El Papa Francisco, de 86 años, fue operado de urgencia en el Hospital Gemelli de Roma, por un riesgo de obstrucción intestinal. Paso paso, cómo fue la intervención y cómo es la recuperación.

Según fuentes oficiales, la operación a la que fue sometido Francisco es debido a la agravación de los síntomas presentados por el Sumo Pontífice, indicó su equipo médico. En tanto que el director del servicio de prensa de la Santa Sede, Matteo Bruno, adelantó que tras ser intervenido, el Papa requerirá "varios días" de hospitalización.

En concreto, precisaron que la operación se había vuelto necesaria a causa de una hernia incisional que "provoca síndromes suboclusivos recurrentes, dolorosos y en vías de agravación”.

Qué es la laparotomía, la cirugía a la que se sometió Francisco

La laparotomía es una operación que tiene propósito de abrir y examinar el abdomen para tratar los problemas, en este caso, una hernia intestinal.

De este modo, se busca retirar la víscera, si es que está en la hernia. De lo contrario, se busca cerrar el orificio y se coloca una malla de contención para que no se vuelva a debilitar la zona.

Según expertos, se debe tener en cuenta que la hernia se da cuando hay una "pérdida de domicilio" de alguna visera abdominal, umbilical o inguinal, se debilita la pared y ejerce presión tratando de traccionar para exteriorizarse.

Si la hernia no se trata, se corre riesgo de que la víscera ya no pueda regresar a su lugar habitual intraabdominal. Cuando esto se produce, el dolor se torna muy intenso y la cirugía se debe realizar de manera urgente.

La salud del Papa

En julio de 2021, el Papa tuvo que ser internado unos diez días en ese mismo hospital para someterse a una operación del colon, en la que se le extirpó una parte del mismo. Según dijo, sufrió "secuelas" de la anestesia.

A fines de marzo, Francisco, elegido papa en 2013, tuvo de nuevo que ser ingresado en el hospital Gemmeli por una infección respiratoria que requirió antibióticos.

Jorge Bergoglio padece también dolores crónicos de rodilla, que lo obligan a desplazarse en silla de ruedas o con ayuda de un bastón.

El jefe de la Iglesia católica tuvo igualmente que anular sus citas previstas el 26 de mayo por un estado febril, que no requirió ingreso hospitalario. Al día siguiente retomó sus compromisos.

La salud de Francisco alimenta especulaciones sobre una posible renuncia. En varias ocasiones dijo que se plantearía dimitir -como hizo su predecesor Benedicto XVI, fallecido el 31 de diciembre- si su salud así lo obligara, pero recientemente negó que pensara en dimitir.

Pese a todo, Francisco mantiene su programa de viajes. A inicios de agosto tiene previsto visitar Lisboa con motivo de las Jornadas Mundiales de la Juventud, y en septiembre tiene agendados sendos viajes a Mongolia y Marsella, en el sur de Francia.