¿Cómo le va, lector, como anda?  ¿Qué cuenta? Porque, la verdad, estos últimos días, todos, todas y todas, nos la pasamos contando. Sí, lector, contando votos,. contando versiones, contando segundos, contando mentiras, contando billetes, contando angustias, penurias y alegrías. Contando chistes. Contando posibilidades de entrar o no al poder legislativo. Contando boletas de diferentes o del mismo partido. Contando globos. Contando lo que uno pidió de regalo para el día del niño. Contando al sol como la cigarra, si se me permite la chanza.

Estamos en época de cuentos, cuentas y recuentos, lector, porque el pueblo supo votar, o al menos, hizo como si supiera. O bien, ensayó en agosto, para no equivocarse el día de estreno, en octubre.

Menos mal.

Porque después del ensayo, uno puede ver qué cosa le salió bien, qué le salió mal,  y sobre todo, qué escena hay que sacar de la obra para que el público no salga corriendo de la sala a vomitar al baño del teatro. Porque ¡mire que pasaron cosas, eh!

Hay quienes comparan a este gobierno con el de De la Rua, y si se refieren al plan económico, no están del todo errados. Un afiche podría decir: “¡De los productores de “Blindaje”, “Megacanje”, “Endeudándose hasta el escroto” y “Si hay pobreza, que no nos importe”, llega ahora “Cantando bajo la lluvia de inversiones” “¡Que nos quiten lo importado!” “Trenes rigurosamente sincerados”  “Te saco los subsidios, te saco los medicamentos gratis, y si no me gusta tu voto, también te lo saco” 

Pero la famosa frase “Dicen que soy aburrido” Mauricio no la podría decir. Nadie se la creería. ¡Y miren que le creen cada cosa!

Le creyeron

  • Que no iba a devaluar
  • Que no iba a cerrar fábricas
  • Que el dólar iba a estar cerca de los 10 pesos ( si hacían las cosas bien
  • Que nadie iba a perder lo que ya tenía ( su puesto de trabajo, por ejemplo)
  • Que no se iban a conculcar derechos ( a manifestar libremente sin ser reprimido, por ejemplo)
  • Que se iba a terminar con la corrupción ( quizás lo que se hizo fue llevarla a Panamá sin que nadie se de cuenta)
  • Que se iba a mantener el Futbol Para Todos (quizás lo que cambió es el concepto de “todos”. Uno debería averiguar, en los padrones, por ejemplo, si esta incluido en el “todos”. Capaz que “todos” son “ todos los que quieran pagar por verlo.)
  • Que iba a ayudar a las Pymes ( quizas la idea era “ayudar”! a que cierren
  • Que se iba a escuchar a todas las voces (no se refería a alucinaciones, ni a “ todas las voces que digan lo mismo”)
  • Que iba a haber libertad de expresión ( tal vez no se refería a “expresión” en tanto “expresar” sino en tanto “exprimir”)
  • Que  sabía que “democracia” era algo diferente a “libre empresa”
  • Que se iban a respetar los derechos de las minorías ( y también los de las mayorías)

Y tantas cosas más

Muchos le creyeron el domingo pasado a la noche, cuando el ánimo triunfalista infló todos los globos. 

No fue malo, para nada, el resultado que obtuvo “el partido Pro-mercado” y sus aliados, los radicales, que, por encima de todas las creencias que mencionamos en esta nota, además, creen que gobiernan. ¡Ray Bradbury, Asimov, Arthur Clarke se desmayarían!.

 No, no fue nada malo, triunfaron en muchos, muchísimos distritos, provincias, ciudades. Pero en otros, no.

Y eso, era intolerable. 

O eso parece

Porque podrían haber dicho: “¡Ganamos en todos estos lugares, y perdimos en estos pocos. Qué bien!” Y hubiera sido cierto.

Pero no pudieron decirlo. Como no pueden decir que “no hay lluvia de inversiones”, que “ sí creyeron un montonazo de empresas” que “Muchísima gente perdió derechos que tenia antes”

Entonces, cual Galtieris redivivos, espetaron  “Estamos ganando, estamos ganando”, sabiendo, porque lo sabían, que ya se había jugado otra parte de la batalla electoral, que no los favorecía

Como los bebés, que si no quieren ver algo se tapan con la frazada y entonces “eso no existe”, dieron a conocer solamente la parte que les convenía, y la otra” no la contamos, y entonces no existe”

Pero los bebes evolucionan. Crecen, maduran. Y además, los actos de los bebés no tienen consecuencias en la vida política de los países.

Acá, se trata de seguir siendo bebés. Y tratar a los demás, como si también lo fuéramos. Y después… qué importa ya el después, como dice ese maravilloso tango llamado “naranjo en flor”. Acá en cambio  fue “amarillo en flor… flor de mentira.” O de picardía, como señalara alegremente una candidata que, aunque se dice opositora, no puede dejar de festejar todas y cada una de aquellas cosas que ella misma denunciaría si las hiciera el peronismo.

De todo esto, y del día del niño, trata este suplemento.

Hasta la semana que viene, lector.

@humoristarudy