Se cumplen ocho años del primer NiUnaMenos, un grito que se convirtió en un eco imparable que atravesó las paredes de las casas, las oficinas, los sindicatos, cruzó fronteras, se tradujo a mil idiomas y fue contraseña para hermanar cientos de luchas. La revolución que provocó está viva porque modificó la vida cotidiana. Nadie salió indemne de las transformaciones que se produjeron desde aquel entonces ¿Dónde están las feministas? dice el grito reaccionario y la respuesta es fácil: en el Estado, en los medios de comunicación, en los sindicatos, en las escuelas, en los hospitales, en las universidades, en trabajos buenos y malos, pagos y no pagos. Desde esos lugares, muchas veces invisibilizados, surgen las propuestas más audaces para los tiempos de crisis que corren.

El mensaje que recorrió el continente fue claro: el hartazgo no era sólo por las víctimas arrebatadas a la vida sino también por las vidas arrebatadas por las rutinas ¿Cómo pensar políticas que reviertan la feminización de la pobreza? La mejora de los ingresos es necesaria pero no alcanza porque hace sistema con la pobreza de tiempo en un círculo vicioso que afecta la salud física y mental.

El estado de malestar cuando falló el Estado de Bienestar

En 20 años se duplicaron las mujeres que salen de su casa a buscar un salario y ese cambio radical no se tradujo en una nueva organización social de los cuidados. No aparecieron nuevas instituciones públicas que atajaran el estado de malestar al que conduce la sobrecarga de trabajos. El mundo cambió y las políticas quedaron viejas, ancladas a configuraciones de hogares y formas de empleo que ya no son mayoritarias. El lugar entonces lo ocupó el mercado ofreciendo servicios privados para las clases medias y altas a costa de bajos salarios y agotamiento para las últimas en la cadena.

Más allá de las diferencias entre los feminismos en plural a la hora de definir el rol del Estado, el de las organizaciones sociales y la mejor forma de intervención política, hay coincidencia en la necesidad de lograr aquí y ahora un reparto más justo de todos los trabajos. Es, además, una respuesta ante el dedo acusador que todavía repite, displicente, que el feminismo es cosa de (algunas) mujeres.

Esa coincidencia programática, por arriba y por abajo, lleva a que en diferentes países se esté discutiendo en simultáneo la construcción de Sistemas Integrales de Cuidado. Se trata de esfuerzos estatales de coordinación de políticas existentes y de construcción de otras nuevas que den respuesta a la sobrecarga de trabajo y al estado de desesperación en el que viven quienes cuidan.

Según los datos de al menos 16 países de la región que cuentan con alguna medición de uso del tiempo, las mujeres que trabajan fuera de casa tienen jornadas totales siempre mayores que sus pares varones. No es casual que hayan sido ellas las protagonistas del voto asociado a la ampliación de derechos, contra los planes de ajuste y en defensa de Estados más presentes.

¿Hay acaso algo más transversal que la interdependencia? Esa idea tan sencilla, inapelable, duradera, funciona hace tiempo como contraseña para mirar el mundo en clave feminista, en oposición a la idea liberal que pregona la ley del más fuerte. Desconocer la interdependencia y confiar en las bondades del mercado es más sencillo para quienes jamás cuidaron de otrxs. Por eso no es casual que aún sean mayoría entre quienes eligen variantes electorales de ultraderecha los jóvenes varones sin responsabilidades de cuidado o adultos contentos con pagar por la limpieza de su casa menos de lo que le cuestan tres empanadas ($740 la hora, si tienen la suerte de que se respete el salario legal).

