Si Habla a tu espejo (2014), su disco anterior, es considerado el trabajo más introspectivo de El Cuarteto de Nos, seguramente Apocalipsis zombi, lo más reciente del grupo montevideano, será recordado como el álbum más delirante del quinteto. Y es que su líder y compositor, Roberto Musso, todo un experto en la caracterización del álter ego, ha dado vida a los personajes más mutantes y existencialistas de una prolífica obra de poco más de tres décadas. “Luego de haber escrito canciones como “No llora” o “21 de septiembre” (la primera está dedicada a la hija de Musso, mientras que la otra se encuentra inspirada en su madre y su abuela, quienes padecen alzheimer), pensé que, en ese camino, no iba a poder hacer temas mejores. Fue una convicción propia”, asegura el cantante y guitarrista. “Y también nos dio la impresión de que quedaron muy instituidos en nuestro repertorio, por lo que seguir en la misma línea nos iba a llevar a un peor nivel. Entonces surgió la idea de crear este bestiario a manera de metáfora de la condición humana”.

En esta suerte de Marvel a la uruguaya, además de zombies habitan un gaucho con poderes especiales, un hombre invisible que sufre la indiferencia, el súper poderoso yeta, la bestia que sufre su transformación, el iracundo incontrolable y el jugador obsesivo. “Este disco es muy visual. Fue lo que inspiró al ilustrador (se trata de Diego Farbo, quien trabajó anteriormente con la agrupación). Queríamos que cada canción fuera un comic con su respetivo personaje”, describe Musso, quien junto a su banda presentará su decimoquinta producción discográfica hoy a las 21 en el Luna Park (Madero 470). “Si bien “La bestia”, que fue uno de los primeros que hice, es una ficción, en el fondo refleja lo que nos pasa cuando menos lo esperamos. Vino por ese lado, por eso lo considero el hilo conductor de lo que quedó. Me pareció interesante que las canciones que fueran parte del repertorio representaran esta simbología como sociedad y como seres humanos. Así que no compuse desde un ‘yo’ tan Roberto, sino más externo”.

–Más allá de que los zombies se transformaron en una constante de la cultura pop en esta época, ¿por qué se convirtieron en el disparador del álbum?

Roberto Musso: –Si bien sé un poco acerca de estas zagas, no soy fanático. Pero apareció el zombie como candidato, con mensaje simbólico, y me llamó poderosamente la atención toda la cantidad de bibliografía que hay escrita, de psicología y filosofía, sobre éste. Me leí como seis o siete libros para entenderlo, aunque no pude ver todas los films y series. Arranqué viendo a George Romero, el director de todas esas películas, quien dijo que cada una de ellas contiene una metáfora en cuanto a lo que estaba sucediendo en aquella época. Representaban lo distinto, lo alienado o lo extranjero. Es, a su vez, una crítica a la sociedad de consumo, que tiene en la descomposición del zombie un reflejo de eso. Los zombies caminan por instinto y sin deseo, al igual que la humanidad de ahora, que se encuentra deshumanizada. Estamos presos de nuestras propias obsesiones. Romero, aparte, habla de la definición de horda, a diferencia de manada, que no tiene líder. Me interesó exorcizar el miedo a ser zombie, que es un ser asocial, a que nos coman el cerebro, y a perder el sentido de sujeto para ser sólo masa.

–¿Cómo sería un zombie a la uruguaya?

R. M.: –Calculo que debe andar caminando con la Celeste.

–Es lógico: ustedes tienen futbolistas que muerden...

R. M.: –No es un disco para nada regional, salvo por el tema “Gaucho Power”, que es rioplatense. Capaz es intransferible para otras realidades latinoamericanas, pero luego me di cuenta de que no era tan así. El zombie es una cosa que pasa de la misma manera tanto en Uruguay como en Ucrania, Estados Unidos o Colombia. Es un espejo en el que no queremos vernos.

–¿Por qué eligieron una base bien reguetonera para contar esta historia?

R. M.: –El arreglo hace referencia a lo viral. Por eso el ritmo de la canción guarda un poco de ironía, debido a que es en lo que estamos envueltos hoy. Es una crítica musical. Bastante hipnótica. El zombie reguetonero también llegó a Montevideo y todos están mordidos. Como no quería que El Cuarteto de Nos bajara línea, me gustó que el tema fuera cantado en primera persona por un zombie.

–¿No le parece que se fue al extremo?

R. M.: –Me parece que ese disco llega, en muchos aspectos, al extremo. Cuando terminé de componer, sentí que quedé seco de ideas. Me interesó describir personajes que fueran metáforas en sí.

–¿Cuánto tiempo le llevó escribir las canciones?

R. M.: –Las canciones las viví yo solo alrededor de un año. Así que cuando se las mostré a Santiago (Tavella, bajista y cofundador de la banda), y luego al resto de los músicos, tenía miedo de que fueran más light. Pero las vieron súper nuevas y actuales.

