Líderes y gobernantes de diversos países árabes y musulmanes criticaron a las autoridades de Suecia por autorizar una manifestación en los alrededores de una mezquita en Estocolmo, en la que un iraquí radicado en el país europeo quemó una copia del Corán, el libro sagrado del islam.
La Policía había concedido el permiso para realizar la protesta, en el marco del respeto al derecho de libre expresión. El hecho ocurrió en momentos que musulmanes conmemoraban el Aid al Ada, la fiesta del sacrificio. En consecuencia, decenas de manifestantes iraquíes irrumpieron brevemente en la embajada de Suecia en Bagdad, a modo de protesta (foto), hasta que llegaron las fuerzas de seguridad.
Comunicado del gobierno de Irak
El Gobierno iraquí publicó un comunicado en el que condenó la quema del Corán: "Estas acciones demuestran un espíritu de odio y agresividad contrarios a los principios de libertad de expresión", señaló. "No solo son racistas, sino que promueven la violencia y el odio", agregó. El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, advirtió que "insultar a los musulmanes no es libertad de pensamiento", al tiempo que cargó contra la "arrogancia" occidental y prometió reaccionar "de la manera más contundente", informó la agencia de noticias oficial turca Anatolia.
Por su parte, el vocero del Ministerio de Exteriores iraní, Naser Kanani, tildó la decisión del Gobierno sueco de "provocativa e inaceptable" y destacó que "allanó el camino a la profanación de un objeto sagrado, especialmente en un momento que coincide con días sagrados para la 'umma' (comunidad musulmana)".