"Es un sueño de mucha gente para hacer una sociedad más justa. Muy pocos hubiésemos podido ser médicos. Si no fuera por la universidad pública y gratuita, no estaríamos aquí", dijo a Salta/12 Pablo Koss, uno de los 16 médicos y médicas que recibieron su título ayer, tras siete años de cursado en la carrera de Medicina que se dicta en la Universidad Nacional de Salta en el marco de un convenio con su par de Tucumán. 

En el caso de Pablo Koss, cuando finalizó el nivel medio en la capital salteña encontró que abrían la carrera de medicina en el nivel superior público y a un pasaje en colectivo urbano. "Viajar para estudiar afuera era complicado para mí", dijo el flamante médico en alusión a lo que fue tradición por muchos años para miles de jóvenes de Salta, y también de Jujuy: migrar por una década a Tucumán, Córdoba, Buenos Aires o La Plata para poder cursar la carrera.

"Nosotros estamos muy agradecidos con los profesores", mencionó luego. "La Argentina pasa hoy una crisis", dijo. "Pueden o no estar de acuerdo, pero fue Cristina (Fernández) quien mandó los fondos para que esta carrera funcione", recordó. De inmediato mencionó que durante los años que estuvo al frente del gobierno nacional Mauricio Macri, "lo que menos nos preocupaban eran los (exámenes) finales: había una amenaza constante de cerrarla. Macri cortó el presupuesto". 

Su reflexión complementó un tramo del discurso previo del rector de la Universidad Nacional de Salta, Daniel Hoyos. "La carrera de medicina en Salta es un producto del Estado nacional y de la educación pública gratuita y de calidad", dijo mirando al auditorio en el aula G-400 del complejo de Campo Castañares. "Para eso vino la Universidad Nacional de Tucumán, a enseñarnos cómo dictar la carrera de Medicina", rememoró Hoyos. "La carrera va a crecer", adelantó luego. "Vamos por especialidades, por posgrados, por doctorados. Todo mientras nuestro Estado nacional y nuestro pueblo considere que está bien", cerró para dar paso al momento formal del egreso de la primera camada que finaliza los estudios en Medicina en Salta.

Médico a los 48

"Pienso que fue algo inesperado. Un día por la televisión vi que inauguraban la carrera. Creí que no iba a ingresar y me terminé recibiendo", dijo Ataulfo José Barro, otro de los médicos egresados. Comenzó la carrera con 48 años. "Venía de las terapias complementarias y la medicina alternativa, leyendo por propia iniciativa", agregó retomando el hilo de sus motivaciones personales. Es dueño de una rotisería en la ciudad de Salta y entre los intereses que lo vincularon con la medicina y la salud pública, figuran la alimentación y los consumos cotidianos. Quizás porque lo advierte a diario.

"No es mi intencion entrar a una especialización clásica", advirtió. "Hay otras formaciones como la medicina integrativa, la  nutricion, el naturismo. Hago cursos como de cannabis (medicinal), porque no conocía del tema", aclaró, "también, medicina hiperbárica. Todo online". Definió su interés por la "medicina orientada hacia la salud y no tanto hacia la enfermedad". El flamante egresado recordó diálogos con agentes sanitarios durante sus pasantías rurales. "Cuando hacíamos las prácticas, charlábamos con los agentes sanitarios cuánto retrocedió la humanidad con el tema de su salud. Lo que hace daño hoy en día es el abuso de los refinados, de los hidratos de carbono y los azúcares. De ahí el resultado que se advierte en las calles, como la obesidad". Para Barro, "cuando una persona se enferma podemos fortalecer la salud. Creo que tenemos que ser integrales y holísticos. En casos de diagnósticos de enfermedades graves, trabajar la alimentación con un especialista", opinó. Y luego dijo: "la medicina da lugar para todos aunque sea muy sacrificada".

