“Una brisa primaveral no tan leve, fresca y húmeda, como venida del Río Sumida, o del mar más allá, me hacía revolotear el pelo que aún llevaba largo y hasta me dificultaba mantener bien firme mi vieja OIympus OM1, encuadrar, enfocar. Pero de golpe ver, apuntar, disparar fue toda una misma cosa, un solo movimiento, un solo verbo. Como en la epifanía de un cazador”. Con estas palabras comienza “Japón: apuntes”, el nuevo libro del músico y fotógrafo platense Sergio Poli. Entre luces y sombras, este presenta treinta fotografías del Japón que descubrió el artista en la década del noventa mientras recorría el país insular como primer violín de la orquesta tanguera de Omar Valente. Treinta años después del primer viaje, el resultado de este trabajo será presentado en La Plata como parte de la nueva colección “Fotógrafos Platenses” dirigida por Ataúlfo Pérez Aznar.

Un instante decisivo

Sergio Poli tenía apenas treinta y dos años cuando Omar Valente le acercó la propuesta de ser el primer violín de su orquesta de tango. Era 1993 y el reconocido pianista había firmado un contrato para recorrer todos los años Japón en giras intensivas que se extendían en poco más de un mes.

Hijo de una familia de músicos, Poli formaba parte de la Orquesta Estable del Teatro Argentino de La Plata desde que tenía veinte años y en 1985 había fundado su propio grupo de jazz, el Cordal Swing, al estilo del Quinteto del Hot Club de Francia. Sin embargo, el tango no estaba entre su repertorio. “Para mí fue un curso acelerado. Un bautismo de fuego tremendo, de golpe. Más allá de que yo tocaba el violín profesionalmente, y que el tango me gustaba, el estilo lo tuve que incorporar con Valente que, con mucho oficio, me daba indicaciones”, afirmó Poli, que aceptó de inmediato la propuesta y se embarcó en la que sería la primera de cinco giras en la isla asiática.

Formarse en el tango de la mano de Valente fue uno de los incentivos que lo llevaron tomar esta decisión, pero no el único. Según contó el violinista, “en esa época me había comprado una cámara Reflex y me había acercado a la galería de Ataúlfo Pérez Aznar para hacer un curso. Al principio, simplemente para sacarle el jugo. Pero se armó un grupo muy lindo y seguimos trabajando con fotografía documental. Me armé un laboratorio en mi casa y semana tras semana llevaba avances. Era un trabajo de mucha pasión. Fue en ese contexto, en el ápice de mi pasión por la fotografía, que me surgió la gira y me pareció una oportunidad única para sacar fotos”.

Entre luces y sombras

“Fueron veintiocho conciertos en cuarenta días. Teníamos muy pocas jornadas enteras sin concierto y con mucho viaje interno dentro de las ciudades, así que no quedaba demasiado tiempo libre. Pero el tiempo se hace siempre y yo lo usé para patear por las calles con la cámara encima, sacando foto a todo lo que se me cruzaba” contó Poli. Su Olympus OM1, cargada con película Tri-X, la había comprado en un mercado de pulgas ni bien había llegado a Japón. Con ella, comenzó a capturar la rutina ajetreada de los japoneses que compartía pulso con la suya.

Poli observó a los habitantes del país insular en las estaciones de subte, viajando o corriendo para poder llegar. Los “cazó” con su cámara tensionados entre las viejas tradiciones y los avances de la globalización, atravesando con trajes norteamericanos los viejos templos humeantes o pasando la tarde en nuevos y atiborrados centros comerciales.

Al regreso de su primera gira, y motivado por el visto bueno de Pérez Aznar, Sergio Poli realizó la muestra fotográfica “40 días en Japón” que reconstruyó un itinerario visual de este viaje. El tiempo pasó y su carrera musical lo capturó. Entre diversos proyectos, fue convocado por Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota para participar en las grabaciones de los CD “Lobo suelto, Cordero atado” (1993) y “Último Bondi a Finisterre” (1998), y para actuar junto a la banda en los conciertos ofrecidos en el Estadio de Huracán en 1993 y 1994.

“La profesión, otros proyectos, me fueron alejando de la fotografía, un poco quitándole esa centralidad que tenía para mí en aquel momento. Pero siempre quedó la idea de decir, pucha, esto habría que redondearlo alguna vez con todo el material que traje.”, dijo Poli, que volvió a viajar con la orquesta de Valente en 1995, 1997 y, unos años más tarde, en 2004 y 2007. Siempre lo hizo acompañado de su cámara, pensando en un proyecto futuro que sólo existía en el deseo.

Un platense observa a Japón

La oportunidad finalmente llegó tres décadas después del primer viaje a Japón, cuando Poli recibió la propuesta de realizar el primer número de la colección “Fotógrafos Platenses” dirigida por Pérez Aznar. Sobre esta colección, en el prólogo de “Japón, apuntes” el director afirma que “es un espacio para que aquellos creadores de la región, de la cual nos consideramos parte, pueda dar a conocer las diferentes miradas conformadas indudablemente por los dos aspectos dominantes de la fotografía como lenguaje, que es ni más ni menos como medio de comunicación y como medio de expresión y aportar a la memoria visual de nuestra región con diversas miradas”.

La presentación de “Japón, apuntes” de Sergio Poli se realizará en la sede de ADULP, en la calle 6 al 592, La Plata. Tendrá lugar el viernes 17 de noviembre a las 19 horas, con la presencia de Poli, Pérez Aznar y el diseñador de dicha colección, Luis Raimundi. Además, habrá un cierre musical a cargo de Paula Mesa.