Pablo “Chango” Móbili es copresidente del centro de estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA) y militante de La Cámpora dentro de Proyecto Sociales. En las elecciones que se realizan esta semana para renovar las autoridades del centro y los consejeros directivos, ese frente de agrupaciones kirchneristas se presenta junto a otras organizaciones independientes en la Lista 15 “Defendamos Sociales”, y compite con la coalición liderada por la agrupación peronista UES (hasta hace poco aliada de Proyecto Sociales) y con las listas de izquierda. En diálogo con este diario, Móbili explica por qué se partió el frente que viene conduciendo el centro estudiantil y toma posición ante la elección del próximo decano de Sociales y la situación de la universidad. 

–¿Por qué se rompió la actual conducción del centro de estudiantes?

–La UES eligió avanzar en un acuerdo político de fondo con el rectorado de la UBA, con el rector Alberto Barbieri y, principalmente, con el secretario de Hacienda, Emiliano Yacobitti, que también es presidente de la UCR de Capital. Lo que decimos está bien fundamentado. Este año la UES echó a dedo a la copresidenta electa del centro, Belén Figueredo, porque ella difería en el rumbo de acercase a Cambiemos, y pusieron a otra compañera (Ayelén Petracca). Nosotros disentimos con eso. Otra situación se dio en mayo, pero salió a la luz hace pocas semanas: una resolución del rectorado, firmada por Barbieri y Yacobitti, le transfirió directamente 172.500 pesos a la UES, sin pasar —y esto es lo grave— por el centro de estudiantes. Ni siquiera yo, que soy el copresidente, fui notificado en ningún momento. El rectorado financiando directamente a una agrupación política es algo, de mínima, poco transparente. Además, es una definición política: el rectorado decide desfinanciar algunas facultades que no le son afines políticamente, dejando obras sin terminar o con baños que colapsan porque “no hay presupuesto”, pero sí hay plata para una agrupación política.

–¿Qué implicancia tuvo en la ruptura del centro la división del frente que conduce la facultad?

–Lo vemos por carriles separados. A nosotros lo que nos preocupa es que, en esa partición que se dio, el rectorado y Yacobitti entren, utilizando a la UES como su agrupación política en estudiantes; y en graduados y profesores al espacio Sociales por Venir, en el cual si bien hay compañeros muy valiosos, el problema es que en esa lista participan radicales de Cambiemos. Por ejemplo: Jorge Mayer, una persona que se ha opuesto a la ley de medios y que festejó cuando el gobierno de Macri la tiró por decreto. Quieren ganar la facultad utilizando estos caballos de Troya.

–¿Qué posición tiene la Lista 15 respecto de la elección de decano?

–Nuestra posición actual es no apoyar a ningún candidato a decano, será un discusión que tendremos una vez finalizada la elección. Obviamente no somos neutrales, nuestra visión sobre esa discusión es que hay un adversario y enemigo claro, que es Yacobitti, alguien que ha robado elecciones —como en el 2001 en Económicas— o que está denunciado por manejos turbios —como en el Hospital de Clínicas—. Para nosotros es un enemigo claro, no vamos a ser neutrales, no queremos que ese espacio siga sumando poder en la UBA; les falta poco para tener las trece unidades académicas de la UBA. Cuando llegue esa discusión, nuestra posición seguramente tendrá que ver con impedir el avance del rectorado en Sociales. 

–¿Cuáles son sus propuestas para el centro?

–Hay muchas cuestiones que se deben seguir impulsando y manteniendo: la política de becas –aplicando criterios socioeconómicos– para que las tengan los estudiantes que más las necesitan. El contexto económico es muy difícil por la política del gobierno de Macri, eso lleva a muchos estudiantes a optar de forma obligada entre tener que cursar, pagar el alquiler, la comida o lo que fuere. Esa política pensamos sostenerla y ampliarla, como medida de inclusión y permanencia. Obviamente, el centro no sólo debe generar política gremial, sino que también debe estar en la calle, en las luchas del ámbito educativo y de otros sectores, como hemos estado este año cuando las centrales sindicales lo han solicitado, con el movimiento de mujeres o distintas expresiones y motivos. El centro debe estar en las aulas y en las calles, como lo viene estando. Lo que sí, y esto nos diferencia de la UES, el centro debe ser autónomo de las autoridades, tanto del decanato como del rectorado, para tener independencia a la hora de tomar decisiones.

–¿Qué opinión tiene sobre la situación actual de la UBA?

–La UBA es gobernada desde hace años por un sector donde Yacobitti controla todo. El presupuesto es distribuido de manera discrecional a las facultades —eso lo maneja la Secretaría de Hacienda—, eso hace que haya diferencias enormes entre los edificios de las 13 facultades y las sedes del CBC, algo que no es justo ni equitativo para los 300 mil estudiantes que componemos la universidad. Hay que discutir los planes de estudio, algunos datan de los 80’, hay una política muy conservadora de la UBA en no rediscutir eso. Los miles de docentes ad honorem que dictan clases sin cobrar un peso, eso no puede ser así, no se puede trabajar gratuitamente. Y también hay que mejorar las condiciones salariales de docentes y no docentes. Creemos que la UBA es una universidad elitista, que no se abre: sólo se mira el ombligo, es de puertas cerradas. La UBA debe darse una política fuerte y marcada para que nuevas generaciones ingresen. Y, por último, debe ser autónoma del poder político: hoy está totalmente controlada por el gobierno de Cambiemos.