Para Patricia Bullrich se acaba de bajar el telón de su carrera política. La ex candidata de Juntos por el Cambio sabía que era su última chance para intentar ir por la Presidencia. Añoró todo el año una victoria sobre Horacio Rodríguez Larreta, pero cuando la obtuvo en las PASO resultó ser pírrica: ambos, junto con Mauricio Macri, llevaron por primera vez a la coalición opositora a no formar parte del balotaje. "No hemos logrado los objetivos que queríamos para nuestra Argentina... Hoy aceptamos la derrota", admitió Bullrich, aunque evitó felicitar al ganador de la elección. Ahora la pregunta es qué harán los partidos integrantes de JxC ante el factor Milei, dado que hay sectores enfrentados por el tema. ¿Se romperá Juntos por el Cambio o no? Los radicales tomaron prudente distancia del búnker PRO y ya cuestionaban a los "macristas que están corriendo a abrazarse a Javier Milei".

Con el 24 por ciento de los votos y el tercer puesto en la elección nacional, la derrota de Juntos por el Cambio se dio luego de una interna feroz que los desangró hasta las PASO, y de una campaña muy desordenada a partir de ese punto, donde los distintos aliados no lograron conciliar una estrategia clara luego del golpe que les representó el primer lugar de Milei: una semana intentaba disputarle el lugar de atacar al oficialismo, otra lo cuestionaban a él, la mayoría de las veces tuvieron que plegarse a la agenda que iba instalando La Libertad Avanza. En el medio, Macri fue un factor disruptivo que permanentemente pareció coquetear con Milei, aunque luego salía a desmentirlo.

El impacto de la derrota de Juntos por el Cambio recién se empieza a sentir: en los próximos días, se verá qué posición tomarán los distintos actores de la alianza con respecto al balotaje. Hay algunos dentro del radicalismo que ya avisaron que ni locos votarán a Milei. Otros, entre ellos el gobernador electo de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, consideraron que era mejor que gane Milei antes que cualquier peronista. ¿Cómo conciliarán estas posiciones? ¿Habrá libertad de acción? ¿Habrá ruptura?

Velorio en la Costanera

Bullrich eligió otra vez Parque Norte como centro de operaciones, con lo que confirmó el final del Costa Salguero como el sancta sanctorum del PRO y, luego, de Juntos por el Cambio. Fue el final de muchas cosas en la noche del domingo.

Esta vez, hubo una organización centralizada del búnker, que cobró vida como en las viejas épocas: había música sonando de fondo desde temprano para dar la sensación de un triunfo. Se acercaron voceros cercanos a la candidata a hablar con periodistas, lo que fue una mejoría respecto a las PASO, cuando el único vocero presente era... el Mago sin Dientes. Pero duró poco.

A partir de que llegaron los primeros datos de las mesas testigos, los voceros desaparecieron. Los dirigentes de Bullrich se metieron dentro del área privada. Con cara de consternación, la candidata recibió las malas noticias. Hernán Lombardi la abrazó, Luis Petri le puso una mano en el hombro. Literalmente, la escena parecía sacada de un velorio. Afuera, la música seguía sonando a todo lo que da para disimular lo que ya era indisimulable. 

De la tristeza pasaron a la bronca. En el entorno de Bullrich, había mucho enojo con Macri por complicarle permanentemente la campaña desde las PASO hasta las generales. Es probable que se pasen muchas facturas cuando las aguas se aquieten. Los radicales, en tanto, se imaginan lejos de una conducción del PRO para la alianza electoral, ya sea por la vía de ser ellos los que conducen o por algún tipo de fractura de la coalición. Está todo por verse. 

Jorge el Primero

Jorge Macri fue la única alegría de la noche para JxC. De hecho, todos los cantitos eran dedicados a él, mientras iba trepando en el escrutinio de CABA. 

- Vamos, Jorge, vamos, ponga huevo que ganamos -coreaban bajo una bandera amarilla, viejo color del PRO casi olvidado.  

