Hace quince días que Santiago Maldonado desapareció y todavía no hay respuesta. Desde el Gobierno nacional acusaron a los mapuches, fogonearon operativos policiales para buscarlo en Entre Ríos, pusieron en duda la permanencia del joven en Esquel, todo bajo el amparo de los medios de comunicación dominantes. Desde el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires dieron una vuelta de tuerca al intento de ocultamiento de esta tragedia en democracia: mandaron a sus cuadrillas a cubrir las pintadas que claman por la aparición con vida del artesano de 28 años que fue visto por última vez mientras la Gendarmería lo apresaba en medio de la represión a una protesta mapuche por la detención de Jones Huala. 

La foto que ilustra esta nota muestra al trabajador con el chaleco amarillo de "Vamos Buenos Aires" cumpliendo con la tarea que le mandaron. La tarea no fue sólo en los monumentos históricos con los que se algunos intentaron justificar la orden de invisibilización sino en todas las paredes. En una sede del Ministerio de Desarrollo Social, situada en Entre Ríos y Pavón quedó registro de la tarea aún inconclusa.

Apelan a la pintura para hacer desaparecer también el reclamo.

Arnaldo Pampillon