Marcos Avellaneda, otro novel médico, no es salteño. En su caso, estudió primero Tecnicatura en Hemoterapia y comenzó a trabajar en el Hospital Público de Libertador General San Martín, en el jujeño departamento Ledesma. Cuando lo hicieron efectivo en esa unidad hospitalaria, ingresó a la carrera de medicina en Salta. Contó que negoció con sus jefes y con sus profesores en Salta para lograr complementar los horarios de cursado con los del trabajo. "Me permitieron juntar todas horas de mi trabajo sábados y domingo, mientras cursaba la carrera de lunes a viernes en Salta", recordó. "Primero me dieron el plazo de un año, a ver cómo me iba. Como me fue bien, me dieron más tiempo. En la carrera en Salta cada comienzo de año era difícil, porque los profesores no te conocen. Tenía que pedir los permisos por nota. Después, como éramos pocos, los profesores me dieron la posibilidad de llegar más tarde o de ingresar a otra comisión para presentar un práctico".

El médico de Libertador se encuentra ahora con licencia sin goce de sueldo mientras cursa la especialidad de Diagnóstico por Imagen, como paso previo a la especialidad de Hemoterapia. "Yo tengo mi camiseta en el hospital público", le dijo a este medio, por lo que definió como "su hospital" y "sus raíces" al de Ledesma. Todavía cree improbable que pueda viajar a Buenos Aires para hacer la especialidad deseada. Tiene una hija de dos años y otro en camino y, sin embargo, sabe que el camino no es un sendero cerrado. "Iremos viendo", dijo con optimismo. 

También relató los momentos que atravesaron durante la cursada, cuando parecía que todas las puertas se cerraban, cuando no había ni aulas disponibles o los profesores no cobraban sus sueldos a tiempo. "Los docentes que enseñan en la carrera en Salta lo hacen porque quieren y porque tienen compromiso", dijo. "Muchas veces teníamos clases en los pasillos", recordó. "Ellos", por la planta docente de la carrera, "no nos mandaban de vuelta si no teníamos un aula. Nos íbamos a la escalera para la charla o el caso crítico que teníamos que analizar", rememoró. 

"Nosotros rendimos con docentes de la Universidad (Nacional) de Tucumán y ellos estaban de observadores", recordó en otro tramo. "(Sus profesores) sufrían más que nosotros porque conocían el historial de los evaluadores. Yo encontré en la UNSa un lugar con compromiso donde aprender de la empatía", aseguró. Después afirmó que no existe diferencia entre un estudiante que recién egresa del nivel medio con otro que ya tiene cierta formación como auxiliar de la salud, que fue su caso. "Lo que uno aprende como técnico, enfermero o la especialidad que sea como auxiliar de medicina, muchas veces esta viciado", reflexionó. "Por eso, cuando iba a clase, siempre intenté sacarme de la cabeza lo que sabía, para estar limpio", casi como una hoja en blanco. "Capaz que lo aprendí estaba mal, así no perdí capacidad crítica. Después cuando volvía al trabajo, a veces hice sugerencias a mis colegas, porque tenía el conocimiento, ese respaldo, y me lo aceptaron sin problemas". 

El flamante médico oriundo de Jujuy cerró mencionando que la carrera "requiere que la gente no se canse, que no tiren la toalla o se dejen comer por el sistema". Quizás porque entiende además que el estudio no concluye con obtener el título de grado. En su caso continuará por caminos tradicionales, con la especialidad. Para otros, como el caso de Pablo Koss, su interés pasa por la investigación y sueña ahora con ingresar al CONICET. 

"Las herramientas de la carrera no son pocas. Te deja un montón de preguntas, te invita a ser creativo con ellas", dijo Koss. En línea con ese interés, utilizó ese conocimiento que amasó los años de cursado para seguir el camino de las neurociencias. "Con algunos cursos, formamos un equipo de investigación autogestionado", con colegas que provienen de otras disciplinas y otras universidades públicas. "Investigamos formas de predecir la esquizofrenia utilizando inteligencia artificial", contó. Toda una veta en modo abierto que abre caminos desde el análisis mediado por IA de innumerables papers e información diagnóstica disponible.

Los caminos después del título de grado serán diversos, pero la carrera de medicina en la Universidad Nacional de Salta dejó de ser un proyecto a largo plazo. El decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Tucumán, Mateo Martínez, viajó hasta Salta para tomar juramento a cada una y cada uno de los egresados en la primera camada. El grupo se completó con Gastón Aranda, Pamela Arroyo, Pía Corral Díaz, Fernando Flores, Magalí González, Bárbara Paola Huerga, Romina Massie, Rocío Muñoz, Lucero Abigaíl Portales, Claudia Yapura, Vilma Yugra, Lucas Zambrana y Luana Sol Zúñiga.