Desde Roma

Argentina podrá contar con un nuevo beato, el cardenal y Venerable Siervo de Dios, Eduardo Francisco Pironio (1920-1998), gracias a un milagro que fue certificado por el Dicasterio de las Causas de los Santos y aprobado por el papa Francisco, según difundió este miércoles la oficina de prensa de la Santa Sede.

Se le atribuye un milagro realizado en Argentina en relación a la enfermedad de un niño de apenas un año y medio, Juan Manuel, curado en diciembre de 2006, luego de que sus padres rezaron por varios días al cardenal Pironio luego de leer un folleto con su testamento espiritual difundido por el párroco.

El niño se había envenenado inhalando sin querer la purpurina -sustancia con metales que se usa a veces para decorar objetos- de un recipiente. El niño, con graves problemas respiratorios, fue internado con urgencia y estuvo en coma durante varios días hasta que al final se curó sin que los médicos pudieran dar explicaciones científicas sobre la recuperación y tampoco los médicos del Vaticano que estudiaron el caso para verificar el milagro.

La vida del cardenal

Nacido en la ciudad de 9 de Julio, provincia de Buenos Aires, en 1920, el cardenal Pironio fue ordenado sacerdote en 1943.

En 1964 fue ordenado obispo y nombrado obispo auxiliar de La Plata y así participó de varias sesiones del Concilio Vaticano II (1962-1965) que produjo muchos cambios en la Iglesia. También fue obispo de Mar del Plata (1972-1975) y rector del seminario de Villa Devoto de Buenos Aires y decano de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica Argentina.

Su carrera se caracterizó por una activa participación en las conferencias del Episcopado Latinoamericano que se hicieron en Medellín (Colombia, 1968), Puebla (México, 1979) y Santo Domingo (1992) Pero también en el CELAM, el Consejo Episcopal Latinoamericano, del que fue secretario general y luego presidente (1972-1974).

Pero también hizo parte de su carrera en Roma, a donde fue convocado por el Papa Paulo VI en 1975. En Argentina se vivía una situación de extrema tensión por el accionar de los grupos paramilitares de las Tres A (Alianza Anticomunista Argentina) durante el gobierno de Isabelita Perón y su derechista ministro de Bienestar Social José Lopez Rega. Y Pironio al parecer no era una persona agradable para la Triple A.

En 1976 Paulo VI lo creó cardenal y lo nombró en 1976 Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica del Vaticano. Juan Pablo II lo designó en 1984 presidente del Pontificio Consejo para los Laicos.

Al cardenal Pironio, además, y pocos lo saben, se le atribuye la creación de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), un evento mundial que se realiza cada dos o tres años y reúne a los jóvenes católicos de todo el mundo y el Papa. A tal punto que Vatican News, la agencia de prensa vaticana, cuando dio este miércoles la noticia tituló su artículo sobre Pironio “El cardenal argentino impulsor y artífice de las JMJ será beatificado”. La última JMJ se hizo en Lisboa en agosto pasado.

Los beatos argentinos son ahora 16, 9 de los cuales proclamados por el Papa Francisco. Entre ellos, además de Pironio, el mapuche Ceferino Namuncurá y el Obispo Enrique Angelelli , asesinado por la dictadura argentina en un preparado “accidente” automovilístico en 1976.

El cardenal beato murió en el Vaticano en 1998 a causa de un cáncer de próstata. Sus restos fueron llevados al santuario de Luján, en Argentina, donde fue bautizado y recibió la ordenación episcopal y donde, según fuentes vaticanas, se hará la ceremonia de beatificación antes de que termine el 2023.

Ocho años después de 1998, en 2006, durante el papado de Benedicto XVI, fue declarado “Siervo de Dios” por la Iglesia, lo que significaba que podía comenzar el proceso de canonización que supone otros tres pasos: Venerable, Beato y Santo. Los dos últimos exigen la demostración de un milagro cada uno efectuado por la persona en cuestión.

El beato Pironio y la Teología de la Liberación

Una buena parte de la Iglesia considera a los filósofos argentinos Enrique Dusell -fallecido hace pocos días- y Juan Carlos Scannone -fallecido en 2019- como los padres de la Filosofía de la Liberación.

Fue Scannone quien al distinguir cuatro corrientes dentro de la Teología de la Liberación surgida entre los años 1960-70, atribuyó una al propio Pironio “basada en la experiencia pastoral”. Esta corriente “buscaba la unidad del pueblo, aunque no desde lo político, sino desde lo espiritual y eclesial, buscaba la liberación pero no a partir de la lucha de clases o del enfrentamiento ideológico”, explicó a PáginaI12 la teóloga argentina Emilce Cuda, actual Secretario de la Pontificia Comisión para América Latina de la Santa Sede.

Otra corriente famosa de la Teología de la Liberación fue la del peruano Gustavo Gutiérrez, muy difundida en América Latina en la década del 1970, y “basada sobre todo en la experiencia histórica”, según Scanone.

La corriente teológica atribuida a Pironio “no era menos defensora que las otras tres de los oprimidos, del pueblo pobre y trabajador”, subrayó Cuda. “Pocos saben que Pironio, defensor de esa parte del pueblo que son los pobres, fue el inspirador de la Jornada Mundial de la Juventud”, recordó la teóloga añadiendo que fue además “un extraordinario secretario y luego presidente del CELAM. Durante su gestión se llevó a cabo la conferencia de Medellín que fue un intento de poner en práctica las enseñanzas del Concilio Vaticano II adaptadas a América Latina. Medellín en efecto elaboró una serie de documentos muy importantes sobre la paz, sobre la justicia, que tradujeron a la realidad latinoamericana las enseñanzas del Concilio Vaticano II”.

“El cardenal Pironio fue un hombre de gran espiritualidad y muy amigo de Paulo VI”, concluyó.