Enmarcada dentro de una fisonomía aldeana, con apenas un puñado de habitantes, desarrollo incipiente de infraestructura y los primeros intentos desde el gobierno por construir una idea de Nación que permeara en el territorio, así lucía la ciudad de Salta a principios del 1900.

La impronta colonial, española y occidental intentaba ganar terreno en un suelo habitado en su amplia mayoría por población originaria. Será en este sentido que se entrelazarán diversos factores que van a contribuir con paulatinos cambios en las costumbres de estas tierras alejadas de la centralidad de Buenos Aires.

Salta en 1920. Abajo, a la derecha, la cancha de Gimnasia y Tiro.

Los clubes atléticos

El ferrocarril como medio de movilidad de personas, mercancías e ideas, será la correa de transmisión para instalar novedosas experiencias. Y una de ellas será el fomento a la práctica deportiva desarrollada a través de la fundación de “Clubes Atléticos”.

Será entonces en aquella ciudad de Salta de principios del siglo XX donde se fundará, en 1901, el Club Atlético Libertad, pionero en la provincia de estas características y señero en el país, una institución que inclusive surge años antes que los grandes del fútbol argentino a nivel nacional.

Libertad era un club que nucleaba, en su gran mayoría, a obreros de tendencia anarquista, y su fundación traerá de forma consecutiva la creación de un nuevo Club Atlético, de alguna manera, por contraposición ideológica: “Los obreros que fundan Libertad se convocan y también acuden a las reuniones Manuel Anzoátegui y Victoriano de la Vega, quienes después van a ser figuras prominentes en el desarrollo del Club Atlético Salteño, luego renombrado como Gimnasia y Tiro. Esta situación es advertida por los anarquistas, y ante el temor de que los pudieran 'copar', porque Anzoátegui era un hombre que tenía poder económico, no queda muy claro si los expulsan o se van, lo cierto es que no se les dá participación y al año siguiente fundarán este otro club”, comenta el historiador salteño Fernando Cáseres.

Bajo la premisa de formar un nuevo espacio para fomentar la práctica deportiva, el 29 de noviembre de 1902 se fundará el Club Atlético Salteño, imponiendo desde su misma denominación inicial la categoría “salteño”, la cual identificaba directamente la naciente institución con el suelo que habitaba.

Salutación del ejecutivo municipal al Club Atletico Salteño (Archivo Histórico de la ciudad).

Aquel incipiente grupo de entusiastas, se había reunido en el salón del Gran Hotel, ubicado frente a la principal plaza 9 de Julio de la capital provincial. De aquella reunión surgirá la primera comisión directiva que proclamará como presidente provisorio a José Eustaquio Alderete, poco tiempo después fue reemplazado por Francisco Alsina. Será este útlimo quien en mayo de 1903 recibirá una salutación del ejecutivo municipal mediante una nota firmada por el secretario Leguizamón, fechada el 13 de mayo de 1903: “Me es grato acusar recibo de su nota (…) en la que me comunica que con la denominación de ‘Club Atlético Salteño’ se ha constituido en esta ciudad una asociación destinada a fomentar el desarrollo físico y de la cual usted ha sido nombrado presidente”.

“Hay que decir que Victoriano de la Vega estudió en Tucumán y el trae fútbol a Salta. Se dice que inclusive es quien llega con la primera pelota y empieza a dar a conocer el fútbol”, comenta Facundo Vallejo, historiador aficionado del Club Gimnasia y Tiro, en relación a uno de los agitadores principales de la práctica de este deporte en Salta.

Agregando a la hermandad interprovincial que fomentó Victoriano, Vallejo agrega: “La historia de Gimnasia y Tiro y Atlético Tucumán son muy parecidas, lo fundan profesores que querían dar a conocer el atletismo, que era la actividad física. De hecho, Victoriano de la Vega siempre se enviaba cartas con José Fierro, socio fundador y presidente histórico de Atlético Tucumán”, quien además lleva su nombre impuesto en el estadio del club tucumano.

Con la repentina muerte de Alsina, segundo presidente de la institución, toma la riendas Manuel Anzoátegui, quien viendo una oportunidad histórica, logra la obtención de privilegiados espacios en la ciudad: “aprovechando que la Guardia Nacional tiene que dejar unos terrenos, porque se estaba por entrar en guerra con Chile y uno de los acuerdos para frenarlo era desmilitarizar la zona, todo ese espacio se tiene que dejar de usar y Anzoátegui, una persona con influencias, ve la oportunidad y la aprovecha”, comenta el historiador del Club.

Terrenos de la vieja Guardia Nacional, cedidos a Gimnasia y Tiro.

Sin embargo, para poder terminar de concretar esta jugada política, Anzoátegui lleva adelante las tareas necesarias para gestionar un cambio de nombre en la institución, buscando una denominación que este más vinculada con la antigua sede militar, al tiempo que darle centralidad a una disciplina en boga por aquellos tiempos: el tiro. Así nace el Club de Gimnasia y Tiro.

El fútbol al centro de la escena

Luego de modificar su nombre, comienza lentamente a constituirse el fútbol como disciplina con gran centralidad, “El primer partido con el nombre de Gimnasia y Tiro fue justamente contra Atlético Tucumán en Salta, como ‘la vuelta’ de un partido que había disputado el todavía Atlético Salteño, en Tucumán”, resalta Vallejo. Sin embargo, la preponderancia que el fútbol iba logrando, generaba otras disputas, "había una división entre el fútbol y otras disciplinas, algo que es histórico e inclusive sucede hasta el día de hoy", agrega Vallejo.

