David Adrián Martínez, El Dipy, fue anunciado recientemente como precandidato a intendente de La Matanza por La Libertad Avanza, el espacio que conduce Javier Milei. El partido de extrema derecha tiene el desafío de presentar lista en la mayor cantidad posible de distritos de los 135 que conforman la provincia de Buenos Aires, por lo que en las próximas semanas habrá más anuncios similares, aunque tal vez de menor voltaje mediático.

La necesidad de completar un armado contrarreloj, que enfrentan actualmente Milei y sus operadores políticos bonaerenses, el abogado Sebastián Pareja y el ex periodista Carlos “Chino” Kikuchi, entra en contradicción con el latiguillo con que Milei descalifica a los que tienen alguna historia política: “casta”. 

Estructuras

Más allá de candidatos mediáticos y caras visibles, se requieren estructuras partidarias reconocidas por la justicia electoral, organizaciones con conocimiento territorial, experiencia y el cuero duro, algo que los adolescentes que lo siguen por las redes no están en condiciones de garantizar. Porque entre la intención de voto y el voto efectivo existen una serie de mediaciones: están la campaña, la boleta, los vehículos, la fiscalización y la justicia electoral. Los magros resultados de los autopercibidos libertarios en elecciones provinciales como Neuquén o La Pampa, no sólo obligaron a Milei a despegarse de los perdedores: también despertaron luces de alarma sobre estas carencias y sus consecuencias.  

En varios distritos, el armado de Milei se nutre de los heridos de Juntos por el Cambio. Esto es, aquellos que no quedaron conformes con el lugar que les quedó en el reparto final y apuestan por una suerte de vendetta personal. No sería la primera vez que, del Modin de Aldo Rico en los años noventa al randazzismo en el pasado reciente, una tercera o cuarta fuerza se construye a partir de una ambulancia que recoge políticos heridos y desencantados.

Es el caso, por ejemplo, de Morón, donde el productor teatral y empresario inmobiliario Ariel Diwan tiene muchas chances de encabezar la boleta. Diwan tuvo un paso por Juntos por el Cambio, terminó peleado con el ex intendente Ramiro Tagliaferro, a quien critica en público tanto o más que al kirchnerismo. Otro tanto ocurrió con Diego Llaneza, que se fue de la principal coalición opositora por el mismo motivo, hoy coordina la mesa “Milei presidente” a nivel local y, todo indica, será el jefe de campaña  del espacio a nivel local. Ambos fueron anfitriones de un reciente plenario, donde el tema prioritario fue la fiscalización. El problema no es sólo de cantidad. Les faltan miles y los que tienen son inexpertos.

Diwan junto al qeuipo de armadores de Milei en la Provincia.

Algo similar ocurre en Berazategui. El mayor referente de Milei a novel local es Mario Molver, que se inició como tropa del fallecido Ricardo Gicobbe, dirigente de origen peronista enfrentado a Mussi. Más tarde, y hasta hace poco reportaba, siempre dentro de Juntos por el Cambio, a la línea de Emilio Monzó y Sebastián García De Luca. Molver, que es reconocido localmente por saber cultivar las relaciones personales y administrar los niveles de conflicto, difícilmente pueda adoptar el discurso anticasta de Milei. Y, a la vez, su pasado y su militancia lo hacen difícil de digerir para los más jóvenes y radicalizados.

Pero los heridos no son sólo de Juntos por el Cambio. En Florencio Varela, la referencia de Milei es un veterano de origen justicialista, Francisco “Chicho” Basile. El septuagenario Basile pasó por el justicialismo y por el Frente Renovador, fue compañero de ruta de Miguel Pichetto y es uno de los artífices de Alternativa Republicana Federal, otro de los sellos de los que se vale el pichettismo, además de Peronismo Republicano.  Este espacio, en buena medida nostálgico del menemismo, hace de nexo entre el economista despeinado y la histórica familia riojana. Milei reivindica a Menem abiertamente. Al único candidato del interior que reconoció como propio fue  a Martín Menem, hijo de Eduardo y sobrino de Carlos Saúl. Obtuvo 15 puntos, salió tercero y fue la menos mala de las performances libertarias en elecciones provinciales. 