Los Sistemas buscan incidir en el reparto de los trabajos no remunerados tanto al interior del hogar como fuera y entienden que casi todas las dependencias estatales pueden colaborar con la tarea. Por supuesto que no lo cubren todo. En Argentina, por ejemplo, la organización La Poderosa presentó en paralelo un proyecto para exigir Reconocimiento Salarial para las Cocineras Comunitarias. La inspiración originaria viene de Uruguay que creó el Sistema Nacional Integrado de Cuidados en 2015, enfocado especialmente en mejorar las condiciones de la población en situación de dependencia y de las personas que cuidan. Esta nueva generación de políticas públicas trae un sello feminista: la relevancia de la consulta popular, la mirada territorial y el enfoque interseccional. Y una preocupación que ningún gobierno que se diga progresista debería olvidar: la creación y el fortalecimiento de herramientas públicas duraderas para mejorar la vida de las mayorías y protegerla en tiempos de avanzadas conservadoras.

Lucía Cirmi: Contra la feminización de la pobreza

La subsecretaria de Políticas de Cuidado del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación es una de las impulsoras de la ley “Cuidar en Igualdad” , la redacción estuvo a cargo de una Comisión integrada por especialistas que recogieron elementos de las instancias consultivas federales con organizaciones interesadas: feministas y de la diversidad, de la discapacidad, de la niñez, de las personas mayores y de la economía popular y social y organismos de competencia: sindicatos, cámaras empresarias.

Lucía Cirmi, subsecretaria de Políticas de Cuidado del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación

¿Por qué crear un Sistema? ¿Cuál es la ventaja?

--Para mí es necesario un Sistema porque el patrón común es la feminización, tanto del trabajo remunerado como del no remunerado. Y la contracara de eso es la feminización de la pobreza. Esa es la mirada sistémica es lo que traen los feminismos. Los estados ya tienen políticas de cuidado, políticas sociales dedicadas a cuidados, pero lo que no hay es una mirada que vincule todo eso y entienda la relación entre una cosa y otra y busque una transformación de fondo.

¿Qué políticas ya existen y cuáles serían una novedad del Sistema?

--Y, por ejemplo, ya existe el presupuesto para infraestructura de cuidado y está contemplado hacer 300 centros de Desarrollo Infantil. La diferencia es que, al establecer un mínimo por ley, al comprometer un porcentaje anual del presupuesto de infraestructura para el cuidado, esto podría ser parte de una planificación a largo plazo. La Mesa de Políticas de Cuidado ya existe también. Sin embargo, se crea por ley y se asigna la responsabilidad de crear un plan trianual de avance sobre el Sistema. Una política que no existe y es parte del proyecto es el Sistema de Cuidadores domiciliarios para personas mayores dentro del Plan Médico Obligatorio. Eso no existe y se crea desde cero.

¿Cómo está haciendo la discusión en el Congreso? En el Congreso propusieron tratar de manera separada la parte de licencias del proyecto de la que el Sistema, ¿no?

--Sí, yo destaco que una cosa es el mensaje que envía el Poder Ejecutivo cuando envía todo el proyecto junto que ahí lo que está diciendo son dos cosas conectadas: que tengamos políticas de tiempo con que tengamos políticas de recursos, de remuneración, de infraestructura. El envío fue de los dos temas en conjunto, porque son dos temas vinculados. Yo creo que las licencias trabajan la redistribución de los cuidados adentro del hogar y el Sistema trabaja la redistribución de los cuidados entre toda la sociedad, busca avanzar en la socialización. Sobre licencias hay muchísimos proyectos. Hace 50 años que no se cambian las licencias. Lo importante es que la ley plantee un horizonte de igualdad. Algo bueno es que todas las fuerzas están hablando de la necesidad de dar licencias contemplando la diversidad familiar, las adopciones y licencias especiales, todas las cosas que le van pasando a una familia y que requieren de tiempo.

Después en relación con la otra parte del proyecto me parece que hay dos dimensiones. Una tiene que ver con la regulación de las situaciones específicas de cada trabajador/a del cuidado como son las trabajadoras comunitarias o las cuidadoras domiciliarias, pero además es muy importante no perder la noción de Sistema, es decir lo que envuelve todo eso, porque después puede haber regulaciones específicas de cada sector, pero si no hay una un compromiso de volver al cuidado una cuestión de Estado y eso es a través de un Sistema es probable que después no puedas trabajar para la transformación en el largo plazo de eso que es bastante ambicioso, que es esta redistribución, remuneración y representación de los cuidados.

