Hace poco se dio cuenta en este diario del lanzamiento en vinilo de los discos más recientes de Luis Alberto Spinetta (Silver Sorgo, Argentina Sorgo Films Presenta: Obras en Vivo, Para los árboles y Pan), nunca editados en ese formato. Y mientras se espera y se desea la aparición de su último disco de estudio Un mañana y hasta una edición del debut de Spinetta y los Socios del Desierto –aun temiendo el precio que podría tener un álbum de vinilo cuádruple–, los amantes de la púa y la bandeja ya pueden sumar un preciado título a su colección. Es que al fin reluce en las bateas Fuego Gris, la notable banda de sonido realizada en 1993 por el Flaco a pedido del cineasta Pablo César, tan llena de grandes canciones que terminó tomando estatura de disco propio y no solo del complemento de una película. Realizado en la tranquilidad de su estudio (aun llamado Cintacalma) entre octubre de 1992 y enero de 1993, con el ex compinche de Invisible Machi Rufino en el rol de ingeniero de sonido y mezcla, Fuego Gris es un disco tan solista como Kamikaze o Privé; es decir, Luis Alberto se encarga de guitarras, teclados y sintetizadores, bajo y programación de baterías, solo con algunos aportes puntuales del baterista Jota Morelli, el tecladista Claudio Cardone y el mismo Machi. Estimulado por las lisérgicas imágenes de la película, Spinetta rompió la pausa discográfica que se había abierto tras la edición de Pelusón of Milk y terminó componiendo páginas tan bellas como “Preciosa dama azul”, “Dedos de mimbre” y “Penumbra”, canciones con peso propio como la apertura de “Escape hacia el alma”, “Caspa tropical” y “Cadalso temporal”, con una furia electrónica que recuerda a aquel Privé de 1986. Siempre es bueno volver a escuchar a Spinetta; hacerlo mientras un vinilo gira en la bandeja tiene el encanto de los viejos, eternos placeres. Y ver en gran formato las bellas ilustraciones realizadas por Ciruelo da un plus que convierte al lanzamiento en un objeto más que deseable.