Oppenheimer 6 puntos

Reino Unido/Estados Unidos, 2023

Dirección: Christopher Nolan

Guión: Kai Bird, Martin Sherwin y Christopher Nolan

Duración: 180 minutos

Intérpretes: Cillian Murphy, Emily Blunt, Matt Damon, Robert Downey Jr., Florence Pugh, Josh Hartnett, Rami Malek, Kenneth Branagh, Casey Affleck, Gary Oldman, James Remar, Tom Conti.

Estreno: Disponible en salas comerciales en copias digitales y Sala Lugones en 35 mm.

Puede decirse con seguridad que con Oppenheimer, su nueva película, el británico Christopher Nolan no solo buscó conmover y desafiar al espectador. Al fin y al cabo, para bien o para mal, ese ha sido su objetivo en sus once largos previos. Además puede pensarse que detrás de ella, de lo trascendente del tema que aborda y del carácter decisivo que su personaje ha tenido en la historia de la humanidad, Nolan también realiza, quizás por primera vez en su carrera como director, una apuesta abierta a convertirse en la estrella de la próxima entrega de los premios Oscar, en marzo de 2024.

Por un lado, se trata de su primer trabajo “serio” desde Dunkerke (2018), el único por el que recibió una nominación a Mejor Película, toda una señal en sí misma. Una “seriedad” que debe entenderse, vale aclarar, en los términos de Hollywood, donde dramas personales, personajes conflictuados y escenarios emocional y éticamente complejos (como la guerra) le suben puntos a las aspiraciones de las producciones que los abordan, de cara a la temporada de premios. Y Oppenheimer, basada en la vida del físico J. Robert Oppenheimer, líder del Proyecto Manhattan y virtual padre de la bomba atómica, cumple con cada uno de esos requisitos.

Las aspiraciones se sustentan en algunas certezas. Oppenheimer narra, con la exhaustividad que le permiten sus tres horas de duración, la vida de su protagonista, con foco en su labor al frente de la iniciativa que consolidó a Estados Unidos como potencia militar tras la Segunda Guerra Mundial. Además, Nolan no se priva de hacerlo sobre una estructura temporal imbricada, marca registrada de su filmografía. Pero, aunque recurre a un complejo montaje paralelo en el que se cruzan tres líneas (antes, durante y después del Proyecto Manhattan), nunca se vuelve un laberinto de tiempo, como la mayoría de sus películas.

El elenco cumple con las expectativas creadas, redondeando una labor colectiva sólida, en el que muchas estrellas giran con la eficacia de electrones en torno del átomo que encarna Cillian Murphy, protagonista omnipresente. Pero si bien Oppenheimer nunca se empantana desde lo narrativo, también es cierto que Nolan no puede gobernar su espíritu barroco. Solo que, habiendo decidido no expresarlo a través de la estructura del relato, este acaba por desbordarse en otro lado. 

En primer lugar, en la banda sonora. No solo porque la música incidental muchas veces se vuelve un estorbo, sino porque la partitura de ruiditos, chasquidos y explosiones acaba saturando la experiencia. Es cierto que sirve para darle relevancia al silencio, elemento vital en un momento clave del relato, pero así y todo el desbalance es notorio. Lo mismo ocurre con ciertas escenas donde lo “metafórico” es expresado de un modo tan burdo que molesta. Nolan se olvidó, de nuevo, que a veces menos es más.