La cuna de la Independencia quiere ser un espacio para dar a conocer nuevas voces y fogonear la literatura tucumana. El 7° Festival Internacional de Literatura Tucumán (FILT) empezó este viernes y se extenderá hasta el domingo 23 en el Museo de la Universidad Nacional de Tucumán (San Martín 1545), excepto el sábado a la noche que se realizará en la Facultad de Derecho (25 de mayo 474). 

En el FILT dialogarán los escritores de otras provincias y países que visitarán la ciudad más grande del norte argentino, Martín Rejtman, Juan José Becerra, Martín Kohan, Tamara Tenenbaum, Laura Wittner, Osvaldo Baigorria, Alexandra Kohan, Inés Bortagaray (Uruguay) y Dani Umpi (Uruguay), con los autores tucumanos y del noroeste, María Lobo, Denise León, Diego Puig, Exequiel Svetliza, Carmen Perilli, Carlos Alsina, Florencia Méttola y Natalia Zanotta, entre otros. En la apertura de esta edición habrá un homenaje al reconocido escritor tucumano Eduardo Rosenzvaig (1951-2011) con la presentación de las reediciones de El sexo del azúcar (Humanitas), La espalda de la libertad (La papa) y la publicación del inédito Río de gelatina (La papa).

El FILT --que en esta edición cuenta con el apoyo del gobierno de la provincia de Tucumán y el ministerio de Cultura de la Nación-- está organizado por los escritores Blas Rivadeneira, Ezequiel Nacusse y Sofía de la Vega. “Los desafíos principales de un festival en Tucumán tienen que ver con lo económico y con el acceso sencillo a ciertos recursos, dificultades dadas por las distancias y por la poca organización federal del país”, plantea Rivadeneira a Página/12. “Organizar un festival en el norte también tiene sus ventajas. Tucumán es el polo cultural del NOA y concentra una gran cantidad de artistas, músicos, escritores y público que participa de este tipo de actividades -aclara Nacusse-. El objetivo del FILT es generar un intercambio real y dinámico entre los invitados de afuera y los tucumanos. Durante los días del Festival se genera un ambiente comunitario y abierto, que recuerda la dinámica de los salones literarios, priorizando la camaradería y los debates intensos”.

De la Vega cuenta que la intención del FILT es poner en el centro literario a escritores tucumanos como Inés Araoz, Eduardo Perrone (1940-2009), Elvira Orphée (1930-2018), Hugo Foguet (1923-1985), que quizá “no tuvieron la visibilidad de otros escritores” como Tomás Eloy Martínez (1934-2010). “Nos parece importante destacar que el homenaje a Eduardo Rosenzvaig es desde Tucumán con publicaciones realizadas por editoriales tucumanas que están buscando recuperar una tradición literaria diezmada por la dictadura de los setenta. El FILT busca proyectar al medio nacional a escritores que, cómo Rosenzvaig, vivieron toda su vida en Tucumán e hicieron de la provincia su material literario”.

La poeta Denise León (Tucumán, 1974) dice que si la literatura tucumana existiera sería “una maquinaria bastante cosmopolita o ligada a pulsiones externas, a pesar de que, desde el centro del país, han preferido examinarla o ligarla a una especie de interioridad tradicionalista”. La autora de Poemas de Estambul, El trayecto de la herida y Árbol que tiembla, entre otros libros, aclara que el hecho de que en los últimos años hayan florecido editoriales locales empujadas por gente joven y no tan joven, que haya revistas, ferias de editoriales o festivales de literatura habla de la multiplicidad de lo que se está produciendo ahora mismo en Tucumán. “La tradición es como un carozo. Hay todo un conjunto de prácticas, de lecturas, de materiales que las escritoras y los escritores nos llevamos a la boca, pasamos por el cuerpo, saboreamos y después escupimos para irnos a hacer cada quien sus cosas. Siempre estamos hablando con los muertos, con el pasado pero, al mismo tiempo, no hay manera de heredar sin transgredir, ¿no?”, sugiere León y precisa que más que buscar rasgos comunes entre los poetas o los narradores locales le interesa pensar en vínculos, en redes, en familias. “En la literatura tucumana, como en cualquier otra, existen comunidades imaginadas, sistemas de envíos, lazos que se construyen del mismo modo en que construimos una casa: impulsados por el deseo, pero también limitados por nuestras posibilidades materiales”.

Para María Lobo (San Miguel de Tucumán, 1977) los festivales son una buena oportunidad para repensar categorías establecidas. “Siempre es bueno volver a reflexionar si la literatura refleja o no el lugar de origen de un autor o autora, y si es posible hablar de una literatura tucumana que habla de lo tucumano, o más bien habría que pensar en la obra literaria como un objeto que se despega del lugar y que propone ideas. Yo creo que no hay literaturas tucumanas o cordobesas, por poner dos geografías. Los autores nos situamos en el espacio de la cultura, y desde allí hacemos lo que podemos y queremos con las ideas de orden que están en ese campo cultural. Entonces ahí nos encontramos con otras referencias: libros que adhieren a las ideas dominantes y trabajan en torno a ellas, y otros que parecen moverse por fuera de esas modas”, reflexiona la autora de las novelas San Miguel, El interior afuera y Los planes. “Hoy veo que un mandato fuerte es el que describió Nicolás Mavrakis hace algunos días, en una reseña sobre la última novela de Julian Barnes. Mavrakis plantea que hoy se ve con bastante claridad una fórmula que amalgama la transcripción de hechos vividos que hayan sido traumáticos con un tono de autorreferencia y autocompasión. Coincido en que eso es una de las tantas ideas dominantes del campo literario actual”.

Lobo agrega que una literatura rupturista sería la que trabaja por fuera de esa clase de mandatos y menciona una obra que se reeditó recientemente en Tucumán, la novela La espalda de la libertad, de Eduardo Rosenzvaig, que parte de un hecho ocurrido (la discusión sobre el emplazamiento de la estatua de la libertad de Lola Mora), “pero que se despega totalmente de las exigencias del mercado actual y lleva la historia hacia otro lugar”. Aunque fue publicada en 1993, para la escritora se trata de una intervención a un campo y a un estado de cosas. “Para intervenir se necesita eso, estar de un modo otro, no importa cuándo ni dónde”.