La escena viene dando vueltas hace un tiempo: Tom Cruise conduce una motocicleta y se lanza desde una montaña a un valle en algún lugar de Noruega; tras unos momentos que rompen los nervios, finalmente abre su paracaídas. Mientras su moto se estrella contra las rocas más abajo, él se eleva para caer suavemente. Paramount filtró el video seis meses atrás, para estimular aún más el apetito por el lanzamiento de Misión Imposible: Sentencia mortal, parte 1, a estrenarse el próximo 13 de julio. Cruise lo ha definido como su acrobacia más espectacular de la película, y "la cosa más peligrosa que haya intentado en mi vida".

Han pasado 27 años desde el estreno de la primera Misión: Imposible en 1996, y Cruise aún está interpretando al intrépido héroe Ethan Hunt. Esa es una durabilidad fuera de toda escala; si viviera en Londres, Cruise, que hoy tiene 60 años, podría calificar para viajar gratis en el ómnibus. Pero sigue ejecutando sus propias escenas acrobáticas, algunas realmente demenciales. Como punto de comparación, entre 1962, la fecha en que se estrenó la primera película de James Bond El satánico Dr. No, y 1989, el año de 007 con licencia para matar, cuatro actores diferentes -Sean Connery, George Lazenby, Roger Moore y Timothy Dalton- aparecieron como el agente británico, y un quinto (Pierce Brosnan) estaba a punto de tomar el personaje.

La película de 1996 fue un punto de inflexión en la carrera de Cruise, su primera producción netamente de acción. Fue también el debut en el largometraje de su compañía Cruise / Wagner Productions, que dirige con la productora Paula Wagner. Fue el momento en el que la estrella juvenil de Negocios riesgosos (1983) y Top Gun (1986) decidió crecer. Estuvo involucrado en cada aspecto de la producción, y rebajó su popio salario para asegurarse de que encajara en el presupuesto.

Las seis películas ya estrenadas de la franquicia Misión: Imposible se convirtieron en máquinas de producir billones. La estrella convertida en productor las desarrolló en la misma forma concienzuda, cuidando cada microdetalle, lidiando con cada extravagante problema que se iba enfrentando. En la primera, por dar un ejemplo, los productores tuvieron que hacer frente a boicots organizados en Alemania por la rama juvenil de la Unión Cristiana Democrática, por la asociación del protagonista con la Cientología.

La serie de films le ha permitido al actor y productor tomar decisiones muy audaces con respecto a otros roles de su carrera. Pudo ser capaz de moverse de esas áreas y aparecer en cosas como Ojos bien cerrados, el erótico film de misterio cercano al cine arte estrenado por Stanley Kubrick en 1999. Lo hizo con la seguridad de saber que si incluso eso lo sacaba de circulación por una pequeña eternidad y producía un resultado comercial modesto, podía restaurar su reputación entre la audiencia masiva encarando una nueva aventura de Ethan Hunt.

Como ha sido bien relatado, Misión Imposible: Sentencia mortal, parte 1, el séptimo y más reciente titulo de la franquicia, sufrió retrasos monumentales que ni incluso Cruise podía prever. La película comenzó a filmarse hace tres años, pero la producción debió cancelarse durante la pandemia. En diciembre de 2020, Cruise fue filmado gritándole furioso a los técnicos de un set en los estudios Leavesden de Hertfordshire que habían roto las regulaciones de distanciamiento social, amenazándolos con despedirlos. Fue ridiculizado por su berrinche, pero también se le dio crédito por estar en "una misión para salvar vidas", como describió la revista Empire.

En el pico del covid, un momento en el que la industria global estaba tambaleando, Cruise probó que era posible seguir haciendo películas. Se aseguró de que la filmación de Sentencia mortal continuara. Entonces, el verano pasado, cuando el público aún tenía dudas sobre volver a las salas de cine, viajó por todo el mundo promoviendo su otra película largamente demorada, Top Gun: Maverick, con tal espíritu de cruzado que la convirtió en otro éxito de taquilla. "Le salvaste el culo a Hollywood, y quizás hayas salvado la distribución en cines", lo aduló Steven Spielberg en un almuerzo del Oscar a comienzos de este año.

