Es sabido que Javier Milei puede ser brusco en sus declaraciones. Su perfil de presunto “outsider” que no debe cuidar los modales lo lleva a decir cualquier cosa. Incluso llegando comparaciones poco felices que tienen el repudio como respuesta inmediata. Esta vez el exabrupto del enojado y controvertido libertario llegó al ser consultado sobre la coparticipación, es decir, el sistema de reparto de ingresos del Gobierno nacional para las distintas jurisdicciones del país y que tiene en vigencia más de 30 años. En su respuesta, increíblemente, comparó ese esquema con la violación a mujeres.

Consultado sobre el esquema de coparticipación, Milei aseguró durante una entrevista en TN: “A ver… y, pero, digamos, y qué, digamos, o sea, ¿a usted le parece que es, digamos, o sea, un equilibro realizable?”. En este punto, ya empezó a hilar un poco más las palabras y continuó: “Suponga que usted tiene una, digamos, o sea, usted tiene una hija y de repente hay alguien que tiene una adicción a tener violación a mujeres, o sea, y su hija es víctima, entonces, ¿qué va a decir?”.

A lo que continuó ya con el barro hasta la cintura: “Y no, bueno, pero es una solución más radicalizada. No. Hay que terminar. Hay que terminar. Hay que terminar con el sistema de coparticipación. Hay que barrerlo. Hay que terminar con esto”.

El historial de barbaridades

Lo cierto es que las comparaciones desafortunadas de Javier Milei no son algo nuevo. Cabe preguntarse, en este punto, por qué tanta obsesión en comparar el rol del Estado con el de violadores y pedófilos con parábolas de mal gusto y poco claras.

Un ejemplo claro fue cuando meses atrás tuvo una de las afirmaciones más polémicas: “Acá el punto es el siguiente. Reconocer quién es nuestro verdadero enemigo. Nuestro verdadero enemigo es el Estado. El Estado es el pedófilo en el jardín de infantes, con los nenes encadenados y bañados en vaselina”.

Al universo semántico de violadores y pedófilos, al tortuoso devenir de la carrera política de Milei hay que agregar la venta de niños. Es que, tras afirmar que está a favor de la venta de órganos, el libertario defendió, también, la venta de niños.

Así contestó con evasivas al ser preguntado por este tema: “De vuelta, esto es como cuando vos leés, hay un libro maravilloso que se llama Análisis general competitivo de Arrow y Hahn, es del 1971, después le dieron el Premio Nobel en 1972, los tipos cuando escriben eso dicen mirá nosotros escribimos esto porque tiene determinadas propiedades normativas”.

A lo que continuó: “Y en esas determinadas propiedades normativas es al mundo al que lo querría llevar, pero después está el mundo real”. Por supuesto, Milei fue interrumpido por un periodista de la mesa que le preguntó sencillamente: “Pero, ¿la respuesta (a si hay que vender niños) no es ‘no’?”

A lo que, con su habitual discurso enredado, como quien tose “o sea”, “digamos” y “a ver”, el libertario que no tiene hijos, llama “los chicos” a sus perros y los usa de guías espirituales y gabinete, contestó: “Depende, no, porque, digamos, depende en qué términos estés pensando. Yo, a ver, digamos, si yo tuviera un hijo no lo vendería”.