Apenas se cerró la primera etapa de una disputa que tendrá su batalla final en octubre con las elecciones legislativas. Y si bien hay ganadores y perdedores, también se puede decir que nada está definitivamente cerrado y que, en dos meses, el escenario puede sufrir todavía modificaciones importantes. Entre otros motivos porque lo transcurrido hasta la PASO ha sido una suerte de esgrima de posicionamiento de los candidatos pero sin que haya debate a fondo de ideas. Y en esto hay que reconocerle –una vez más– los méritos al oficialismo gobernante que logró desplazar de la agenda aquellas asuntos que le resultan más incómodos. Comenzando por las cuestiones relativas a la economía un rubro en el que el gobierno no está recogiendo buenos frutos y sobre el que, tanto funcionarios como candidatos, prefieren no pronunciarse mientras siguen prometiendo éxitos futuros. 

Cualquiera sean los números finales, a la hora del cierre de esta nota los datos indican que el macrismo sale fortalecido de las PASO y con ello no solo se allana su gestión sino que es probable que se refuercen los principales lineamientos de lo hecho hasta ahora. Con este panorama el gobierno intenta “nacionalizar” los resultados con la intención de fortalecer su posición. Sin embargo no habría que perder de vista  que se trata en una elección de medio término en la que tiene valor el resultado de cada una de las provincias en sí mismas, sopesando lo que cada distrito aporta al escenario nacional. Esto para decir lo obvio: que no todas tienen el mismo peso –porque aportan distinta representatividad legislativa– ni tampoco igual valor simbólico. Por eso los ojos se centraron en la provincia de Buenos Aires, primero, y luego en los distritos más importantes como Córdoba, Santa Fe y Mendoza. En algunas provincias, como Santa Cruz y San Luis, resultan sumamente significativos los triunfos del oficialismo nacional. 

Dentro de un escenario donde se abren muchas preguntas, está claro que después de casi dos años de gestión Cambiemos ha logrado constituirse como fuerza nacional y consolidar votos por encima de los logrados en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2015. Dicho esto sin analizar aun si esto supone lisa y llanamente un reconocimiento de la ciudadanía a la gestión oficial o una extensión todavía provisoria del crédito que se le abrió al gobierno hace poco menos de dos años.

En medio de un escenario donde no caben las sentencias categóricas algo se puede afirmar. La división de la oposición en la provincia de Buenos Aires favoreció al oficialismo. Aunque desde las filas opositoras –llámese Unidad Ciudadana o Cumplir– habrá mutua asignación de responsabilidades por no haber podido constituir un único frente. Un fuerte debate –probablemente más duro que el sostenido hasta ahora– se prolongará en el peronismo para definir liderazgos de cara a reagrupar fuerzas con alguna chance en vista a las presidenciales de 2019.

Y si bien el massismo sigue vigente como fuerza, parece más incierto el futuro del propio Sergio Massa en sus aspiraciones presidenciales. Quedó claro que la apuesta de Randazzo está también orientada a las presidenciales de 2019. El piso que le sirve de punto de partida parece, a primera vista, muy bajo. Dicho todo esto sin dejar de advertir que el escenario político de la Argentina siempre está lleno de sorpresas. 

También de cara a la carrera presidencial se abren nuevas opciones en el oficialismo. No solo María Eugenia Vidal puede aspirar a suceder a Macri (siempre y cuando el Presidente no insista en su reelección), sino que Elisa Carrió puede ser ahora también una eventual candidata de Cambiemos. 

Tal como se dijo los temas económicos no alcanzaron centralidad durante la campaña, más allá de que la ex presidenta Cristina Fernández intentó, como parte de su estrategia, exhibir a las víctimas del plan económico del gobierno. De aquí a octubre no sería extraño que el debate revierta sobre la realidad económica, sin dejar de lado una cuestión central como la desigualdad y la calidad de vida de las personas. Antes o después y a la luz de respaldo político obtenido, el macrismo insistirá en las reformas laboral, previsional e impositiva. Otra pregunta que queda abierta es cómo reaccionarán ante ello los perjudicados y sus organizaciones sociales, gremiales o de pequeños empresarios y productores.