Cada una de las tres películas del cordobés Moroco Colman significa de maneras diversas pero consecuentes con un cometido: tensar la puesta en escena. En el caso de su ópera prima, Fin de semana (2016), a través de dos mujeres cuya relación no es explícita y debe descifrarse; en La noche más larga (2021), al recrear la figura del mayor violador serial de la historia argentina (con Daniel Aráoz en una interpretación memorable); y ahora, con Reina Animal, con Sofía Gala Castiglione en la figura de una “dealer” de carne robada.

La figura del dealer no es una exageración, sino una de las posibilidades que adquiere la tarea de esta chica solitaria, que vive en la cúpula de una casa vieja, situada en la zona roja de Córdoba. No distribuye droga sino paquetes de carne que su primo roba del matadero; ella entrega los pedidos a destinatarios furtivos, que guardan recelosos lo que reciben. Circunstancialmente, un policía la descubre y aprovecha a quedarse con uno de estos “pedidos”. Parece que la mercadería es buena, y el súper chino también hace su negocio.

De este modo, Reina Animal establece a sus personajes y el entorno, y lo hace a la manera de un cuento extraño. Algo así ya sucedía en La noche más larga, en el parque vuelto bosque, como el de los relatos de infancia, con el lobo acechando. En Reina Animal, los colores parcelan la noche de maneras saturadas, como si fuesen páginas de un cómic. En verdad, se trata de una noche eterna, en la película nunca hay sol; y es difícil precisar qué sucede cuando los personajes duermen, aun cuando a veces lo hagan de maneras forzadas, vía golpes o desvanecimiento. La coloración nocturna, gracias a la dirección de fotografía compartida entre Colman y Sol Lopatin, pareciera aludir, en sus verdes y rojos, a la atmósfera del cine de Mario Bava. Pero a diferencia del director italiano, aquí no hay neo-gótico sino una plasmación de encanto frío, de enrarecimiento nada seductor.

De este modo, la alegoría dealer-cárnica troca en otras posibilidades de vida (y muerte) animal. Entre ellas, hay una que bien podría funcionar como un mito, por improbable, pero cobra sentido real cuando se la rubrica con imágenes documentales. Justamente, que los animales sean comidos por los humanos hace que, en potencia, ninguno esté a salvo; y las imágenes de archivo pueden, en este sentido, dar un sostén diferencial. Algo así sucedía a su vez en La noche más larga, con registros que validan, testimonialmente, lo que la película poetiza.

Ahora bien, “poetizar” no quiere decir que se vuelva más amable o ameno lo que se refiere -La noche más larga trata de un violador y del uso político que se hizo de su “cacería televisada”-, sino que se lo apropia en virtud de los recursos expresivos del cine y de la manera con la cual se los pone en juego. En ese despliegue, contar una historia es una vía ideal; para a través de ella introducir consideraciones personales. De este modo, la “carne” que se trafica es develada en su secreto a partir de las imágenes ciertas del matadero, verazmente documentales; y no son las únicas. Para decirlo de algún modo, son brutales. Y no pueden serlo de otra forma. Hay que soportarlas, y acceder al proceso económico y mortuorio que hace posible la forma de alimentación que Reina Animal pone en jaque.

Su cuestionamiento está no solamente en la denuncia que el relato articula, sino en la forma misma desde la cual la película está hecha, siendo como es el primer largometraje argentino con producción sustentable, atendiendo al protocolo de rodajes sustentables que brinda la Asociación de Productorxs Audiovisuales de Córdoba (APAC). Toda una declaración de principios. De este modo, realización y construcción dramática realmente van de la mano.

A quien aún no se mencionó como corresponde es a la inmensa protagonista de Reina Animal, cuya tarea, como es habitual, destaca. Sofía Gala Castiglione no solo es una actriz de talento, sino que siempre está dispuesta a papeles diversos, en los cuales aporta una sensibilidad tan despierta como provocadora. Esos rasgos hacen de su “reina animal” el sostén de la película por completo, ya que a través de ella pueden delinearse el contexto barrial y los personajes, con quienes entabla vínculos y rebotes: del dueño del súper chino al policía corrupto. Entre ellos, también un ladrón circunstancial y el circuito de peleas clandestinas, apuestas mediante, que la noche cordobesa guarda: allí, como perros, hombres se asestan golpes hasta sangrar.

Como corresponde al relato de cuño noir que ofrece, Reina Animal es la puesta en escena de un gran costado social oscuro, del cual nadie está a salvo; en otras palabras, en su retrato no hay quienes no guarden secretos y sean bañados por la luz fría de la noche. Un proceder criminal que toca de igual modo al sistema económico; en este caso, a través de la industria alimentaria en base a animales.

Reina Animal 7 puntos

(Argentina, 2023)

Dirección: Moroco Colman.

Guion: Moroco Colman, Sofía Castells.

Dirección de Fotografía: Sol Lopatin, Moroco Colman.

Montaje: Moroco Colman.

Música: Juan Sorrentino.

Intérpretes: Sofía Gala Castiglione, Chang Hung Cheng, Cristina Medina, Fernando Listello, Matías Jalil.

Duración: 70 minutos.

Distribuidora: Cinetren.