El expresidente Donald Trump empezó a ser juzgado este lunes por fraude en un tribunal de Nueva York, un proceso podría costarle la Torre Trump y otras propiedades. El republicano denunció esto como un intento de frustrar su reelección en los comicios del año próximo. Trump, quien lidera las encuestas de intención de voto para las elecciones, es juzgado junto a dos de sus hijos y directivos de su compañía Trump Organization, acusados de haber inflado durante años el valor de sus activos inmobiliarios.

"Esto tiene que ver con interferencia electoral, lisa y llanamente. Están tratando de perjudicarme para que no me vaya tan bien en la elección como me está yendo", dijo Trump a periodistas dentro del edificio del tribunal. "La razón por la que fui procesado es porque me postulé" otra vez a presidente, agregó el magnate, que ya tiene abiertas cuatro causas penales además de esta, que pertenece al fuero civil.

"Fraude continuado"

El juez de la causa, Arthur Engoron, ya dictaminó la semana pasada que se había demostrado la existencia de un "fraude continuado" y ahora deberá resolver sobre otros seis cargos que incluyen falsificación de registros contables, emisión de informes financieros falsos y fraude de seguros. Si sus fallos fueran ratificados por un tribunal de apelación, Trump podría sufrir la confiscación de las empresas que son objeto de la demanda. En tal caso se confiarían a liquidadores, lo que puede obligarlo a ceder algunas de sus propiedades en Nueva York.

La fiscal general de Nueva York, Letitia James, solicita la revocación de los permisos comerciales en el estado de Nueva York de Trump y sus hijos, Eric y Donald Jr, vicepresidentes ejecutivos de la Trump Organization. También reclama una multa financiera de 250 millones de dólares. "No importa cuán poderoso sea alguien, ni cuán rico sea, nadie está por encima de la ley", declaró a la prensa James antes de llegar al tribunal.

Trump dijo en su red social Truth Social que había decidido ir personalmente a la corte "para luchar contra una fiscal general corrupta y racista y contra un juez fuera de control que odia a Trump". Al empezar la audiencia, el juez Arthur Engoron dijo que el juicio durará hasta el 22 de diciembre. Poco antes denegó un pedido para permitir cámaras dentro de la corte, a la que solo accedieron algunos periodistas.

El juicio adquirió una importancia considerable la semana pasada cuando el juez Engoron falló que la fiscalía general del Estado de Nueva York ya había demostrado que Trump y los directivos de su grupo habían "sobrevaluado" su patrimonio entre 812 millones y 2.200 millones de dólares en 2014 y 2021 e incurrido en "fraude continuado".

Trump, que amasó su fortuna en el sector inmobiliario y los casinos en los años 80, perdería entonces el control de varios de los edificios emblemáticos de su grupo como la Trump Tower en la 5ª Avenida de Manhattan. Estas propiedades están en el centro de las acusaciones de la fiscal Letitia James: la superficie del departamento del empresario en la Torre Trump se triplicó y el edificio del número 40 de Wall Street se sobrevaloró entre 200 y 300 millones de dólares en los estados financieros.

El juicio promete ser bastante técnico y se espera que declaren decenas de testigos, entre ellos tres de los hijos de Trump, Eric, Donald Jr e Ivanka (la hija fue denunciada pero finalmente no inculpada). También se prevé que declare el exdirector financiero de la Trump Organization, Allen Weisselberg, que cumplió condena en prisión tras declararse culpable de fraude fiscal en otro caso contra el grupo.

¿Candidatura en peligro?

Trump no puede ser condenado a prisión por esta acusación y no se espera que tenga que declarar hasta dentro de semanas, pero el juicio será un anticipo de una serie de casos legales que podrían perturbar su campaña por la nominación republicana para las presidenciales. El multimillonario está inculpado penalmente en cuatro casos diferentes que por el momento, no repercutieron en su popularidad entre las bases republicanas.

Está previsto que Trump comparezca ante un tribunal federal de Washington el 4 de marzo para responder las acusaciones de haber intentado revertir el resultado de las elecciones presidenciales de 2020 que ganó Joe Biden. Y volverá a sentarse en un banquillo en Nueva York por fraude contable, y después en Florida por su imprudente manejo de documentos confidenciales tras dejar la presidencia.

Este lunes Trump tuvo al menos una buena noticia: la Corte Suprema rechazó estudiar un caso que pedía que no pudiera volver a ser candidato por su presunta responsabilidad en el asalto al Capitolio de 2021. El caso fue presentado por John Anthony Castro, un desconocido precandidato republicano a la presidencia, quien demandó a Trump a principios de este año en base a una disposición de la 14º Enmienda de la Constitución. Esta dice que cualquier funcionario que jure respetar la Constitución de EE.UU. está descalificado para ocupar un cargo futuro si "participó en una insurrección o rebelión o ha prestado ayuda a los insurrectos". 

El máximo tribunal decidió no aceptar la impugnación y desestimó el caso sin ningún comentario ni votación registrada. El caso es independiente de otras impugnaciones similares contra Trump en los estados de Minnesota y Colorado, cuyos juicios están programados para fines de este año.