¿Cuáles fueron las áreas prioritarias o lo que surgió como más urgente?

--Bueno, primero las licencias, por eso están en el proyecto. Esto fue el patrón común de todos los encuentros. Es una demanda histórica, una deuda también. En segundo lugar, la falta de estructura de cuidado para personas mayores y para las primeras infancias. Y sobre todo también el apoyo a hogares monomarentales, que van creciendo y que está conectado con todo porque tenemos a los varones ausentes desde el principio, tenemos un sistema de licencias que les dice que ellos no son responsables y después cuando esos hogares se quedan con toda la carga de cuidados no tienen los apoyos suficientes porque faltan vacantes porque además cuidan de sus madres y padres que no tienen acceso a residencia de larga estadía, que no tienen cuidadores domiciliarios. Yo creo que la clave de este debate es poder plantearlo como una cuestión de política social y una cuestión de toda la sociedad, no solamente de la vida de las mujeres.

El proyecto completo de Sistema Integral de Políticas de Cuidados de Argentina se puede visitar aquí. 

Natalia Moreno: Priorizar el cuidado comunitario

La ex directora del sistema distrital de cuidados de Bogotá y actual gerenta del Sistema de Cuidados de Colombia es responsable de una promesa de campaña del actual gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez: La creación del Sistema Nacional de Cuidados que aun busca la aprobación de una ley que integre también las reformas laboral, de salud y de pensiones.

Natalia Moreno, gerenta del Sistema de Cuidados de Colombia.

¿Qué implica la creación del Sistema de Cuidados en el marco del Ministerio de la Igualdad ?

--Lo que va a hacer este Sistema Nacional de Cuidados es dar todo el lineamiento técnico y desarrollar una política pública con compromiso de todos los Ministerios. El gobierno nacional no implementa servicios, no implementa políticas, sino que las diseña. Por eso lo que estamos haciendo es avanzar con cada Ministerio en particular.

Una novedad que me parece importante es que uno de los actores claves como beneficiarios del sistema van a ser las organizaciones de cuidado comunitario. Ha sido un llamado súper enfático de la Vicepresidenta Francia Márquez reconociendo que sobre todo los territorios más apartados en los sectores rurales tenemos una Colombia profunda carente de Estado y de políticas sociales de infraestructura social donde las comunidades han sobrevivido con cuidados comunitarios. Entonces ella quiere que reconozcamos esas iniciativas, las fortalezcamos y sobre todo entendamos la visión de los cuidados comunitarios de los grupos étnicos, que difieren bastante de la visión más occidental.

Hay muchas preguntas sobre cómo se financian los Sistemas de Cuidados ¿Cuál sería aquí la propuesta? Ustedes ya aprobaron al inicio del gobierno una reforma tributaria.

--Sí, la primera financiación es justamente la de la suma de voluntades de todos los Ministerios cada uno poniendo una parte. Pero además lo propio que tendrá el Ministerio de la Igualdad, que es el que va a liderar y coordinar el sistema no solamente gestión pública, sino también programas propios como los de las organizaciones de cuidado comunitario que vamos a ejecutar directamente nosotras desde el Ministerio. Tenemos las condiciones para comenzar y para ir consolidando.

El Ministerio de Ambiente forma parte de los diez ministerios que formarán parte de la Comisión ¿Cómo están pensando la relación entre cuidados y ambiente?

--Está todo por hacerse, queremos abordar los cuidados ambientales. Queremos abordarlo desde las ecofeminismos. Tenemos una ministra super comprometida con el tema, que viene de ser concejala de Bogotá, conoce muy bien el Sistema de Cuidado de Bogotá, entonces es una gran oportunidad para pensar el cuidado de lo no humano.

