La estrella de rock de la literatura argentina encontró en los escenarios un modo de relacionarse intensamente con sus lectores. La reina del terror, Mariana Enriquez, vuelve con otro “stand up literario”, Mis extrañas compañías, un viaje sonoro en el que desplegará un mapa de sus influencias, hablará sobre sus obsesiones y compartirá los rostros y las voces que inspiraron sus cuentos y novelas con la guía de la periodista Romina Zanelatto y la musicalización de DJ Frantri. En el teatro Astros, en una única función que se realizará el próximo miércoles 7 a las 20 horas, regresarán los fantasmas de personajes, músicos, bandas, actrices, santos populares o figuras religiosas como la Angelita, Facundo, Nick Cave, San La Muerte, Asia Argento, Charlie Sexton, Einstürzende Neubauten y el Gauchito Gil que aparecen en la obra de la autora de Bajar es lo peor, Cómo desaparecer completamente, Los peligros de fumar en la cama, Las cosas que perdimos en el fuego y Nuestra parte de noche, entre otros libros. 

La escritora, que recientemente fue distinguida como “Graduada Ilustre” de la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata, agotó las más de 1700 localidades del Teatro Coliseo, donde debutó con No traigan flores, espectáculo que ya se presentó en Córdoba y llegará a Rosario el 12 de julio.

Enriquez aclara que Mis extrañas compañías no tiene la ambición de No traigan flores, donde la acompañaban el artista Alejandro Bustos y los músicos Horacio Hurtado y Pablo Ledesma. La ganadora del Premio Herralde de Novela con Nuestra parte de noche define a este nuevo experimento más como “una entrevista-paseo”, una charla con la periodista Romina Zanellato en la que repasará sus influencias literarias. En el teatro Astros, anuncia la editora del suplemento Radar, no habrá lecturas. En esta propuesta de “pequeño formato” no podía faltar la música y las referencias a películas que influyeron sobre ella y la han acompañado desde que empezó a escribir su primera novela, Bajar es lo peor, a los 19 años.

-¿Qué encontrás en esta especie de “stand up” literario sobre tu vida y tu obra que comparten “No traigan flores” y “Mis extrañas compañías?

-La verdad que presentarme a mí misma como personaje y a mi obra es otra manera de relacionarme con la literatura y con los lectores por fuera de lo habitual. A esta altura hay formatos que están un poco obsoletos o que personalmente me aburren. Como sé que hay muchos lectores que tienen ganas de charlar conmigo y de verme, me parece que estas presentaciones me sirven para no aburrirme y también me permiten darles a los lectores un poco más de entretenimiento también. Finalmente, leemos para pasarla bien. Entonces es como jugar, ¿no? Porque a veces siento que ciertos espacios de la literatura son un poco acartonados. Y además me aburro fácil, entonces necesito estímulos, hacer cosas diferentes con mi relación con los demás y con cómo presentar mi trabajo.

-Que la música es lo que más te interesa lo venís diciendo hace mucho. En “Mis extrañas compañías” están presentes Nick Cave, Charlie Sexton y Einstürzende Neubauten. ¿De qué modo ha impactado en tu escritura las canciones de Cave y Neubauten? ¿Cómo dialogan esas oscuridades musicales con tu propia oscuridad?

-Todo lo que escribo está relacionado con la música. La música me gusta más que la literatura, me interesa más que la literatura, me obsesiona más que la literatura. Yo escribo con música, me baso en canciones para armar situaciones, me fascina la mitología de los músicos para armar historias; muchos letristas importantes me influencian como autores también. Yo no considero que Nick Cave y Neubauten sea música oscura necesariamente. La música es lo que más me acompañó, incluso profesionalmente, entonces para mí tiene un lugar muy destacado en mi vida personal y en mi trabajo. La mitad de mis libros tienen títulos de canciones: Cómo desaparecer completamente es una canción de Radiohead; Este es el mar es un disco de The Waterboys que se llama This is the Sea; Las cosas que perdimos en el fuego es un disco de Low. Cómo desaparecer completamente tiene un epígrafe de Nick Cave y permanentemente se citan músicos en la novela. No sé qué decirte en cuanto a la relación con la oscuridad... La música oscura me pone contenta, la música triste es la música que me gusta. No tengo una relación desde lo desgraciado, sino más bien todo lo contrario, me produce una sensación de muchísima euforia. Escribir para mí es un momento de muchísimo placer en el que puedo hacerlo sobre cosas muy oscuras pero la estoy pasando muy bien. Soy una persona pesimista por naturaleza, así que moverme emocionalmente en un terreno de desesperanza es lo normal. No me bajonea para nada, me parece que es una lectura realista del mundo.

-¿Por qué la Angelita es el personaje que más fascina de todos tus cuentos? ¿Por qué “El desentierro de la Angelita” es como tu hit?

-No tengo la menor idea por qué a la gente le gusta tanto la Angelita. Yo supongo que es porque tiene humor y es muy visual, es un cuento que tiene su profundidad porque habla de los huesos abandonados, de los cuerpos sin hogar; el tratamiento con el que está hecho es absurdo y enloquecido; en su asquerosidad tiene muchísimo humor y me parece que ahí ocurre como una especie de alquimia de cosas donde se encuentra lo espantoso que te da muchísima risa y al mismo tiempo es muy serio. Pero la verdad por qué funciona, por qué a la gente le gusta, es un misterio absoluto y el que menos sabe por qué es el autor.

-¿Cómo ves hoy a personajes como Facundo y Narval de “Bajar es lo peor”? ¿Son algo así como el “big bang” de tu universo literario?

-Yo no volví a leer la novela, así que tengo un recuerdo muy vago y muy tierno de esos personajes cuando eran mis compañeros de adolescencia. No sé si fue un big bang literario, pero una pareja de dos chicos enamorados y trágicos es algo que me sigue atrayendo muchísimo como arquetipo y sobre lo que también sigo escribiendo. Más bien fueron una obsesión que necesité poner en palabras y lo que termina siendo con los años es una especie de inicio de uno de los tantos temas sobre los que me gusta escribir y sobre los que tengo la necesidad de escribir. Que tiene que ver con la cuestión queer, que también tiene que ver con la cuestión romántica, con los excesos, con la noche, con cierta vida al límite, con un montón de cuestiones que van desde los poetas malditos hasta justamente cierta mitología del rock y la androginia; un camino que va de la poesía de Baudelaire a Florence and the Machine. Bajar es lo peor es una novela que escribí en La Plata, pero que transcurre en Buenos Aires, pero no es una Buenos Aires real, es una Buenos Aires que yo me imaginaba porque venía muy poco, venía como escapándome, entonces es el espacio mítico de la ciudad, un espacio de libertad, toda una serie de cuestiones que siguen siendo temas, pero que los fui profundizando, cambiando, repensando. Un escritor no tiene tantos temas; lo que hace con los temas es refinarlos y retomarlos, pero siempre anda pisando un poco en el mismo terreno.