Esas condiciones de Basile le permiten no integrar la mesa local, que conducen dos ex concejales de Juntos por el Cambio en Almirante Brown y Esteban Echeverría, Miriam Niveiro y Carlos Curestis. Tampoco la trata de modo diecto, ya que habla, en una especie de mano a mano, por arriba, con Pareja. E impone sus candidatos, con independencia de la opinión de la mesa. En este caso, Fabián Pascale y Ezequiel Taborda, alias "Chamu". El preferido de Basile, con quien posa en varias fotos, es peluquero de oficio, le dicen "Chamu" por chamuyero y en 2021 integró la lista de José Luis Espert, que desde su pase a Juntos por el Cambio-"Juntos por el Cargo", en la jerga libertaria-, es considerado una especie de anticristo. El conflicto entre ambas patas, la política y la económica, recién comienza. Nadie sabe qué virulencia tendrá ni si lo de Varela será la excepción o la regla.

En estos días, podría sumarse a La Libertad Avanza una nueva oleada de heridos: la tropa de los dirigentes de origen peronista que quedaron a la intemperie por el cierre de filas entre Patricia Bullrich y Mauricio Macri, con Joaquín De La Torre y Cristian Ritondo a la cabeza. Es improbable que ellos cambien de escudería, pero no que manden a los suyos. Las fotos recientes de Ritondo con Grindetti no son garantía de nada. El bolsonarista De La Torre, por su parte, era quien más insistía en un acuerdo con Milei. 

Egos

La Libertad Avanza ya tiene un diputado matancero. Se trata del joven Nahuel Sotelo, nacido en Córdoba, que ingresó a la cámara baja de La Plata por la tercera sección electoral en 2021. Sotelo es negacionista, muy activo en redes sociales, autor del libro “Cartas de los 70. El dolor de la otra parte”. La mayoría de sus intervenciones son apologías de la mano dura y “meta bala”. Su banca le permite acceder a recursos, pero no está claro que él sea el único ni el principal financista de la aventura de El Dipy. Fuentes locales también intuyen una relación conflictiva entre ambos, algo que a esta altura es un clásico de esa fuerza. 

Donde no se encuentran demasiadas diferencias es sobre las posturas respecto a los 70. Como ya recordó este medio, cuando aceleraba en su expocisión pública a partir de posturas de un aparente outsider antistema, el cantante empezó a encontrar su lugar, no sólo en los medios, sino en el mundillo político. Vinieron las selfies con Patricia Bullrich y Mauricio Macri, y los ataques contra Estela de Carlotto. "Ella también quería una foto", dijo una noche en medio del programa de Viviana Canosa. Ante la atenta mirada de la conductora, quien corregía al pasar los furcios del cantante, Dipy quiso convertir en victimaria a una víctima como Laura Carlotto, la hija de Estela desaparecida y asesinada por la dictadura militar. "Le voy a decir, Estela: mis papás me enseñaron lo que es la verdad. ¿Usted se acuerda de que tenía una hija a la que le decían Rita? Yo no me saco fotos con quienes avalan la mentira", expresó.

Su acuerdo com Milei, ahora, afecta las expectativas de algunos dirigentes matanceros de Juntos por el Cambio. El espacio no está políticamente ordenado y todo hace prever una batalla entre Toty Flores, Lalo Creus, Silvia Caprino y el ex ministro de Educación de la Nación macrista, Alejandro Finocchiaro, que tiene dos años más de mandato como diputado, aunque insiste con su candidatura. 

Algunos intendentes del conurbano no suelen ser del todo ajenos a esta clase de armados contrarreloj, con más visibilidad mediática que cuadros y desarrollo territorial. El acuerdo suele ser algún tipo de beneficio a cambio del primer concejal, que por lo general es el que tiene expectativas de entrar al concejo. A los intendentes les sirve porque necesitan mantener el control de sus concejos deliberantes. Si pierden eso, en un rato les hacen juicio político, los destituyen y los mandan a la casa. Y los candidatos a intendente de estos espacios suelen priorizar sus 15 minutos de fama y la posibilidad de manejar recursos de campaña por sobre el horizonte de mediano plazo. Como suelen decir los gastronómicos, "una cosa es el salón y otra la cocina".