El también historiador y fanático de Gimnasia y Tiro, Agustín Segón, comenta: "el primer partido que jugó en 1903 con Atlético Tucumán, fueron en tren, pero había sido todo un tema si viajaban o no, si el Club juntaba la plata para poder viajar. Se hicieron varias reuniones y se terminó decidiendo pagar los pasajes, pero no era fácil el tema del viaje". En diarios de la época se puede ver como se incitaba al fomento de dichas actividades, “que nuestro centro atlético haga su primer sacrificio, que redundará en su propio beneficio, y concurra a la invitación atenta de su congénere tucumano, son nuestros deseos”, se lee en el periódico La Montaña.

Un viaje épico

Entrado el año 1904, y en el marco de las fisuras internas vinculadas al fomento del fútbol por sobre otras disciplinas, llega la invitación a disputar un encuentro en la vecina provincia de Jujuy. Dado el contexto de discusiones, resulta esperable que se sucedieran los mismos debates en cuanto a la posibilidad de pagar los pasajes en tren hasta la capital jujeña.

Si bien muchas incógnitas siguen abiertas debido a las pocas crónicas documentadas de aquel hecho, algunos datos certeros los aporta el diario La Montaña, en este caso del 25 de septiembre de 1904, quien ubica a los señores “Manuel Anzoátegui, Victorino de la Vega, Juan Reimundin y Jaime Moya”, todos reconocidos dirigentes del club, como viajantes hacia Jujuy.

Este dato confirma la partida de aquella comitiva hacia la vecina provincia, pero se agrega la incógnita sobre el relato fundante de esta anécdota, la cual asegura que aquellos jugadores decidieron emprender viaje a pie con el fin de disputar el partido al cual habían sido invitados, algo que si bien suena alocado, podría ser una derivación de las propias pujas internas.

Los relatos hablan de un insólito raid a pie que emprendan surcando los cerros que dividen geográficamente una provincia de la otra, atravesando un terreno de yungas que para fines de noviembre, seguramente ya habría recibido las primeras lluvias generando un entorno natural imponente. En ese marco, jugadores y algunos dirigentes, realizan el viaje.

De una u otra forma llegaron, ya que como relata Agustín Segón echando luz sobre el tema, “El partido se jugó y fue contra el Club de Armas de Jujuy", un team ya desaparecido como tal. Resulta posible establecer una relación entre un club “de tiro" en Salta, con un club "de armas" en Jujuy, y también “es posible que haya sido en el marco de algún festejo, como sucedió en Tucumán que se jugó en los festejos por el 9 de julio. Era normal en aquel entonces que se tomara alguna fecha simbólica y se realizaran varios eventos por, entre ellos un partido de fútbol”.

Club de Armas de Jujuy contra Gimnasia y Tiro en diario salteño. 

Aquel viaje, luego de caminar los 50 kilómetros que separan una ciudad de otra utilizando el famoso “camino de cornisa”, culminaría en un encuentro deportivo poco documentado. La versión más extendida, que se repite de manera frecuente, es que el encuentro finalizó con una rotunda victoria de los salteños. El diario El Tribuno en 2004 publica una imagen de aquella época con un pie de imagen que dice, “El equipo de fútbol viajó a Jujuy a pie para jugar un partido frente al equipo de la provincia vecina. Vencieron 6 a 0”.

"He investigado bastante para intentar saber qué tan verídico era este resultado” dice el historiador Facundo Vallejo y agrega: “Están quienes dicen que fue 6 a 0, también recuerdo haber visto en un diario de la época que decía ‘vencieron mucho a poco’, y en otros lados no se dice el resultado exacto", preguntándose también por esta histórica epopeya que encierra más preguntas que respuestas al indagar de forma profunda en el tema.

Foto actual del camino de cornisa que atravesó Gimnasia y Tiro para disputar el partido en Jujuy.

“Cuando muere Anzoátegui, de alguna manera muere el fútbol en Gimnasia”, remarca categórico Vallejo, y si bien esto no sucedió de manera literal, la muerte de este agitador deportivo a tiempo completo, será el triunfo, al menos por unos cuantos años, de las otras disciplinas que disputaban centralidad con aquello que tanto había fomentado Manuel Anzoátegui: el fútbol.

Años después hubo una comisión directiva que no tuvo mucho interés en el fútbol”, comenta reforzando la idea el historiador Agustín Segón, “es por eso que una parte de los socios se van, intentando seguir practicando el fútbol. Así es que fundan el Club Central Norte en el año 1921. Pedro Pastore (socio fundador de Central Norte) es uno de ellos”, situación que sucede justo un año después de la muerte de Anzoátegui, acaecida en febrero de 1920.

Las historias se enlazan: lo épico, lo mitológico, lo social, lo deportivo y lo contextual abren paso a un gran universo de hipótesis posibles, que al mismo tiempo dan rienda suelta a la imaginación, siendo difícil analizarlo desde un presente que muestra una realidad totalmente diferente en los clubes de fútbol actuales.

Aquel incipiente Gimnasia y Tiro, meses después de tomar la denominación que lo acompaña hasta el día de hoy, realiza una proeza de tamaña envergadura con el fin, simplemente, de disputar un partido de fútbol. 

Viendo esta actitud a la distancia, es más que seguro que en la puja por sostener la práctica de fútbol, eventos titánicos como éste hayan dejado una base firme para que llegue hasta nuestros días la práctica del deporte, y se siga sosteniendo el fútbol como actividad con gran preponderancia en el Club de Gimnasia y Tiro.