Novak Djokovic volvió a demostrar por qué parece ser indestructible: después de casi cuatro horas de disputa se consagró campeón en el Masters 1000 de Cincinnati, en el Estado de Ohio, tras salvar un match point y sobrevivir por 5-7, 7-6 (7) y 7-6 (4) en una antológica final ante Carlos Alcaraz.

El número dos del mundo, de 36 años, llegó a estar set y quiebre abajo, dado que el español, actual líder del ranking ATP, dominó el segundo set con una ventaja de 4-2. La entereza emocional del serbio le valió escapar del asedio para conquistar nada menos que su 39° título de Masters 1000 -aventaja a Rafael Nadal (36) y al retirado Roger Federer (28)- y su trofeo número 95 de nivel ATP -sólo quedó debajo de Jimmy Connors (109) y el propio Federer (103)-.

"Tío, no te rindes nunca, ¿eh? Jesucristo... Los españoles nunca mueren. Esto me suena de haberlo vivido ya", dijo el serbio en la premiación, en clara alusión a su mayor rival Nadal, mientras Alcaraz rompía en llanto: "Es muy difícil ante un campeón como tú".

Para Djokovic el torneo de Cincinnati representó una suerte de revancha ante el número uno del mundo, que venía de ganarle una definición histórica en Wimbledon, donde buscaba igualar el doble récord de Grand Slams: los ocho títulos de Federer en La Catedral y los 24 trofeos grandes de la australiana Margaret Court.

Pero también tuvo otro condimento extra: su aparición en Ohio, la antesala inmediata para el US Open -comenzará el lunes 28 de agosto en Nueva York-, significó su regreso oficial en territorio de los Estados Unidos por primera vez desde el Abierto de Estados Unidos de 2021, dado que las restricciones sanitarias no le permitieron ingresar durante más de un año y medio por no estar vacunado contra el coronavirus.

La definición en Cincinnati lo tuvo todo: Djokovic, 16 años mayor que Alcaraz, arrancó con un quiebre de ventaja en el primer set, estuvo 4-2 arriba, pero apenas concretó el 48 por ciento de los primeros saques y, sin solvencia en el servicio, cedió dos quiebres que derivaron en el 7-5 para Alcaraz.

Luego resistió los embates, pese a haber estado 7-5 y 4-2 abajo, para llegar con vida al tie break del segundo set, en el que el español contó con un match point en el 6-5. Cuando todo parecía caer del lado del Niño Maravilla, el serbio enderezó el desarrollo y comenzó a poner presión del otro lado de la red.

Después de la paridad inicial en el set definitivo, Djokovic sacó ventaja, sirvió 5-3 y tuvo dos match points, pero el jugador entrenado por el ex número uno Juan Carlos Ferrero apretó con winners y varias buenas devoluciones -una, incluso, al borde del cuadrado de saque- para forzar el tie break, no sin antes salvar otros dos puntos de campeonato cuando estuvo 5-5 con su saque. En el desempate el serbio sacó una rápida ventaja por 3-0 y cerró el triunfo en el quinto match point.

La final de Cincinnati bien podría haber oficiado como un adelanto de lo que será la pelea en el US Open, donde Alcaraz deberá defender el título y donde Djokovic volverá luego de la ausencia de 2022. En ese sentido, tras el resultado del último Masters 1000 previo, hay una lucha casi sentenciada: de no mediar una catástrofe el serbio recuperará la cima del ranking. El español quedó en la cúspide con solo 20 puntos más (9815 contra 9795).

La catástrofe, en efecto, sería una eventual derrota de Djokovic en primera ronda -sumaría apenas 10 puntos- fusionada con una nueva conquista de Alcaraz para revalidar las dos mil unidades de la corona de la temporada pasada. El duelo generacional de la época, ahora igualado en dos victorias por lado, promete más capitulos.

[email protected]