En las últimas tres décadas, Cruse se ha vuelto tan indeleblemente ligado a la franquicia de Misión: Imposible que se hace fácil olvidar cuán poco adecuado para él parecía originalmente el proyecto. Fue adaptado de la serie televisiva de la cadena CBS que se mantuvo al aire entre 1966 y 1973. El punto principal de la Misión: Imposible de televisión era el equipo. Era una serie dramática coral, enfocada en un grupo de espionaje secreto al servicio del gobierno. Desde la segunda temporada, la estrella era el pulcro Peter Graves, con su pelo platinado, pero Martin Landau, Barbara Bain, Greg Morris y Peter Lupus también tenían personajes importantes.

En 1993, Paramount necesitaba hacer algo dramático para retener a Cruise. Tras el éxito del thriller de abogados Sin salida (Sydney Pollack, 1993), ya se había convertido en la estrella más rentable de Hollywood. Como señaló en ese momento la revista especializada Variety, los ejecutivos del estudio empezaron a "buscar desesperadamente entre sus propiedades para encontrar un proyecto infalible estilo franquicia para Cruise". Misión: Imposible era una carnada con un potencial sustancioso. Era un período en el que otras estrellas también estaban apareciendo en películas inspiradas en dramas de la pantalla chica. Harrison Ford aparecía en El fugitivo (1993) y Mel Gibson era el protagonista de Maverick (1994).

De pequeño, Cruise había visto Misión: Imposible, y le gustaba. De todas maneras, no parecía encajar naturalmente para un spinoff en la pantalla grande. Era el joven maravilla de Hollywood, temerario y algo dientudo, no un modelo del espía endurecido en un drama turbio y cerebral que involucraba operaciones clandestinas del gobierno estadounidense en Europa.

Brian De Palma fue seleccionado como director luego de que Cruise lo conociera a través de Spielberg. Tras una cena con los dos directores, el actor volvió a su casa y maratoneó casi todas las películas de De Palma en una sola pasada. Y entonces le ofreció el trabajo. A cierto nivel, fue una decisión astuta. El premiado realizador detrás de Los Intocables (1987), Pecados de guerra (1989) y Carlito's Way (1993) era un autor con voluntad fuerte, que no iba a preocuparse por molestar a los fanáticos de la serie original. La contra era que, precisamente, tenía una personalidad demasiado fuerte como para simplemente trabajar como mano de obra contratada.

Hay cierto sinsentido y crueldad en el modo en que casi todos los actores de reparto del equipo de la Fuerza Misión Imposible son despachados tan temprano en la película. "Yo dije que lo primero que teníamos que hacer era matar a todo el equipo", observó más tarde De Palma, sobre su política de tierra arrasada hacia los otros espías de la historia.

De manera célebre, Alfred Hitchcock había hecho acuchillar hasta la muerte a Janet Leigh apenas 45 minutos después de comenzada Psicosis (1960), pero De Palma se saca de encima a Emilio Estevez, Kristin Scott Thomas e Ingeborga Dapkūnaite mucho más rápido. En las primeras escenas, sus personajes aparecen con una impronta fuerte. Se los muestra trabajando juntos en una misión en Ucrania, y luego son informados por su jefe Jim Phelps (Jon Voight) mientras se preparan para su siguiente asignación en Praga. Los espías son queribles, llenos de recursos y atractivos, pero eso no detiene a De Palma a la hora de descartarlos sin piedad. Uno es empalado desde la cabeza por un poste. Otro es mortalmente acuchillado. Mueren de manera operística, limpiando el escenario para que lo que comienza como una película con múltiples personajes se pueda convertir en un vehículo para Cruise.

Aquellos asociados con la serie televisiva estaban horrorizados. En entrevistas, Graves expresó su consternación porque el líder de misión Phelps, que él había interpretado de manera incondicionalmente heorica, ahora fuera retratado de manera tan oscura por Voight. "Lamento que los productores hayan elegido llamarlo Phelps", se quejó, sugiriendo que un nombre diferente habría sido más apropiado. Graves opinaba que el Phelps de Voight no tenía nada que ver con el que él había representado. Una lectura alternativa es que después de todos esos años trabajando en las sombras para el gobierno estadounidense con una paga tan pobre, Phelps simplemente se había corrompido.

