Esoterismo, antisemitismo, machismo, populismo, fascismo: todo está servido en la mesa más cachivachesca que conocí. No estoy hablando del candidato Milei, transparente en su demencia sino de sus turbios seguidores. Sé que no saben quién soy y los que sí, según vuestro cánones de valor, represento a “un viejo meado”. 

Gente que ustedes establecen como ancianos decrépitos, que han perdido el tren y están más cerca del foso que de la tierra rasa. Son la tribu que viene y parecen reinar en los medios y en la tierra. Quizás es la primera vez que votan. Los conozco, los semblanteo, los estudio pero no los quiero. Tampoco los odio: hace mucho que el rencor me ha abandonado y ya no vuelve más. 

Es cuestión de sacudirse el reseco orín de los pantalones y salir a la vida, un poco más secos. El de ustedes proviene de la juventud, tal vez por eso de no saber aún secarse bien del todo las bragas y las braguetas. O del apuro. No es una ofensa. Es una opinión pues los veo tan jovencitos y envalentonados que me dan un resabio de cuando era jugador de la noche: gente como ustedes llegaban acompañados de un bullicio carnavalesco, unas sonrisas despectivas y no carentes de atractivo, sobrando el momento, la vida misma y las partidas. 

Perdían mucho pero no les importaba. Se mimetizaban de malevitos y creo no se daban cuenta del peligro del lugar. Allí no se simula, allí no se disfraza nadie, allí se pierde y se gana y a veces también se muere. No sé de dónde sacaban ese entusiasmo suicida y ese dinero. No importa. No me simpatizaban: tanta arrogancia junta, tanta juerga, tanta algarabía indiscreta me extraían una mueca, allí donde el silencio y la serenidad deben prevalecer en el paño, ustedes lo manoseaban. Pero bueno, eran así. 

Ahora son igual. Hablo de los propaladores, de los dirigentes, de los feos. Irreverentes, ganadores, sobradores, cancheros/as en suma. Son el pasado que vuelve, no el futuro en libertad. Son la marcha funeraria, no la del nacimiento. Yo fui un votante erróneo que ayudó a hipotecar al país, créanme. Voté mal y pagamos las consecuencias. Ni izquierda, ni peronista, ni radical, ni nada de eso: un anónimo que creyó en algunas promesas y junto con otras y otros pifiamos la boleta -no había muchas esperanzadoras- y nos cagamos la vida. Una o dos veces voté con amor. El resto voté a traidores, voté a fascistas, voté a incapaces, voté a fantasmas y a muertos vivos. Hoy ya no. Tengo el pantalón sin salpicaduras. Pero no, nunca más votaría esos escrachos que ustedes admiran, siguen y defienden. No estoy jubilado por si les interesa. Milei les sacaría a millones lo poco o mucho que tienen o tendrán - a vosotros o a los demás- se los aseguro. 

La otra, la Malanoche de Bullrich igual. Esta señora con legitimidad política y organicidad es capaz de legalizar la horca y el otro el Leoncito Malo, la internación siquiátrica, el exilio o el fusilamiento para los adversarios. Pero esto a vosotros no les importa. Algunos de ustedes son albañiles, gente sencilla que se levanta al alba a poner el lomo, otras son sirvientas humilladas, otros son repartidores de comida, otros mantenidos, y los más youtubers sonrientes con prepagas carísimas. Son una masa heterogénea. Están todos podridos/das que esto no arranque pero solo razonen que van a votar al que promete empezar a mover la máquina y luego, el aceite con que el engranaje funciones será vuestra sangre y plasma. No, no. No van a tener más educación gratis, acceso a la vivienda, créditos , ni indemnización, ni caca en las tripas, ni una bala con que poder matarse. Se los juro. 

No importa que no me lean en este diario que ustedes llaman zurdo, que no me conozcan. Puedo equivocarme. Escribo para mí, como los locos. Locos de la guerra del plomo. De las dictaduras, de las cajas Pan, del uno a uno y las privatizaciones, de la lujuria del champán y la pizza, del Club del Trueque, del Helicóptero Mágico, del Embaucador de ojos celestes como el cielo del infierno que nos arruinó y nos ató al Fondo, de Alberto paseando con su perro mientras el país se derrumbaba con barbijo. Y en el medio un Néstor que el primer día hasta sangró en su frente, muerto a cajón cerrado y Cristina proscripta a corazón abierto por los habitantes de la Gran Cripta de la Corte sin Milagros y con Milagro presa. Tranquilos. No me puteen si llegan a leerme. No doy consejos. Me estoy abriendo a mí mismo los ojos, estoy haciendo mi mea culpa. Lo de mea déjenlo pasar como chiste. 

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La UNESCO declaró Patrimonio Cultural de la Humanidad al sitio de la memoria de la ex ESMA. ¿Tienen que putear como se puteó al Papa?¿Encarna al Maléfico en la tierra, ¿Es la Unesco una oficina comunista? ¿Tiene intereses extractivistas, corruptos mercados, explotación de niños, tráfico de laptops para el Estudiar Igualdad? El Plan Qunitas que el Pro inhabilitó terminó matando a muchos pibes y pibas por ausencia produciendo la muerte súbita. El hijo de mi mejor amigo padeció aquel infortunio. Años antes Zabala, un policía que jugaba la pelota con nosotros y era un protector de presos y ausentes fue asesinado por los Montos, esos dueños de las balas, el sexo, las anfetas y la revolución. Ya le habían tirado un cadáver a Perón y comenzado sus ensorbecidos crímenes. El Erp, las Far con el pecho inflamado de laureles que nadie les otorgó también apuntaron a la cabeza de muchos, mientras repartían leche y carne en las villas. “La gente pobre, enojada, va a salir a apoyar las armas del pueblo”, zumbaban con sus argumentos. Dueños de todo ideario, sabedores o no que provocarían que sus oleadas de acciones, acabarían como excusa para el golpe y los secuestros a activistas de la justicia desarmados, estudiantes sin boletos estudiantiles, gente común, en suma y conducirlos a ese infierno y a otros tantos como se observa en el Nunca Más. Luego el periodista lamedor de botas Leuco y sus crímenes de La Tablada. ¿Creen entonces que soy un defensor de aquellos guerrillerismos ? Para nada: eran destiempados, egoístas, ciegos y sordos, que creyeron en el Juicio Final, el Mesianismo y en las Trompetas Bíblicas. Los verdaderos armados y crueles con la gente que no se podía defender fueron los terroristas de Estado domesticados por el Norte, los torturadores, violadores, ladrones de bebés, a los que defiende vuestra candidata a vicepresidenta, la señorita Villaruel. No fue una guerra. Ustedes no vivieron en carne propia aquello. Tienen derecho a elegir pero la obligación de entender así como yo intento darme a conocer. Comprobarán que soy un amargo que cree que las Malvinas son nuestras, un facho para algunos, un simplificador para otros, un mendigo de retazos de la historia. Pero es lo que pienso, por más que no me lean. Solo advertirles que se atreverían a vender todo, asesinar lo que consideren enemigos, encarcelar gente luchadora y si les molestan ustedes, también irán en gayola por dejar de creer. Están a tiempo. Es la Guerra de los Mundos pero no es ficción. Dejen de jugar a los malos de la peli, dejen de apostar en las timbas que van a perder y hacer perder al resto la ropa, los principios, la comida, los derechos y las ganas de vivir. Mírenme bien si me encuentran: no estoy meado. Tengo ropa limpia y llevo años cantando en esta tierra incendiada. No soy mejor que ustedes pero de algo hay que morir.

 

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