Fue el primero en salir, incluso cuando no estaba claro aún si había ganado o no en primera vuelta. Lo acompañaba su primo Mauricio Macri, necesitado de mostrarse cerca del algún ganador. Sonaba "Noche mágica", de Tan Biónica, como para rememorar glorias pasadas. Estaba allí también Horacio Rodríguez Larreta y todos los aliados porteños, desde Maximiliano Ferraro (de la Coalición Cívica) hasta Roy Cortina (socialismo).  

Jorge Macri fue el primero en reconocer que Bullrich había quedado afuera del balotaje nacional: "Los resultados nacionales no son los que esperábamos. Es una pena. Pero la Ciudad va a ser el faro de la Argentina que queremos", afirmó, en un claro mensaje de que él se va a posicionar para ser el futuro líder del PRO. "Vamos a tener que analizar qué pasó. Lo hablábamos con Horacio, con Mariú (Vidal), con Mauricio", admitió, aunque el clima en su salida fue de fiesta. El velorio se lo dejaron todo a Bullrich.

Pato a la naranja

Con "Ella" de Tan Biónica sonando de fondo, Bullrich salió acompañada de casi todos los dirigentes nacionales (incluido Macri). El encargado de levantarle la moral, al igual que en privado, fue Lombardi: "La lucha continúa", gritó, quizás rememorando al Lombardi combativo de los años 80. 

Como para levantarle el ánimo, le cantaron: "Patriiicia, Patriiicia". 

Bullrich tomó aire como quien quiere pasar rápido el momento malo y se lanzó a admitir la derrota: "En esta noche donde no hemos logrado los objetivos que queríamos para nuestra Argentina venimos a ratificar con toda la fuerza los valores de nuestra causa, que va más allá de un momento de derrota. Hoy aceptamos la derrota", aseguró.

No obstante, tuvo sus límites. No se mostró dispuesta a saludarlo a Sergio Massa. A Javier Milei ni lo nombró. "No voy a ser yo la que felicite a quien formó parte del peor gobierno de la Argentina. Estuvo repartiendo plata y endeudando al país", aseguró. "El país debe abandonar el populismo si quiere crecer y terminar con la pobreza. Quizás ese valor hoy quedó dormido", amonestó al electorado, en una actitud mucho menos introspectiva que la que mostró Jorge Macri. "No voy a renunciar a mis convicciones. Jamás vamos a dejar de ser lo que somos", aseguró.

Sobre el final, admitió que serán otros dirigentes los que lleven adelante las candidaturas en el futuro. Para ella, bajó el telón.

Escenas del búnker

Volvió el catering. El PRO se caracterizó en sus comienzos por ofrecer comida en sus bunkers como si fuera un coctel empresarial. Eso fue remitiendo en tiempos de mayor sequía por parte de Mauricio Macri, pero Bullrich reinstaló la tradición: sánguches de lomito, mesa de dulces con minibrownies, pastafrola, cheesecake, budines e incluso menú saludable: manzanas, mandarinas y kiwis para quien quisiera escapar de las harinas. Todo regado con gasesosas y aguas saborizadas. Aunque... 

Vinito. Sobre el final, Bullrich con ironía sirvió cerveza y copas de un muy buen vino para todos y todas. Quizás hubiera estado pensado para otro escenario electoral, pero fue una forma de exorcizar la crítica que le hacían porque -como contó ella en la campaña- una vez la agarraron en un control de alcoholemia, cuando Mauricio Macri era jefe de gobierno porteño. Jorge Macri, por su parte, repartió los clásicos alfajores Jorgito.  

La vieja playlist. Volvió también otra costumbre algo perdida del PRO: una extensa lista musical, que sobre todo pasó por la música electrónica con una insistencia casi patológica en Tan Biónica. Pero también hubo lugar para algunos viejos hits de los 90, como Vicentico.