Si bien Gente en Buenos Aires tuvo su primer estreno en 1974, después de 49 años este lunes se reestrenó en el cine Gaumont. La ópera prima de la directora Eva Landeck (1922-2019) pudo apreciarse en 35mm, lo más cercana a su versión original, aunque percutida. 

La película, filmada a color, está "virada al rojo" o al magenta, un signo de degradación del material fílmico. Significa que de las tres capas de color que tiene una película de acetato de celulosa, prevaleció la que es de color magenta. Por lo tanto, el resto de los colores se pierden, y la película lleva durante su hora y media de duración una gama de tonos del rosado, rojo y hasta por momentos fucsia. Este proceso sobre la cinta es irreversible a su condición original. 

Esa falla que acompañó la película hasta el final habla de la relación con nuestro cine nacional. La Cinemateca Nacional, entidad contemplada por la ley desde 1957, nunca tuvo y aún no posee un edificio de conservación. Idas y vueltas burocráticas existen en este sentido, y cada gobierno se pronunció al respecto con un anuncio, a pesar de que las políticas públicas al respecto fueron solamente algunos hechos aislados. 

En 1999 la ley 25119 declaró el “estado de emergencia del patrimonio fílmico” y ordenó la creación de la Cinemateca y Archivo de la Imagen Nacional (CINAIN), un ente autárquico y autónomo destinado a cumplir ese rol. Sin embargo, el Estado tardó once años en reglamentar la ley y luego de eso tampoco puso en marcha la institución. 

Con ese panorama, llega la proyección de Gente en Buenos Aires en un marco muy institucional. Fue en el marco de una acción conjunta entre el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), el Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la Provincia de Buenos Aires, donde se firmó un convenio para desarrollar proyectos conjuntos e impulsar producciones cinematográficas con perspectiva de género. Además, se proyectó el corto “Mar para Todas” que tiene como protagonistas a mujeres y LGTBI+ en proceso de salida de las violencias, que en el marco de una política pública del Ministerio, pueden acceder a vacaciones y tiempo de recreación como parte de la reconstrucción de sus proyectos de vida

Estuvieron presentes la ministra Estela Díaz y el presidente del INCAA, Nicolás Batlle, ambos reconocieron la entidad, la existencia y el trabajo de la Cinemateca Nacional, cuya directora Mariana Avramo estuvo presente en la introducción, además de agradecer al programa Gafas Violetas, de la Subgerencia de Desarrollo Federal del INCAA, aunque según su página oficial, no realiza conservación y restauración sino programación y difusión cinematográfica con perspectiva de género. 

El clima institucional de la presentación de la película inundó de elogios la posibilidad de estar viendo esa película en 35mm, que constituyó, por la situación que venimos comentando, un verdadero milagro. Sin embargo, solo la directora del Museo del Cine, Paula Félix Didier, eligió quizás polemizar un poco más con los elogios y declararse una pesimista, regalándonos las siguientes palabras. 

"Yo siempre digo un probervio chino que dice que el mejor momento para plantar un árbol era hace 20 años, el segundo mejor momento es hoy. El problema es que en el medio las películas se pierden. Hoy van a ver una película que está virada al rojo y podrían no verlo. Hay maneras de que esas cosas no sucedan. Los cortos de Eva que no llegaron al museo, que creíamos que estaban perdidos, resulta que no estaban perdidos, pero llegamos un poco tarde. Y aunque el deseo no es que no se pierda nada más, estamos perdiendo. Todos los días estamos perdiendo", sentenció Félix Didier. 

Con sus palabras se generó un evidente quiebre entre los presentes, ya que se tocó lo prohibido: aquello que no tiene solución. Según un relevamiento elaborado por el cineasta Hernán Gaffet y los coleccionistas Fernando Martín Peña y Octavio Fabiano, el 90% del cine mudo y el 50% del cine sonoro nacional se ha perdido para siempre. Si bien no podemos decir que todos lo sabemos, lo que es seguro es que nadie lo quiere escuchar. 

Las palabras de Paula, aunque le esquivaron a los números, tuvieron el mismo impacto. Quizás por eso el final de su intervención recurrió a la única posibilidad de un atisbo de esperanza: "Por eso necesitamos a ustedes, que son el público de cine, que son los que vienen a defender al cine argentino, para que el Estado siga adelante con las políticas públicas y las reforcemos. Si vienen tiempos difíciles, necesitamos mucho más esfuerzo para que el estado de este presente siga estando presente", concluyó. 

En ese momento, quizás, todos los que estábamos en la sala nos sentimos parte de algo. Además de contribuir, en cierto punto, solamente viendo la película, estábamos disfrutando de un milagro. La película, a pesar del tinte rosado, es única, y verla en el formato en el que fue pensada después de 49 años significó un acontecimiento. 

Landeck fue una de las primeras directoras argentinas de cine sonoro que supo retratar la alienación y la soledad en el trabajo rutinario de las grandes ciudades. Su carrera quedó trunca con seis cortos y tres largometrajes, ya que no solo tuvo que exiliarse durante la dictadura sino que cuando volvió sus películas sufrieron los embates de la censura. En un pequeño corto que pasaron antes de su primer largometraje, titulado En foco - Eva Landeck, se lamenta de que no la hayan dejado experimentar más con el cine, hacer más cine. "Tenía mucho más para dar", afirma. 

El Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual participa desde el año 2021 en los premios independientes del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, donde entrega el lauro “Eva Landeck” a la Mejor Directora Argentina de todas las competencias cuyo largometraje se destaque por la perspectiva de género. A modo de reparación histórica, suponemos.