Desde Bahía Blanca
Hace poco más de un mes, Viggo Mortensen presentó en Argentina su libro de poemas “Ramas para un nido”, publicado por la editorial bahiense Vox/Lux. Fue en el Centro Cultural de la Cooperativa Obrera de Bahía Blanca, acompañado por Fabián Casas, y en el Centro Cultural Kirchner de Buenos Aires, donde agregó una lectura en el Centro Cultural Borges. Es sabido que Mortensen nació en New York en 1958 y pasó su infancia entre Chaco, Buenos Aires y Córdoba, que es hincha de San Lorenzo y habla en argentino como uno más. Mucho menos conocido es que Mortensen, además de actor, es músico, editor de arte y poesía, fotógrafo, pintor y poeta. Poeta argentino, para más precisión, según su editor, el bahiense Gustavo López.
“A mí la poesía de Viggo, por su sensibilidad, su manera de operar en lo que dice, en las palabras que usa y en cómo las usa, siempre me pareció una poesía argentina”, dice López. “No una traducción, sino la voz de un poeta que había vivido una experiencia en esta geografía, en este país, y que estaba vinculado a este lugar en un montón de aspectos, y eso aparece en su poesía de manera fuerte. Yo lo veo muy cercano, tanto que lo considero un poeta argentino.”
López y Mortensen trabajaron durante varios años en los poemas de “Ramas para un nido”, que incluye “Lo que no se puede escribir”, un libro publicado en 2018 con fotografías en blanco y negro por Perceval Press, la editorial de Viggo Mortensen.
“Con Viggo nos conocemos hace como veinte años!” cuenta López. “Lo conocí a través de Kevin Power, un curador de arte y poeta inglés que vivía en España, muy dedicado a la poesía. El nos puso en contacto y después trabajamos en un par de proyectos juntos”.
Mortensen no dio reportajes ni declaracines durante su visita, pero aceptó contestar preguntas que Buenos Aires/12 le envió. “Nos conocemos hace años, sí” confirma Mortensen, “habíamos colaborado como editores para preparar la edición de Perceval Press de Antología de la nueva poesía argentina (2009), y desde entonces Gustavo también me ha ayudado a corregir otros textos escritos en castellano. Eso aparte, nos entendemos bien como amigos y compartimos gustos cuando hablamos de la poesía en general.”
-¿Desde cuándo escribís poesía?
-De pibe, a los 7 u 8 años, ya escribía cuentos cortitos, a veces acompañados de dibujos. Mi madre me apoyaba en eso; era mi lectora, mi público. También fue ella que empezó a llevarme al cine cuando yo era chiquito -a los 3 o 4 años- para ver películas de alto nivel de EEUU, Europa y Argentina cuando vivíamos en Buenos Aires. Muchas veces fuimos al centro a los hermosos cines en la calle Lavalle para ver estas películas.
-Sos actor, fotógrafo, músico, pintor, poeta ¿qué encontrás en la escritura de poesía que no encontrás en las otras artes?
-Encuentro lo mismo en la poesía que encuentro en los otros medios, incluso en el proceso de escribir y dirigir cine: la poesía es un medio en el que puedo recordar, asimilar, digerir y expresar mis respuestas emocionales y mentales a lo que me pasa en la vida, a lo que veo, oigo y siento.
.¿Escribís indistintamente en inglés y en castellano o lo hacés en una sola lengua y traducís?
-Siempre influye, a la hora de decidir si voy a escribir en castellano o inglés, el lugar en el que estoy, el idioma que escucho, que impregna el aire que me rodea y me mantiene vivo. A veces me viene una palabra, frase o idea en un idioma, pero decido escribir el poema en otro, pero normalmente sigo la palabra que llega primero y escribo en ese idioma. También he traducido poemas. En “Ramas para un nido” hay un par de los poemas más antiguos que son traducciones mías del inglés al castellano. Los incluí en el libro porque me parecía que las traducciones funcionaban bien, independientemente de las versiones originales.
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Tres poemas de Ramas para un nido, Viggo Mortensen, Ediciones Vox/Lux, Bahía Blanca, 2023
La cuesta
Subestimamos
el daño hecho al cielo
cuando dejamos
que escapen palabras
hacia las nubes
Recuerdo
que te hice promesas
al aire libre
mirábamos flores
que no se habían abierto
revoloteó una abeja
cuidando de no pegarse
a tu boca entreabierta
(2010)
Viejita
Está muy cansada. Casi no se mueve. Oye todo. Es
un tiburón que huele una gota de sangre a kilómetros
de distancia. Se hace la boba, como la mamá de Tony
Soprano, pero sin maldad. Es por miedo a desaparecer
de verdad. Sabe que eso pasará pronto, pero todavía no
está lista. La entiendo perfectamente. Cuando me voy, le
dice a la enfermera: “No se dió cuenta que lo reconocí”.
La enfermera, que la acompaña desde hace años, sabe que
llevarle la contra no sirve para nada.
Respuesta
Hago de todo para no hacer nada
la memoria que trae un azulejo
la luz que calma y limpia todo
el rocío que se evapora
esas son las cosas que me atraen
no lo que dije que iba a hacer
recuerdo algo conmovedor
que me escribiste
palabras que conocían mis ojos
un mensaje desinteresado
lleno de compasión
lloré con la sorpresa
de saber que pensabas en mí
no sé si te respondí