Al menos 35 autobuses fueron incendiados en diferentes barrios de la ciudad brasileña de Río de Janeiro en una "represalia" de pistoleros a la muerte de un jefe parapolicial en un tiroteo con la Policía.

El incendio de los vehículos, en una acción simultánea y coordinada en importantes vías de Río de Janeiro, provocó un caos en el tránsito en la zona oeste de la segunda mayor ciudad de Brasil por la interrupción del flujo de automóviles y los embotellamientos.

De acuerdo con las autoridades locales, el ataque obligó a varias empresas a interrumpir la circulación de sus autobuses, incluyendo los del sistema de transporte de tipo BRT, y bloqueó hasta la Avenida Brasil, una de las principales arterias de la ciudad, así como afectó al funcionamiento de decenas de colegios.

Los autobuses fueron interceptados por pistoleros e incendiados en barrios como Guaratiba, Inhoaíba, Paciência, Campo Grande y Santa Cruz, varios de los cuales son controlados por las "milicias", como son conocidos los grupos parapoliciales integrados por policías y expolicías que surgieron para hacer frente a las bandas de narcotraficantes.

"Detuvimos a doce criminales prendiendo fuego a autobuses y ya están en prisión por acciones terroristas. Inmediatamente serán conducidos a cárceles federales", informó el gobernador de Río, Cláudio Castro, en una rueda de prensa.

Represalia de milicianos

Según la Policía Militarizada, el ataque fue una "represalia" a la muerte en un tiroteo con uniformados de Matheus da Silva Rezende, un importante jefe de una banda de milicianos y sobrino del principal líder de esas organizaciones en Río de Janeiro.

Da Silva Rezende, conocido como "Faustão" y sobrino del jefe parapolicial Luis Antonio da Silva Braga, conocido como "Zinho", es el tercer miembro de su familia en morir en enfrentamientos con la policía en los últimos seis años.

Carlos Alexandre da Silva Braga murió en un operativo policial en 2017 y Wellington da Silva Braga, en un tiroteo en 2021. Tras la muerte de su hermano, "Zinho" asumió el comando de la mayor milicia de Río de Janeiro y contaba con su sobrino como uno de sus principales lugartenientes.

Lula descarta una intervención militar

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, descartó una intervención militar directa en Río de Janeiro tras los ataques parapoliciales.

"No queremos pirotecnia con una intervención (militar) que no dio resultados en el pasado"
, afirmó Lula durante la transmisión en vivo de su programa semanal en redes sociales, que retomó después de tres semanas tras pasar por dos cirugías, una de ellas en la cadera.

No obstante, a pesar de descartar la intervención militar directa, Lula señaló que ya dialogó con el gobernador de Río de Janeiro, Cláudio Castro, y con los ministros de Justicia, Flávio Dino, y de Defensa, José Múcio.

El jefe de Estado indicó que la Fuerza Aérea puede aumentar su presencia en los aeropuertos de Río de Janeiro, al igual que la Marina en los puertos y las Policías Federal y de Carreteras en los puestos de control, para reforzar la fiscalización.

"Vamos a ayudar a Río de Janeiro a combatir más el crimen organizado, el narcotráfico, el tráfico de armas y las milicias
para que el pueblo de Río de Janeiro vuelva a tener tranquilidad", comentó.