Francisca Perales: Cuidados para todes

La creación de un Sistema Nacional de Cuidados también fue una promesa del Plan de Gobierno en Chile. Francisca Perales, subsecretaria de Servicios Sociales del Ministerio de Desarrollo Social cuenta las acciones que ya se están llevando a cabo y la preocupación por lograr el apoyo e involucramiento de la población en general ante la falta de mayorías parlamentarias y el giro de 180 grados en el debate sobre la nueva constitución, ahora liderado por el Partido Republicano de José Antonio Kast.

Francisca Perales, subsecretaria de Servicios Sociales del Ministerio de Desarrollo Social

Hace ya un año el presidente Gabriel Boric mencionó el compromiso del a creación de un Sistema de Cuidados ¿Qué ha sucedido desde aquel anuncio?

--Hemos avanzado en varios temas. Se creó el Comité Interministerial o Consejo Asesor Interministerial de Cuidado, que está compuesto por 10 ministerios de los 24 de Chile. El enfoque no es sólo hacia la mirada de la dependencia de las personas que requieren cuidados, sino que debe estar enfocado a hacerse cargo de un problema social, que es la sobrecarga que tienen las personas que cuidan particularmente de manera no remunerada al interior del hogar y eso se suma evidentemente a la falta de servicios públicos en general capaces de aliviar la carga de cuidados. Lo segundo es que creamos un nuevo registro administrativo del Estado de Chile para identificar a las personas que cuidan de manera no remunerada en el país. Eso no existía. Ya está circulando. Hay 52 mil personas cuidadoras no remuneradas inscritas en todo el país. El 88% de esas personas inscritas son mujeres. Una primera medida que tomamos fue entregarles una credencial de atención preferente para servicios públicos pensando en la idea de trabajar desde ya la pobreza del tiempo. Cuando una persona que cuidaba a alguien y entraba a un servicio público, si no iba con la persona que tenía algún grado de discapacidad o dependencia comprobado, no podía acceder a la atención preferente entonces hicimos ese trabajo y en la actualidad pueden ingresar a atención preferente en salud primaria y en una serie de oficinas y reparticiones del Estado donde básicamente pueden hacer trámites mucho más rápido de los que podían hacer anteriormente.

Lo tercero, estamos incrementando ofertas de programa de algunos servicios. Hay 346 comunas en Chile y el 90% de los servicios sociales lo ejecutan las municipalidades. Por eso hemos ido avanzando en un escalamiento progresivo del programa que va a ser la base de la articulación interministerial e intersectorial del sistema. Estamos sentando la progresividad para llegar en unos años al 100% de las comunas.

¿Cómo ven la discusión parlamentaria teniendo en cuenta que hoy tiene mayoría la derecha? El derecho al cuidado estaba presente en la anterior constitución ¿Qué pasará con esa demanda en el nuevo proceso?

--Hay amplios intereses de todos los sectores en avanzar en coberturas y en la provisión de servicios de cuidado, con énfasis distintos. Algunos ponen el foco en las personas mayores o en el manejo de la dependencia. En nuestro caso consideramos que no es dicotómico hablar de la necesidad de proveer servicios de cuidado para todas las personas en situación de dependencia al mismo tiempo que generamos condiciones para que los proyectos de vida de las personas que tienen responsabilidades de cuidado sean posible, y eso implica que no recaigan mayoritariamente en las mujeres al interior del hogar. Ahí es donde tenemos las mayores diferencias.

En la discusión constitucional, lamentablemente la derecha expresada en el Partido Republicano que lidera José Antonio Kast tiene la mayoría y no hay garantías al menos de querer hablar sobre el derecho al cuidado con rango constitucional, como lo tenía el anterior proyecto de Constitución. No ha habido una discusión al respecto tampoco en el órgano experto encargo de la redacción de la nueva constitución. Eso al menos a nosotros nos parece preocupante pero no quita que el gobierno vaya a avanzar como tiene planificado, con una perspectiva de universalidad y la garantía del derecho al cuidado.