Jazmín Stuart es una actriz bien conocida en el mundo del cine y la televisión. En el segundo caso, participó en ciclos tan disímiles como Verano del ‘98 y Mujeres asesinas. En cine, trabajó en películas muy diferentes gracias a su genuina versatilidad. Y no sólo estudió teatro sino también dirección de cine en la FUC y ya dirigió películas como Desmadre (2012, junto a Juan Pablo Martínez), Pistas para volver a casa (2015) y Recreo (2018, junto a Hernán Guerschuny). 

Ahora, Stuart vuelve al rol de actriz en la piel y el uniforme de una oficial de policía que regresa a la Patagonia para cuidar a su madre. Sin embargo, el asesinato de la hija de una vieja amiga la lleva a involucrarse en un caso que parece ser ignorado por todos y que esconde los oscuros secretos del lugar, poniendo su vida y la de su propia hija en peligro. El film es Fragmentada, lo dirigió Facundo Escudero Salinas, y se estrena este jueves 3 de agosto.

"Me gustó el guión, también me gustó que sea una película de género que pertenezca al universo del thriller y del suspenso, pero que tenga una protagonista mujer, y me daba curiosidad y me entusiasmaba la idea de explorar eso", comenta Stuart en diálogo con Página/12. La cautivó el personaje: "Una mujer policía, madre soltera, un poco impulsiva, políticamente incorrecta por momentos en sus procedimientos". 

Pero desde una mirada más global a la actriz también le interesaba el film porque "habla de temáticas que me generan resonancia como la violencia machista, el feminismo en el caso de una red de mujeres que se unen y se protegen hasta las últimas consecuencias, el tema de lo que manifiesta a nivel medioambiental, como las empresas privadas y el extraccionismo, la connivencia con ciertas áreas gubernamentales; también habla de comunidades indígenas, de la persecución a los pueblos originarios". Stuart se interesó por todas esas temáticas "con personajes muy bien construidos y también por esta cuestión vincular de una familia de mujeres".

-Algo destacable de la película es que tiene la particularidad que las mujeres son protagonistas. Es muy valorable porque, a veces, el policial no tiene una mirada respetuosa sobre el género femenino.

-Sí, a mí me está pasando en los últimos años de tener muchos roles de mujeres aguerridas, que manejan la violencia, que se hacen cargo de su propia violencia y eso me lleva a mí a tener que entrenar y aprender a manejar armas de fogueo, y aprender a coreografiar peleas físicas. Hay algo de aquella figura del héroe de acción que veíamos en el pasado siempre interpretado por un varón, y hoy está siendo interpretado por mujeres. Y me parece que es interesante porque, además, cuando se hace con cierta inteligencia estos roles heroicos femeninos, mujeres de armas tomar, si está bien contado tienen un doblez muy frágil y sensible. Y eso hace que los personajes se vuelvan más tridimensionales y más ricos.

-Hay también una mirada que atraviesa tres generaciones, ¿no?

-Sí, totalmente. La película tiene algo interesante porque estas tres mujeres (abuela, madre, nieta) parecen tener como una especie de destino trágico impreso porque hay algo repetitivo (no lo quiero spoilear) generación tras generación. Y hay algo interesante también cómo entre ellas hay secretos, pero aunque no se cuenten las historias del pasado, hay algo que aparece igual, que está como en la sangre, en la naturaleza de la familia, de la estirpe de estas mujeres.

-¿Cómo conectaste con tu personaje?

-Tratando de tener muy presente el pasado. El pasado del personaje es algo que el espectador va descubriendo de manera muy dosificada a lo largo de la película y trataba en cada escena, más allá de la información que el espectador tuviere en cada instancia, de yo sí estar muy consciente de la historia de esta mujer, por qué hace lo que hace, por qué se acoraza como se acoraza, por qué a veces está nublada y enojada y no puede conectar con los demás, de dónde viene todo eso. Me armé la historia bien clara para no perder ese hilo.

-¿Cómo describirías a esta policía, una profesión que muchas veces es cuestionable en la vida real?

-No entré en ese debate interno sino más bien traté de ser cuidadosa, porque tenemos muchas referencias de personajes femeninos policías en películas extranjeras, pero no tenemos tantas mujeres policías como personajes en la ficción argentina. Entonces, traté de ser cuidadosa con eso y también entender que ella en el arranque de la película está con el uniforme puesto, y la acaban de sancionar, la removieron de su puesto. Está en una situación muy específica respecto de su trabajo, pero después cuando viaja al sur a cuidar a la madre y termina involucrada en la investigación de un caso que le resulta cercano, ya no es tanto una policía. Siento que es más esa mujer que es amiga, madre, hija. Por supuesto que investiga desde sus conocimientos como policía, pero me parece que ahí lo que la impulsa es otra cosa. Siento que no es una película sobre una mujer policía, es una película sobre una mujer.

-En cuanto a su personalidad, ¿es una mujer que aparenta dureza pero tiene cierta fragilidad?

-Sí, eso fue un trabajo muy específico que hicimos con Facundo de encontrar esas capas en el personaje y que esa fragilidad se vaya desvelando muy de a poco porque es una mujer que aprendió a esconder todo eso. La decisión era cómo íbamos abriendo ese otro lado del personaje de a poco. Pero lo interesante es que el personaje por dentro es muy sensible y muy frágil.