Víctor Hugo Morales cargó contra la gestión de Javier Milei después de que el gobierno anunció que se podrán blanquear los dólares guardados bajo el colchón y tildó de “envidiosos” a quienes lo critican. En este contexto, por la 750, marcó la gran inconsistencia que representa esto en una parte del electorado que levanta la bandera de la honestidad, pero que termina votando a los representantes de las mayores estafas, y alertó por el riesgo de que el país se convierta en un "paraíso narco".
El editorial de Víctor Hugo Morales
El paraíso narco de Milei está en marcha, con escasa o nula oposición del sistema. Algunos jueces andan preguntándose si no es instigación al delito. ¿Se lo preguntan? ¿Se lo tienen que preguntar? ¿No va la respuesta en sí misma?
Milei los entusiasma a los traficantes que tienen por fin un Estado dispuesto a dejarse de tonterías. El pueblo votante de Milei no tiene hijos que proteger, no tiene moral que proteger y vota a Milei y su mundo narco. No les alcanza con Milei cripto-crucificado.
“Luz verde a los narcos”, titula hoy Página|12. Blanquear la blanca. Un día de estos se aparece Bullrich con un aparatoso operativo, queriendo comprar a un capitán de un barco para que diga que ella fue la que descubrió un cargamento de merca que el capitán había denunciado. Conocen el episodio, ¿no?
Aparecerá Bullrich en una villa con un paquete de harina al lado y dos pibes boca abajo y esposados. Dos vendedores. Otro día quema droga y la muchachada vuela de placer lo más cerca posible del horno. El olor es alucinante y Bullrich se saca fotos con ropa de fajina militar. La gran lucha argentina contra el narcotráfico era esa. Y ahora Milei los felicita porque fueron vivos, les dice que no hagan caso de los envidiosos.
Armó una comisión por la criptomoneda, Milei. Pero se aburrió de la tontería y la eliminó. Afuera, basta con eso. Soy inocente y punto. Me tienen la misma envidia que le tienen a los narcos los que se quejan por haber pagado impuestos, pedazo de giles de cuarta. No tuvieron coraje, no se avivaron, y ahora se mueren de celos.
Los votantes aplauden. "Ese es mi presidente", y le ponen un boletito a Adorni. Hay algo patético en quienes votan a Milei (o a Macri) hartos de la corrupción. Les hablaron tanto de una corrupción cuyos frutos no encontraron, que ahora a la propia no la ven, aunque sea como una fractura expuesta y se vea hasta el hueso.
Sin embargo, AmCham no la ve tampoco. O le parece encantador el changüí a los narcos. Me pareció bastante débil la mención de que no son héroes los que evaden. Lo de Milei en el narcoestado exige a quien no esté de acuerdo un vigor y una crítica mucho más fuerte. Todo puede ser.
Lo que sí los tiene preocupados a los de AmCham, que se sienten dueños del país porque lo son, es que Milei y Macri (o lo que queda de Macri) no se unan en la provincia. Es lo último que les queda para que el país sea de AEA, ADEPA, UIA, SRA, AmCham y los coloquios eventuales.
Con la “embajada”, los ingenieros americanos del Paraná, el Comando Sur y la plata dulce fumada, el equipo lo tiene todo. Los que hablan mal de esa conjunción, hablan de envidia. Como dice Milei en las ancas de sus votantes: los famosos "anticorrupción".