Dos ministros y dos secretarios recibieron al encargado de Negocios de la Embajada de los Estados Unidos en un intento por revertir el bloqueo dispuesto al ingreso del biodiesel argentino. El canciller Jorge Faurie y el ministro de Producción, Francisco Cabrera, fueron los anfitriones del encuentro con el diplomático Thomas Cooney que, ante la ausencia de un embajador norteamericano en Buenos Aires, está a cargo de la representación de su país. Los funcionarios argentinos estuvieron acompañados por el secretario de Comercio, Miguel Braun, y su par de Relaciones Económicas Internacionales, Horacio Reyser. “La reunión sirvió para evaluar posibles soluciones dentro del marco de la legislación de dicho país antes que se disponga una eventual sanción efectiva”, indicó el Ministerio de Relaciones Exteriores al precisar que “se resolvió explorar los mecanismos previstos en la normativa estadounidense a fin de permitir que los sectores privados lleven adelante un diálogo con el objetivo de arribar a un acuerdo mutuamente satisfactorio”. Para establecer esa etapa de negociación es necesaria la intervención del Departamento de Comercio estadounidense. Desde el gobierno argentino reconocen que esa salida es improbable.

“La reunión se realizó con el objetivo de seguir trabajando positivamente en el logro de avances concretos en materia económico comercial, que abarcan carne bovina, cítricos dulces y otros frutos, entre otros productos”, informó la Cancillería aunque el núcleo del comunicado refiere al abordaje de la disputa abierta alrededor de las trabas a exportación de biodiesel. A partir de un reclamo iniciado en marzo por el lobby de las compañías norteamericanas nucleadas en la National Biodiesel Board (NBB), las autoridades comerciales de Estados Unidos dispusieron el martes pasado la aplicación de aranceles de entre 50,29 y 64,17 por ciento para el ingreso del combustible proveniente de Argentina. Frente al virtual bloqueo el Palacio San Martín expresó el jueves su “preocupación” por el anuncio que afectó exportaciones por más de 1200 millones de dólares. “Las exportaciones argentinas de biodiésel derivan su éxito de la reconocida competitividad de la cadena de la soja en nuestro país. Argentina buscará revertir esta decisión preliminar defendiendo el interés de nuestro país, evaluará todas las opciones disponibles y se reserva el derecho de llevar adelante las acciones legales pertinentes”, indicó tres días atrás la Cancillería al referirse a la medida que también alcanzó al producto importado desde Indonesia. 

La decisión tomada por el gobierno de Donald Trump es preliminar. La resolución definitiva deberá esperar hasta mediados de enero de 2018. Un comunicado formal difundido por las autoridades norteamericanas precisa que el Departamento de Comercio anunciará la determinación final alrededor del 7 de noviembre. Sin embargo, el informe advierte que el plazo formal puede ser prorrogado. Una vez que esa decisión se conozca restará la definición de la Comisión de Comercio Internacional norteamericana. Ese organismo tiene que establecer si las importaciones de biodiésel argentino lesionan o amenazan a la industria local estadounidense. La resolución se conocerá 45 días después de la respuesta final del Departamento de Comercio. 

El gobierno argentino pretende evitar llegar hasta esa instancia donde se vería obligado a iniciar un reclamo contra Estados Unidos ante la Organización Mundial de Comercio. Como alternativa pretende promover una negociación entre la NBB estadounidense y la Cámara Argentina de Biodiesel (Carbio) que nuclea a las empresas afectadas como Vicentin y LDC. “Siendo la reciente imposición de derechos compensatorios a las importaciones argentinas una medida preliminar consecuencia de una investigación promovida por productores privados de los Estados Unidos, la reunión sirvió para evaluar posibles soluciones dentro del marco de la legislación de dicho país antes que se disponga una eventual sanción efectiva”, expresa el comunicado difundido por Cancillería y Producción. El texto sostiene que tras finalizar el convite con el diplomático norteamericano “se resolvió explorar los mecanismos previstos en la normativa estadounidense a fin de permitir a los sectores privados argentino y de los Estados Unidos llevar adelante un diálogo con el objetivo de arribar a un acuerdo mutuamente satisfactorio”.