La verborragia y el ritmo expeditivo del relato de Roberto Musso contrastan con el silencio y los tiempos de Santiago Marrero, quien acompañó al cantante y guitarrista hasta esta orilla del Río de la Plata para defender su más reciente álbum. Pero el tecladista aprovecha un hiato en la narrativa del frontman para destacar el componente idiosincrático de Apocalipsis zombi, a partir de la canción “La bestia”. “Cuando un colectivero se enfrenta con un tachero, es un fiel reflejo de todo lo que tenemos híper contenido”, ejemplifica el músico. “Convencernos de que somos una cosa pacífica y autocontrolada termina en esos deslices que son cualquiera. Uruguay vendió un automarketing de lo que somos, eso de la humildad y la tranquilidad, y en realidad estamos en la lista de los países con mayor índice de suicidios y de violencia doméstica de América latina. Una vez escuché una frase que dice: ‘El uruguayo cree que le gusta la murga, pero no’. Y me creo lo de que el uruguayo piensa que es humilde”.

–¿Cómo fue el proceso compositivo de este disco?

R. M.: –Construyo la canción paso a paso: la letra, la música, el ambiente y el lenguaje con el que la voy a escribir. Armo un demo en el estudio de casa, lo sobrecargo y después lo voy limpiando. Cuando le comunicaron a Cachorro López, a quien no conocíamos personalmente, nuestro deseo de que fuera el productor del disco, quedó fascinado. Juan Campodónico venía produciendo nuestros trabajos, pero nos pareció que era un buen momento, aprovechando que tenía una agenda apretada este año, de probar con otra persona para llegar a un lugar diferente. A ambos nos gustó la idea. Así que luego de escuchar los demos, que le gustaron mucho a Cachorro cuando los escuchó, nos vinimos un mes y medio a Buenos Aires, así que la mecánica de laburo fue diferente. Apocalipsis zombi tiene algo distinto, aunque respeta la identidad de la banda.

–Al principio no se nota tanto, pero a medida que avanza el repertorio, el álbum va evidenciando la identidad musical del grupo...   

Santiago Marrero: –Se parece bastante. Fue un proceso más de agregar y de transformar.

–Apocalipsis zombi es también un trabajo cargado de contrastes sonoros, en el que los pequeños detalles terminan de definir un caleidoscopio que deambula por el rock, la cumbia villera, el funk e incluso la música india. Aunque quizá lo que más llama la atención es que nunca cae en la obviedad. ¿De qué forma trabajan esos matices?

R. M.: –Me gustaba la idea de que “Gaucho Power” fuera folklórico, pero también me agradaba ese otro camino más bailable. Con lo de “power”, que lo mete en un rollo más globalizado, me salvó aún más. Con “Calma Vladimir” sucedió lo mismo. De hecho, valoré y probé otros recursos. Aunque necesitaba algo que no tuviera nada que ver. Sin embargo, “Hola karma” representa todo lo contrario. Estuve en India hace algunos años y vi mucha música que me encantó. Quería hacer eso algún día. Vale la pena aclarar que no fui a encontrarme, sino de vacaciones. Para buscarme, lo hago en el Río de la Plata, que es uno de los lugares más místicos y religiosos del planeta. Así que me cerraba hacerlo con música india y no con un arreglo de Aerosmith.

–Es interesante que hayan rescatado para este disco al folklore, que es un género que quedó relegado a un segundo plano por la murga y el candombe. ¿A qué se debió?

R. M.: –Hay mucho folklore en el interior del Uruguay. En el caso de “Calma Vladimir”, me pareció interesante que comenzara con una chacarera, tocada con un bombo legüero, y que terminara con un hardcore épico. Me gusto que la música fuera con ese in crescendo de la letra, con un payador cantando en esa cadencia.

S. M.: –Uruguay tiene dos raíces: la parte rioplatense y la menos conocida, que es la de Rivera y Artigas, la frontera con Brasil, que tiene una bajada de ritmos que proviene de Río Grande del Sur.

–¿Están conscientes de que muchos de los recursos musicales y compositivos del grupo vienen de la parte más seminal del hip hop?

R.M.: –Ultimamente, me aportaron mucho a nivel compositivo y musical cosas que están afuera del rock. El rock se quedó sin novedad. No me gusta Rihanna, pero veo cosas que están en la estructura de sus canciones que me parecen mejores.

S. M.: –Frank Ocean es increíble. Es un artista que a nivel de recursos tiene licencias que son tremendas.

–Si hay un rasgo que los define, al menos a partir de Raro (2006), es su permeabilidad a la contemporaneidad. ¿Cuál es la receta para no salirse de esa línea?

R. M.: –Preferimos caer en un pozo y no en un lugar común. Es un poco lo que El Cuarteto de Nos plantea en cada disco. Es un riesgo altísimo que venimos asumiendo hace mucho. Tratar de cambiar y salir de la zona de confort nos obliga a seguir innovando. Hay mucha gente que se siente traicionada porque cambiamos, pero los que nos siguen entendieron que el trabajo que viene los va a sorprender.