Su coprotagonista Landau estaba igualmente furioso por la decisión de destruir al equipo de Misión: Imposible. A De Palma no le importó. Había firmado para hacer la película por una razón específica. "Estaba determinado a hacer un gran éxito", le admitió a sus colegas realizadores Noah Baumbach y Jake Kasdan cuando en 2015 hicieron un documental sobre él. De Palma sabía que, para que ello sucediera, Cruise tenía que estar en la mayor cantidad posible de escenas.

Una de las fascinaciones perdurables de Misión: Imposible tiene que ver con los roces entre la estrella y el director. Hay varios relatos que señalan que no se llevaron para nada bien, aunque no está claro por qué se pelearon. Algunos aseguran que Cruise se resistía a hacer la escena en la que Ethan es casi ahogado cuando estalla un acuario en un restaurant.

Cruise y De Palma en la primera película.

No ayudó que el guión fuera trabajado una y otra vez, aun cuando la filmación ya estaba en curso. Estuvo involucrado un pequeño ejército de escritores, como David Koepp -cuyos créditos van de Jurassic Park a Indiana Jones y el Dial del Destino-, Steven Zaillian, luego más conocido por La lista de Schindler, y Robert Towne, de Chinatown. A pesar de los mejores esfuerzos de esos guionistas, la trama es bastante chirriante. Está allí simplemente para unir las escenas de acción en el corazón de la película. Hay momentos desconcertantes en los que Ethan, un maestro del disfraz, se pone y saca máscaras y cambia su identidad. Todos están en la búsqueda de un diskette que contiene la llamada "lista NOC" de agentes secretos encubiertos.

Con todos sus artilugios, esta sigue siendo una película cien por ciento De Palma, que explota con sus usuales adornos de director. De la escena de interrogatorio meticulosamente coreografiada que abre la película a los continuos juegos de manos y golpes de efecto, explosiones en cámara lenta, escenas en las que los sueños y la realidad parecen borronearse e incluso el lápiz de labios color rubí que luce Scott Thomas y que combina con la sangre de su herida, todo ello es una reconocible muestra de identidad del director. De manera milagrosa, también tiene éxito como película de acción de Cruise. Los críticos señalaron las muchas referencias a Hitchcock. La revista Sight and Sound la llamó "una explosión de placeres", la comparó con Intriga Internacional y alabó a De Palma por hacer que la historia encajara con el tempo imlacable de la famosa canción central compuesta por Lalo Schifrin, regrabada para la película por Adam Clayton y Larry Mullen de U2.

Tampoco hizo mayor problema que Cruise demandara más espectáculo, mientras el intelectual director luchaba por un mayor énfasis en el desarrollo de personajes. En una entrevista de 1998 con la revista Premiere, De Palma insistió en que él había sido el que más fuertemente se opuso a la magnífica, wagneriana persecución en helicóptero, tren y un túnel que finaliza la película. 

Misión: Imposible es un ejercicio de pastiche, pero es un pastiche glorioso. La secuencia en la que el Ethan de Cruise se cuelga estilo araña en los cuarteles centrales de la CIA en Langley, Virgina, está inspirada en el atraco del thriller francés Rififí (1955), en el que los ladrones atraviesan el techo del departamento que están robando. El toque De Palma, sin embargo, es el primer plano de la gota de sudor que Cruise atrapa en la palma de su mano: si toca el piso se dispararán las alarmas.

"Una de estas es suficiente", le dijo un exhausto De Palma a Cruise cuando el actor le pidió hacer una secuela. Luego de que se excusara de seguir, John Woo, J. J. Abrams, Brad Bird y Chris McQuarrie se convirtieron en los directores de las siguientes instalaciones de la franquicia.

Desde 1996, el tono de las películas ha cambiado de manera notable. El temible Ving Rhames aún está allí como Luther, el confiable compañero de Ethan, pero la mayoría de los demás actores ya no están. Las películas se han vuelto más ligeras, e incluso algo autoparódicas. Las acrobacias son asombrosas, pero lo que no se encuentra es ese filoso toque cinematográfico que De Palma le dio a la franquicia. Ya nadie compara a Misión: Imposible con Alfred Hitchcock.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.