la fila. “Vengo todos los años para agradecer que mi marido y mis hijos tienen trabajo pero vengo también para pedir por los que no tienen. Estamos mal los argentinos”, dijo Rosario, una señora que había llegado a las 6.30 y esperaba junto a una amiga. 

A las 9.30, los manifestantes comenzaron su peregrinación hacia Plaza de Mayo, al ritmo de bombos y tambores. Junto a la bandera con la consigna de la marcha, tres estatuillas de San Cayetano encabezaron la movilización. “Es la segunda marcha que hacemos por el día del patrono de los trabajadores y está es mucho más importante porque el problema social y la falta de trabajo se está agudizando. Pedimos el cumplimiento urgente de la Ley de Emergencia Social, no podemos esperar hasta después de las elecciones”, exigió Juan Carlos Alderete, dirigente de la CCC.

Según contó Alderete, las cocineras de las escuelas y los comedores están “haciendo magia” para poder alimentar a cada vez más personas con escasa comida. “La situación en los barrios es lamentable”, soltó.

Un grupo de hombres y mujeres que participaban de la marcha se quejaban de los precios de los alimentos, cada vez más altos. “Un kilo de pan a 59 pesos y la papa que era barata llegó a los 20. La canasta básica está muy cara, qué aumenten los sueldos”, pidió una señora. “Y que no nos echen”, acotó otro manifestante. Para Cristóbal Cervera, dirigente del Frente Popular Darío Santillán, el objetivo de la marcha es recordarle al gobierno de Cambiemos que los trabajadores de la economía popular son “los que más sufren las políticas de ajuste del macrismo”. “El Gobierno hoy va a tener una plaza colmada por más de cien mil trabajadores de la economía popular que buscan frenarle la mano a las políticas para ricos”, sostuvo Cervera.

A las 11, cuando la marcha llegaba a Flores, la primera parada, el arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Mario Poli, ofició la misa central frente a los cientos de fieles que llegaron hasta San Cayetano. “Aunque se cierran las puertas del corazón de los hombres que debieran dar empleo digno, el santo del pan y del trabajo nos abre las puertas del santuario y nos muestra que la providencia de Dios siempre nos gana en generosidad”, sostuvo el cardenal ante los peregrinos. La cola ya llegaba a las once cuadras.