El artista colombiano Carlos Vives traerá este sábado al estadio Movistar Arena la celebración por tres décadas de intensa actividad musical pero, fundamentalmente y según advierte, “será la oportunidad de contar un poquito el camino que hicimos desde los clásicos de la música tradicional a lo que nosotros llamamos el rock de mi pueblo”.

Sin pedantería pero esquivando también la falsa modestia, Vives indica a Télam que “de alguna manera estuve en la génesis de algo que fue un sonido nuevo y colombiano para hacer música”.

“Cuando era joven, si quería hacer música moderna, tenía que copiar a alguien que en alguna parte tuviera éxito. Pero yo miraba a la música tradicional, a los vallenatos con los que había crecido, a esas cumbias que me enseñaron de niño y a esos juglares que pasaron por mi casa y quise que mi modernidad naciera de algo propio”, repasa.

Con esa fórmula que, recuerda, “de alguna manera hizo que la gente de la industria se burlara o me preguntara por qué no hacer otra cosa ´si tú puedes ser el nuevo Julio Iglesias’, se fue desarrollando un invento que sí funcionó para nosotros”.

“Y no solamente eso -se explaya- también llegó una nueva generación que ha hecho cosas con mucha identidad acercándose al sonido del mundo de hoy con lo urbano, en el pop. Los colombianos entendimos que teníamos una herencia y cosas particulares que nos podían hacer más auténticos en la música”.

Con ese bagaje propio que le permitió ser una voz tan personal como con raíces, ostenta más de 20 millones de álbumes vendidos y es uno de los 300 artistas más escuchados en la plataforma Spotify. Regresa a Argentina con “El Tour de los 30”.

En su concierto sabatino en el Movistar Arena, Vives no solamente recreará hitos de su trayectoria como “La Gota Fría”, “Pa`Mayté”, “Volví a nacer” y “La bicicleta”, sino que además presentará los temas de sus últimos álbumes Cumbiana II y Escalona: nunca se había grabado así.

Mientras Cumbiana II completa una obra sobre el origen y la evolución de la cumbia que incluyó un primer álbum, el documental “El mundo perdido de Cumbiana” y el libro “Cumbiana, historias de un mundo perdido”, el disco sobre Escalona visita 12 de las composiciones más memorables del autor e incluye un homenaje de Armando Zabaleta.

Sin embargo, entre las motivaciones de esta gira, el músico, autor, cantante y actor nacido hace 61 años en Santa Marta incluye poder tributar en directo al acordeonista de vallenato Egidio Cuadrado, de 70 años.

“La verdad que no soy mucho de celebrar años y esas cosas, pero con los 30 años de Cosas de provincia (su sexto álbum pero primero dedicado al vallenato) donde quedó plasmado mi grupo La Provincia, sí encontré una gran oportunidad de recontar nuestra historia y de homenajear a Egidio, mi compañero, mi músico acordeonista que empezó conmigo entonces y lleva cuatro años muy delicado de salud”.

-¿Qué le pasó a Egidio Cuadrado?

-Durante la pandemia estuvo en cuidados intensivos por problemas en los pulmones y como vivía en Bogotá como nosotros pero aquí es una ciudad muy alta, tuvo que volver a vivir a su tierra natal Villanueva, en el Caribe, que es un pueblo que es cuna de acordeones y de grandes acordeonistas. Y esa situación, entonces, me terminó de convencer de celebrarlo, animarlo, esto tiene mucho de motivar a mi compadre para que se me llene de esperanza y alegría y volvamos a los escenarios. Pero, además, grabamos un disco (“Escalona: nunca se había grabado así”) e hicimos una película sobre Rafael Escalona, uno de los más grandes compositores de vallenato y quien fue su cuñado y su acompañante en las famosas parrandas de su época, para contarle su historia a las nuevas generaciones y que conozcan ese sonido.

-Hay una constante en vos de poner a dialogar ese pasado con el presente, forzar ese puente de cultura propia…

-Es que fue muy importante, y lo sigue siendo, apostar a que nuestra modernidad nazca de algo nuestro, de algo a lo que estamos conectados desde lo afectivo, sin necesidad de copiar a alguien de otra parte del mundo. Un estilo que porque soy atrevido llamé el rock de mi pueblo y otros lo llamaron tropipop.

-¿Y esta gira es una buena excusa para seguir poniendo este ejemplo a la vista?

-Claro, desde ese lado es que me encantó celebrar esto porque también es recordarle un poquito a la gente, cuál fue nuestro proceso. Yo oigo muchas cosas, por ejemplo, que Carlos Vives fusionó la música colombiana con el rock y no es así porque ya de por sí somos fusión. En Colombia somos africanos, somos americanos prehispánicos, somos mestizajes, somos África, somos de Europa, somos España y cualquier cosa que hagamos es fusión de culturas. Sí uno ve nuestra historia, siempre se nos hizo mirar hacia afuera y muy poco hacia dentro, sin entender que mirando hacia adentro podíamos formar parte del mundo porque es que el mundo está dentro de nosotros.

-No casualmente tu personaje del profesor Amaranto Molina en la serie de Disney “El club de los graves” defiende esas tradiciones. ¿Por qué te parece tan importante dar estas batallas culturales y simbólicas?

-En cada uno de los pueblos de cada lugar del mundo hay algo que sucede y que se crea pese a que, por otro lado, hay una cosa de la industria de querer uniformarnos. Pero tenemos tantas cosas para darle al mundo de todo lo que somos que allí hay una oportunidad increíble y un camino largo, como dice un famoso vallenato.