A la espera de que el gobernador Miguel Lifschitz resuelva si acepta o rechaza la renuncia del fiscal Fernando Rodrigo, investigado por ordenar escuchas ilegales a su ex pareja y allegados a ella, una organización feminista enumeró causas desestimadas por el fiscal, cuando estaba a cargo de la Unidad de Violencia de Género, entre 2014 y 2015. "Desde marzo o abril de 2014 venimos reclamando sobre la situación de muchas mujeres que iban a denunciar y Rodrigo no tomaba las denuncias o las desestimaba. Hicimos reclamos continuos, pero no eran tenidos en cuenta por el (entonces) fiscal regional Jorge Baclini (actual fiscal general)", denunció Nora Giacometto, de Ampliando Derechos. En tanto, desde la Auditoría General de Gestión indicaron a este diario que continúa abierta la causa administrativa hasta que haya resolución del Ejecutivo sobre la renuncia, según estipulan las leyes 13.013 y 7.050. La causa penal, también, sigue en investigación.

Cuando Rodrigo presentó su renuncia, acorralado por las pruebas en su contra, los primeros en salir a reclamar que el gobernador no la acepte fueron los integrantes de la Asociación de Abogados Penalistas, quienes apuntaron a que de esa manera Rodrigo "evita la investigación de la auditora provincial María Cecilia Vranicich", que podría terminar en su exoneración. Sin embargo, está claro que no podrá esquivar la investigación penal de la fiscal Natalia Benvenuto, en la que todavía no fue imputado.

Entre cuestiones administrativas y penales aparecen las consecuencias de que el fiscal haya estado al frente de un área caliente durante los primeros meses del nuevo sistema penal. "No tomaba las denuncias o directamente las desestimaba, como sucedió con los casos de Jésica Balmaceda, que no pudo llevar a juicio muchas de las denuncias que tenía de 2014 contra su agresor", condenado en el primer juicio oral por violencia machista, a una pena de 2 años y 11 meses, por solo tres de los hechos. Hoy, el agresor está preso por amenazar a su madre.

Los datos fueron reunidos por la organización que acompaña a mujeres en el proceso penal y social. Giacometto aseguró que por aquellos días solían quejarse de la atención de Rodrigo con el fiscal Baclini, pero que éste les "decía que (Rodrigo) se había especializado en cuestiones de género", recordó. "Luego nos fuimos encontrando con otras víctimas como Jésica C., que sufría el maltrato de Rodrigo, quien siempre sostenía que las mujeres eran culpables por la situación de violencia, calificándolas ‑en algunos casos‑ de histéricas", lamentó.

Lo relatado por Giacometto es grave, si se tiene en cuenta que Rodrigo está acusado ahora por comportamientos típicos de la violencia machista, como controlar a su expareja, sus amigas (dos abogadas) y su padre, a través de sus teléfonos móviles, intervenidos dentro de causas que tenía en investigación en su fiscalía. La víctima es empleada del mismo Ministerio Público de la Acusación y un compañero suyo que advirtió la situación hizo la denuncia.

La lista de Ampliando Derechos sobre las causas en las que intervino Rodrigo, es larga. "Entre las víctima está C. R. Cuando la conocimos, en diciembre de 2014, nos contó que venía haciendo denuncias desde marzo de ese año por delitos como amenazas y lesiones del agresor; pero, ni siquiera había logrado que éste fuera imputado. Incluso, un intento de ahorcamiento fue banalizado por Rodrigo", reveló Giacometto.

Otro de los casos es el de R. G., que "tomó contacto con la organización en octubre de 2014 porque venía haciendo denuncias desde marzo de ese año por amenazas y reiteradas violaciones a las órdenes de restricción de acercamiento, sin que el agresor hubiera sido notificado de las mismas. En ese momento, otras fiscales que trabajaban con Rodrigo, si podían, nos daban una mano. El ni siquiera permitía que las víctimas fueran acompañadas a declarar, situación que aún hoy persiste con los actuales fiscales en esa unidad", relató Giacometto sobre la oficina a cargo de los fiscales Raquel Almada y Alvaro Campos.

El caso que consideran "de los más comprometido" es el de Nancy M., quien "se enteró a través de una nota en el diario que Rodrigo cerró un juicio abreviado con su agresor, sin notificarla". Fue en julio de 2014 y al acusado le dieron dos años y medio de prisión condicional, en acuerdo con su defensa. No estuvo preso ni un día. "Así, podemos citar varios casos más, como el de N. E., a quien también acompañamos cuando ya tenía una decena de denuncias desestimadas por Rodrigo de un total de 30; el de M. P., otra víctima que sufrió el destrato de Rodrigo; y el de L. F., también víctima de la desidia", enumeró.