Lula, querido compañero Presidente, 

Quiero desearle éxito a tu iniciativa con los presidentes de nuestra región. Me parece importante la creación de un espacio de encuentro, conocimiento mutuo, dialogo y reflexión, que bien has llamado “retiro”. A las reuniones presidenciales generalmente las llaman “Cumbres”, pero no existen cumbres sin montañas donde apoyarse. Esas montañas son nuestros pueblos. 

El retiro crea una oportunidad histórica donde la altura la pondrá la grandeza de la que hagan muestra los participantes. A partir de allí se moverán las montañas, y crecerá una cordillera de pueblo, alta como los Andes, simbolo de la unidad que estamos buscando. Las grandes decisiones que mueven al mundo se toman en otras partes, lejos de nuestra mesa. Es necesario construir cercanía en nuestra región para hacernos oír a nivel internacional. Los desafíos que tenemos como humanidad necesitan más que nunca esfuerzos colectivos y propuestas innovadoras. 

Como sabes, hemos hecho un par de reuniones con enviados de presidentes sudamericanos. Miraba a ese puñado de luchadores sociales y políticos. Cargábamos allí con más de un siglo de cárcel y exilio, décadas de experiencia en gobiernos nacionales y en organizaciones sociales, vidas enteras dedicadas a mejorar las condiciones de vida de nuestros pueblos. 

Pero llevamos dos siglos de fracasos intentando una integración regional, desde aquel sueño bolivariano de un conjunto de repúblicas confederadas, que quedó olvidado en el tiempo. Tenemos suficiente experiencia como para no repetir nuestros mismos errores del pasado. 

No alcanza con unirnos, debemos caminar juntos, y si en ocasiones no es posible, las puertas deben estar abiertas para salir y para volver cuando sea posible. Debemos ser capaces de construir un consenso progresivo que no nos paralice y que permita avanzar a quienes estén en condiciones y sumar luego a quienes así lo decidan. 

No es inteligente repetir los fracasos. La innovación no llega solo desde la tecnología. También en nuestra manera de actuar como militantes políticos y sociales podemos innovar, tomando en cuenta todo lo que no pudimos, no quisimos o no supimos hacer. Hay que construir, no imponer. 

Quiero compartir brevemente algunas reflexiones. Considera esto como una modesta contribución de un grupo de ayuda. No tenemos pretensiones ni expectativas, sabemos que ese es el peso y la responsabilidad de quienes están en los gobiernos. Trabajamos para apoyarnos y defendernos. No son cuestiones de izquierda, de derecha o de centro, sino de ser desarrollados o no. 

La integración regional es una meta. El camino pasa por la proliferación de proyectos de cooperación entre dos o más países de la región. Hay un extenso y legítimo inventario de propuestas plasmadas en recientes reuniones regionales. 

Creemos que los proyectos deben, de alguna manera, potenciar la solidaridad continental y despertar el sentimiento de pertenencia. Pensamos que deben ejecutarse con la gente. Creemos indispensable que se desarrollen con una visión integradora que represente las necesidades, los valores y deseos de nuestros pueblos. 

Por ejemplo, una plataforma permanente de respuesta regional rápida frente a desastres naturales; mejorar la integración energética y de las infraestructuras regionales; tener en la mira la industrialización y la complementación productiva como región. Dinamizar el comercio creando formas concertadas para las transacciones con nuestras propias monedas, acordar mejores mecanismos de aduana así como la necesaria armonización sanitaria y fitosanitaria. 

Son ejemplos de metas alcanzables. Partir de lo posible para llegar a los deseable, promover proyectos que podamos realizar. Para ello contamos con una herramienta fabulosa como es la CAF en tanto banco de desarrollo. 

Necesitamos facilitar la circulación de ciudadanos. Deben abundar los intercambios estudiantiles y la validación de diplomas, multiplicar los espacios de encuentro entre las nuevas generaciones, cuyo futuro se juega ahora. 

Debemos unirnos en la protección del agua dulce y la defensa de la naturaleza. Nos identificamos todos, desde todos los rincones del continente, con la vida que representa la Amazonia, con la grandeza y la dignidad que evocan los Andes, con la abundancia y la libertad de las praderas y con las riquezas de la entraña de nuestras tierras. 

La integración no será solo producto de la visión de intelectuales y políticos, sino también del sentimiento y el imaginario colectivo que se sepa construir. Los intelectuales y científicos piensan, los pueblos sienten, para eso precisamos fechas, bandera y nombre, inclusive hasta un himno.

Sin la fuerza del pueblo seguiremos igual. Debemos construir mística, porque esto es la lucha por otra cultura, algo que nunca logramos. 

Hasta ahora, cuando hablamos de integración hemos sido puramente fenicios, cuánto te vendo y cuánto me vendes tú; y los fenicios, que fueron unos mercaderes formidables, no crearon ninguna civilización. 

Un paso en el camino hacia la meta de la integración sería tener un mismo día al año en que, a lo largo y ancho del continente, todas las escuelas puedan dedicarse a este tema. En portugués, en castellano, o en sus lenguas locales. Cada cual en su lugar y todos juntos. 

Avanzar en la integración significa poner pasión, esperanza y conocimineto en nuestra gente. 

Dos temas de organización que nos parecen útiles: 

  1. Pensamos que debe hacerse fluida y frecuente la comunicación entre los presidentes para que hablen directamente con sus pares cuando lo consideren pertinente. Cada presidente o un miembro de su círculo más cercano debe tener los medios para contactar fácil, informal y rápidamente a sus pares. 
  2. En el gabinete o cerca del presidente debe haber una persona con la función de seguir los proyectos que involucran a dos o más paises de la región para evaluar el progreso, facilitar información, resolver obstáculos, escuchar a la gente, alentar. Esta persona cumpliría la función de “secretaría de integración” y debería militar para motivar a los responsables estatales que corresponda. 

Nuestros representantes en foros internacionales deben llevar posiciones y propuestas acordadas previamente para dar el mensaje de que somos una región que cuida sus intereses comunes. Es deseable que nuestros presidentes incorporen alusiones a la región en cada discurso a nivel nacional e internacional. 

Querido Lula,

El conjunto de crisis globales que estamos viviendo puede llevar al colapso de las condiciones esenciales para la vida en el planeta. Muchos esfuerzos van a ser necesarios para enfrentar el cambio climático, la crisis del modelo económico hegemónico, el ordenamiento internacional obsoleto y las grandes fuerzas polarizantes. Unir fuerzas es lo mínimo que podemos hacer para no ser víctimas pasivas y darnos una oportunidad de un futuro mejor. 

Conocemos tu liderazgo y esfuerzo, que abarca mucho más que la región y que incorpora un mensaje de paz. 

A mis 88 años, la capacidad de soñar en una América distinta le da más sentido a la vida. 

Con los mejores deseos para todos los participantes del Retiro, te envío un abrazo fraternal, tu amigo y compañero, 

Pepe.