Aquella histórica frase del presidente Raúl Alfonsín de que "con la democracia se come, se cura y se educa" parece haber entrado en cuestión en una coyuntura en donde se extiende la pobreza y la indigencia.

Según un reciente informe del Banco Mundial sobre seguridad alimentaria, la inflación de la Argentina en el rubro alimentos ubica al país como el único latinoamericano entre los diez más golpeados por el hambre.

La Universidad Católica Argentina (UCA) estima en 4,2 millones la cantidad de niños y adolescentes que no llegan a completar una alimentación saludable en el país. Esto se produce a pesar de que el 59,3 por ciento de esa población recibe “alimentación gratuita”, ya que acuden a comedores, copas de leche y escuelas para poder comer.

Más alimentos

El recientemente creado Centro de Estudios de la Tierra (CET) de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) ha destacado la pérdida de más del 40 por ciento de los establecimientos agropecuarios entre 1988 y 2018 (un total de 170 mil familias productoras).

“Esta situación, en constante agravamiento, se vincula con el avance del modelo agroindustrial, que concentra la tierra y los mercados en pocas manos, que son las que deciden unilateralmente los precios de los alimentos, con pasividad del Estado”, destaca el comunicado del informe del CET.

“Necesitamos profundizar la intervención del Estado para garantizar la producción de alimentos necesarios para nuestro país. Es necesario desplegar una política que ya venimos llevando a cabo desde las organizaciones, que son las ferias y los mercados de cercanía. Acercar a las familias productoras a los consumidores, eliminando los intermediarios y reduciendo los costos de los alimentos”, considera Josefina Galán, coordinadora de Comercialización Nacional de la Unión de Trabajadoras de la Tierra (UTT).

El último informe “Los precios en la Economía Social, Solidaria y Popular (EESSyP)” del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO) aclara que “siempre los espacios de ESSyP tienen los mismos precios o menores precios que los supermercados en los productos analizados”.

Durante la devaluación y corrida cambiaria de agosto, tras las PASO, los locales de la ESSyP tuvieron una inflación de apenas 9 por ciento, frente al 20 por ciento de las grandes cadenas de supermercados. Una familia que compró su canasta básica en este tipo de ferias o locales se ahorró 21.991 pesos durante los últimos 3 meses.

Menos especulación

Durante la crisis de las hipotecas subprime en 2008, el economista chileno Manfred Max Neef aclaró que el monto total del rescate implementado de parte de los Estados en favor del sistema financiero multinacional equivalía a 600 veces el costo anual que la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), había estimado para solucionar el hambre del mundo.

Un año después, en 2009, mientras Goldman Sachs ganaba más de 5 mil millones de dólares (un tercio de sus beneficios netos) a través de inversiones bursátiles ligadas al alimento, el economista jefe de la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo), Heiner Flassbeck, anunció que, luego de las puntocom y los suprime, la burbuja financiera que se avecinaba era la de este tipo de activos. El informe publicado por el equipo de Flassbeck advertía que las actividades de los actores financieros “empujan los precios de las materias primas mucho más allá de los niveles que justificarían los datos fundamentales del mercado”.

Según la FAO, apenas el 2 por ciento de los contratos de futuros sobre materias primas acaban en un suministro real de las mercancías, mientras que el 98 por ciento restante se vende de antemano por especuladores que solo están interesados en la ganancia rápida. David Beasley, director del Programa Mundial de Alimentos de la Naciones Unidas, estimó que con 6 mil millones dólares se podría salvar a los 42 millones de personas que en el mundo van a morir de hambre este año. Es el 0,36 por ciento de la fortuna de los 400 empresarios más ricos del mundo.

En el terreno local, en 2022 Arcor tuvo ganancias netas por 35.380 millones de pesos (un 78 por ciento más que en 2021) y Molinos Río de la Plata anotó 8197 millones de pesos (un 50 por ciento más que en 2021).

* Licenciado en Economía de la Universidad Torcuato Di Tella y master en Periodismo de la Universidad del País Vasco.