Un crecimiento de la actividad económica de 3,5 por ciento, inflación de entre 10 y 12 por ciento, dólar a 20 pesos y reducción del déficit de un punto, al 3,2 por ciento sobre el PIB a partir de un fuerte recorte en áreas sensibles, son algunos de los principales puntos del proyecto de ley de Presupuesto para el año próximo. Según dejaron trascender en las últimas horas fuentes oficiales, el Gobierno está terminando de delinear el Presupuesto 2018, que espera se apruebe antes de los cambios en el Congreso resultantes de las elecciones de octubre. “Los números preliminares que dejó trascender el oficialismo dan cuenta de serias inconsistencias macroeconómicas y no queda claro cuáles serán los drivers que permitirán ese crecimiento”, detalló a este diario el director del Observatorio de Coyuntura Económica de la Universidad de Tres de Febrero, Roberto Feletti. También prevé una emisión de deuda de 30.000 millones de dólares, de la cual un tercio será para pagar intereses de deuda contraída desde 2016. 

Las proyecciones para el año próximo que adelantó el oficialismo implican un cambio drástico respecto de las variables con las que terminará este ejercicio fiscal. “Este año se va a terminar con una inflación del 24 por ciento, un tipo de cambio en torno a 19 pesos contra el dólar, un déficit fiscal de 4,2 puntos y un rojo de comercio externo del 3,5. Con estos números el gobierno está requiriendo de unos 32.000 millones de dólares anuales, que sólo entran por deuda y que sólo sirven para compensar ese desequilibrio macroeconómico”, explicó Feletti. El ex viceministro de Economía sostuvo que con ajuste fiscal de un punto y una reducción de la inflación a la mitad, de concretarse las estimaciones, es difícil plantear un 3,5 por ciento de crecimiento.

Desde el Gobierno sostienen que el crecimiento estará impulsado por un aumento del plan de obras públicas, que implicará un incremento del desembolso en infraestructura de 10 por ciento respecto a este año. Actualmente la tasa de inversión total, tanto pública como privada, se ubica entre el 17 y 18 por ciento del PIB. De ese total, el pico de inversión pública durante la anterior gestión alcanzó un 4,1 por ciento. En contraste, el sector privado requerirá de condiciones para que llegue la lluvia de inversiones. “Esto está dado por el costo de oportunidad. Mientras se mantenga una tasa de interés interna del 27 por ciento anual y un dólar planchado -la iniciativa presupuestaria establece un tipo de cambio que oscilará entre los 19 y 20,50 pesos- el empresario obtiene un rendimiento en dólares de entre 10 y 12 por ciento con la bicicleta financiera”, explicó Feletti, actual secretario de Hacienda de La Matanza. 

El ajuste en los subsidios a los servicios públicos también generará un menor incentivo a la inversión. 

Otro factor al que apunta el borrador del proyecto de ley del Presupuesto es a una fuerte recuperación de Brasil, el principal socio comercial argentino. Sólo esta situación podría explicar un crecimiento de exportaciones de 6,5 por ciento con tipo de cambio estable, ya que esa mejora debería ser en cantidades y permitiría reducir el actual déficit externo de 3,5 por ciento.  

El resto del proyecto se mantiene en línea con lo realizado hasta el momento: ajuste fiscal y endeudamiento. Aunque no dieron cifras, se asegura que el gasto público se mantendrá en términos constantes, es decir teniendo en cuenta una inflación del 10-12 por ciento. El Ministerio de Finanzas estima para el año próximo captar unos 20.000 millones de dólares para cubrir el déficit y otros 10.000 millones para pagar intereses de deuda. El ajuste en los subsidios a los servicios será mayor, pero no se descarta que pueda haber recortes al sistema previsional, ya que el grueso del gasto público corresponde a la Anses.