La propuesta de la candidata a diputada nacional de La Libertad Avanza, Lilia Lemoine, nos sacudió este martes. Anunció que va a presentar un proyecto para que los varones puedan renunciar a la paternidad. Alegó que muchas mujeres “para enganchar a un tipo” le dicen “acabá adentro que tomo una pastilla o le pinchan un forro” para quedar embarazadas sin que la decisión sea consensuada entre los dos. Entonces, su proyecto de ley le dará a las mujeres 15 días –no aclaró si son hábiles o corridos– para notificar al padre la noticia de la gestación y él podrá decidir si quiere o no hacerse cargo del hijo en camino.
La influencer y cosplay, que se hizo conocida por un video donde explicaba cómo insultar en redes sociales a la legisladora del Frente de Todos Ofelia Fernández, argumentó que “no le parece justo que un hombre se tenga que hacer cargo de una criatura hasta los 18 años cuando no lo quiso tener”.
¿Qué es lo injusto?
Hace décadas que el problema de los deudores alimentarios estaba oculto en la discusión política en el país. Desde hace un par de años, de la mano de los feminismos, se fue instalando en la agenda mediática y pública.
En la provincia de Buenos Aires en 2022, el Ministerio de Mujeres, Politicas de Género y Diversidad Sexual presentó el primer relevamiento –en base a una encuesta que circuló en redes sociales– para dimensionar la magnitud del abandono parental. Casi siete de cada diez mujeres separadas y con hijos que respondieron afirmaron que no reciben la obligación alimentaria o sólo la perciben eventualmente.
Todos conocemos a una o más mujeres que crían solas. Y no por decisión sino por imposición. Ellas hacen malabares. Se endeudan, dejan de lado sus estudios para conseguir otro trabajo, no tienen tiempo libre, se enferman.
Todavía está instalada en el imaginario de muchos padres abandónicos que el dinero que le tienen que dar a ellas, las mujeres se lo tiran encima en pilchas.
La sociedad prefiere mirar para otro lado. No hay sanción social para el progenitor que no se hace cargo en forma conjunta con la madre de sus hijos de su obligación parental. El no pago implica la violación de un derecho de los hijos. Y no es solo cubrir los gastos básicos –comida, ropa, pero sabemos que son muchos más ítems– sino también de ocuparse de llevar y traer, abrazar, consolar, explicar los deberes, acariciar la cabeza, contar un cuento, buscar de una fiesta, y la lista es infinita.
Este año, el ministro de Economía y candidato a Presidente, Sergio Massa, presentó el Índice de Crianza, que empezó a calcular mes a mes el INDEC, como parte de una política pública que apunta a buscar soluciones al problema. Se trata de un valor de referencia para saber cuánto destinan las familias a alimentar, vestir, garantizar vivienda, trasladar y cuidar niños, niñas y adolescentes. El objetivo es que jueces y juezas que tengan que definir alimentos provisorios –en el marco de una demanda– usen ese índice y no demoren meses y meses en fijarlo, como suele suceder. Ya hay más de 15 fallos dictados en diferentes provincias que lo utilizaron.
Hace menos de un mes, por primera vez un magistrado ordenó que dos padres que no pagan la cuota alimentaria de sus hijos sean inscriptos en la Central de Deudores del Sistema Financiero que funciona bajo la órbita del Banco Central de la República Argentina, en la máxima categoría de riesgo crediticio hasta tanto se pongan al día. En uno de los casos, el deudor --que debía casi 900 mil pesos-- se acercó a los pocos días al juzgado, acordó un plan de pagos y ya abonó la primera cuota. En el otro caso, el padre debe 94 mil pesos de cuota y el juez dispuso que además se le secuestre la licencia de conducir hasta que pague.
En Argentina el 50 por ciento de los progenitores que tienen que pagar no paga nada en concepto de cuota alimentaria, y el 12 por ciento paga lo que le parece, de manera esporádica. Esto significa que 3 de cada 5 hogares monomarentales no percibe la cuota en tiempo y forma. Teniendo en cuenta que hay más de 1.600.000 hogares monomarentales, representa a más de un millón de madres que crían solas a 3 millones de niñas y niños. Mientras, un millón de progenitores no se hacen cargo económicamente de sus hijos. Los datos son de Unicef y de la EPH total urbanos 2022.
Legalizar el abandono parental significa retroceder al medioevo.
¿Que tal si proponemos la realización de una vasectomía obligatoria para todos aquellos varones que no quieran asumir la responsabilidad parental? Así no se exponen a convertirse en futuros padres abandónicos.
Lo injusto no es que tengan que hacerse cargo de lo que dice la ley sino que se borren y no se ocupen de cuidar y alimentar a sus hijxs.
A esta altura, ya no sé si el anuncio de este tipo de iniciativas es una estrategia para que solo hablemos de sus delirios pero finalmente hablemos –a pocos días de las elecciones– o si es gente que está muy desequilibrada y no tiene al lado alguien que le diga que lo que está diciendo es una locura.