Tras los anuncios vinculados al Impuesto a las Ganancias, un sector del sindicalismo elogió el alivio impositivo para los trabajadores y volvió a la carga con su reclamo por la reducción de la jornada laboral. El Gobierno respaldó la iniciativa y propuso un camino escalonado. Cómo fueron las experiencias internacionales y cuáles son los proyectos legislativos activos en Argentina.

A nivel nacional, la jornada laboral legal está regulada por la Ley 11.544 de 1929, que la fija en 48 horas semanales como máximo. Pero en las últimas horas, ese número volvió a colocarse en el centro de la discusión pública.

Qué dicen en el Gobierno sobre la reducción de la jornada laboral

La ministra de Trabajo Kelly Olmos respaldó la iniciativa y afirmó que se trata de “una propuesta que en su momento desde el ministerio respaldamos porque pensamos que Argentina quedó muy retrasada al mantener desde los años ’80 las 48 horas semanales”.

En ese sentido, planteó que la cantidad de horas de trabajo semanal “es una de los pocas áreas donde la Argentina tiene un retraso importante” y ratificó la voluntad del Gobierno para debatir el tema.

Propuesta para una reducción escalonada de la jornada laboral: en qué consiste

Según comentó la titular de la cartera laboral, su parecer debería tratarse de “un planteo escalonado” para que la cantidad de horas de trabajo semanales vaya “reduciéndose y tienda a converger en lo que hoy está vigente en el resto de los países”.

Según Olmos, la idea del ministerio que ella encabeza es que la jornada semanal se reduzca progresivamente a 40 horas por semana. “Algunos plantean 36 por la experiencia en países desarrollados”, reconoció. Pero explicó que la posibilidad es pasar escalonada y “progresivamente de 48 a 44 y luego de 44 a 40”.

Los proyectos legislativos en debate

De la CTA

Una de las propuestas con mayor impulso es la presentada por el secretario general de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky, que establece reducción de jornada laboral de 48 horas –régimen actual– a 40 horas semanales, con un máximo de 8 horas diarias y "sin reducción salarial".

De La Bancaria

Otro de los proyectos principales es el de autoría de la diputada y dirigente gremial de La Bancaria, Claudia Ormaechea, que propone una reducción a 36 horas semanales.

De la Izquierda

Además, el Frente de Izquierda y de los Trabajadores-Unidad (FIT-U) presentó una iniciativa propia. “La duración del trabajo no podrá exceder de seis (6) horas diarias y treinta (30)horas semanales para toda persona ocupada por cuenta ajena en explotaciones públicas o privadas, aunque no persigan fines de lucro”, dice el expediente firmado por los diputados Myriam Bregman, Nicolás Del Caño y Alejandro Vilca.

En el Senado

Por otra parte, en la Cámara alta, el senador de Unión por la Patria (UxP) Mariano Recalde tiene presentadas una serie de iniciativas entre las que se destaca reducción de la jornada de 48 a 36 horas semanales, con el objetivo de promover la semana de cuatro días. El proyecto busca reducir todos los máximos legales: régimen diurno, nocturno, trabajo insalubre y regímenes especiales.

Cuáles fueron las reacciones sindicales a la propuesta

La reducción de la jornada laboral era un reclamo que ya había planteado la Confederación General del Trabajo (CGT) en su acto del 1° de mayo. Ahora, Héctor Daer, cotitular de la central obrera, volvió a insistir: "Se está dando en todo el mundo, así que también seguramente será algo muy próximo". Además, advirtió que "habrá que encontrarle el punto, habrá que articularlo en cada una de las actividades con los convenios colectivos porque no todas las actividades pueden actuar de la misma manera".

Yasky, de la CTA de los Trabajadores, también avaló la iniciativa en diálogo con la señal IP. "Estamos discutiendola. Decidimos unificar los proyectos que había en una base de 36 horas y con 4 años de gradualidad, con libertad para que cada gremio y cada cámara patronal pueda, en el marco de los convenios, adecuar esos horarios y esa progresividad".

Héctor Daer y Hugo Yasky.

Por su parte, Sergio Palazzo, titular de La Bancaria, se mostró a favor de la medida, y aseguró en AM 530 que "ayudaría a bajar el desempleo y a hacer crecer el empleo".

Experiencias internacionales en la reducción de la jornada laboral

En el mundo hay al menos una decena de casos en los que se experimentó o se dispuso por ley la reducción de la jornada laboral. Algunos de ellos son:

Islandia

El primer país en probarla fue Islandia, que realizó una prueba de cuatro años entre 2015 y 2019 donde 2.500 trabajadores del sector público de su ciudad capital, Reikiavik, trabajaron menos horas sin que se les reduzca el salario. Los resultados fueron menos estrés y agotamiento, mejora en su salud y su equilibrio de vida y empleo, sin disminuir la productividad y la recaudación del Estado.

España

España fue uno de los primeros países en hablar de semana de cuatro días. Allí avanza una prueba piloto acordada con el Poder Ejecutivo de rebaja de horas. El Gobierno español destina 10 millones de euros a unas 200 empresas que participan de la prueba que experimenta con 32 horas semanales o cuatro días y se estima que alcanzará a entre 3.000 y 6.000 trabajadores.

Chile

El país trasandino aportó la más reciente noticia en la región en materia de jornada laboral. En abril de este año, sancionó una ley reduce el máximo legal de 45 a 40 horas semanales de manera escalonada y abre la posibilidad de aplicar la modalidad de cuatro días de trabajo y tres libres

Gabriel Boric tras la sanción de la reducción de la jornada laboral en Chile a 40 horas semanales. (Foto: Twitter Gabriel Boric)

Colombia

Otro ejemplo en Latinoamérica es el de Colombia, que en 2021 sancionó una ley que redujo la jornada de 48 a 42 horas semanales de forma escalonada. La norma prevía que para este año el número se redujera a 47 horas. El año próximo bajará a 46, y en 2025 pasará a 44. Finalmente, para 2026 se llegará a las 42 horas semanales.

En países como Cuba y Venezuela, la reducción progresiva está prevista en su Constitución, en Ecuador se impulsó por acuerdo interministerial (en 1980 y 1997), y en paralelo, otros países del mundo buscan implementarla, como Brasil, Nueva ZelandaReino Unido o Japón.

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