El Luna Park que el sábado llenó el cantautor rionegrino Lisandro Aristimuño fue la confirmación de su muy buen presente artístico y una muestra de que es posible conquistar a grandes públicos sin el apoyo de la gran industria. “¡Que viva la música independiente y la autogestión!”, celebró al final del concierto el músico que autoedita sus materiales y cuenta con un sello independiente, Viento Azul. La irrupción de Aristimuño a la escena musical allá por 2004 fue una bocanada de aire fresco para la canción argentina. Oriundo de Viedma, el músico sorprendió con una propuesta original que supo conjugar el rock –el argentino y el anglosajón– con rítmicas folklóricas y elementos electrónicos (programaciones, samplers). A la largo de los años, su “fórmula” consistió en mutar en cada disco: mostró facetas acústicas, orquestales y eléctricas sin perder un sello personal. En poco tiempo se ganó el reconocimiento y la admiración de colegas (desde referentes como Liliana Herrero o Fito Páez hasta nuevas generaciones de músicos) y públicos diversos. Fue por ello que, después de llenar ocho Gran Rex, el músico se animó a presentar su sexto disco de estudio, Constelaciones (2016), en el mítico Luna Park tras una larga gira por todo el país. Y agotó las entradas.

Si bien su propuesta cancionística, a priori, no es muy afín al sonido del estadio de Corrientes y Bouchard, Aristimuño y su banda supieron adaptarse al nuevo entorno y el concierto pudo apreciarse con normalidad. Las cuerdas, por ejemplo, no se escuchaban al principio, pero luego se equilibró el sonido. Y lo cierto fue que, para sus seguidores, se trató casi de una fiesta de cumpleaños. El músico mostró las nuevas canciones, que en estudio grabó junto a tipos de la talla del bajista Javier Malosetti y el baterista Sergio Verdinelli, y repasó clásicos de su repertorio, como “La última prosa”, “Blue”, “En mí” y “Es todo lo que tengo y es todo lo que hay”, todas con nuevos arreglos y una banda que combinó instrumentos eléctricos y acústicos. “Es una emoción enorme tocar por primera vez en el Luna. Gracias de corazón a todos por haber venido”, dijo el rionegrino y llamó a las primeras invitadas de la noche, Hilda Lizarazu y Fabiana Cantilo, para interpretar “Voy con vos”, del nuevo disco. “Son dos amigas hermosas que me enseñaron un montón”. La lista había comenzado con “Rastro de percal”, la esperanzadora “Hoy, hoy, hoy” e “Hijo del sol”.

El concierto transitó varios climas. La banda cobró protagonismo en canciones como “How long?” (con Rocío Aristimuño haciendo percusión con los pies), “Pozo” (con las cuerdas y el piano en comunión), la spinetteana “Una flor” (con el solo de guitarra de Carli Aristide) y la rabiosa “Elefantes” (con un Martín Casado prendido fuego en la batería). Sin embargo, también hubo lugar para la canción más despojada y acústica, un formato que le calza muy bien a Aristimuño. “Voy a hacer esta solito y se la voy a dedicar a los que viven en las provincias, porque habla de mi Patagonia querida”, dijo antes de arrancar con “Tu nombre y el mío”, de su disco debut, Azules turquesas (2004). En ese mismo plan intimista, regaló “Canción de amor”, “Me hice cargo de tu luz” y, ya con la banda, la imbatible “Azúcar del Estero”. “No te dejes más vencer, al alma hay que darle de comer”, hizo cantar a todo el estadio. Más tarde, le dedicó dos a su hija Azul: “Anfibio” y la preciosa canción de cuna “Tres estaciones”.

Pero hubo más. Un momento destacado fue la participación del líder de Catupecu Machu, Fernando Ruiz Díaz, quien subió a cantar “Para vestirte hoy” y su potente energía escénica cambió el pulso del concierto. “¡Viva el rock”, gritó Ruiz Díaz antes de irse del escenario. No fue el único invitado que se llevó aplausos. En “Good Morning Life”, corte del nuevo disco, el experimentado Malosetti encantó con las posibilidades de su bajo y se puso a jugar con Aristimuño. La escena más emotiva de la noche sucedió cuando sonó “Green Lover”, de Las crónicas del viento (2009). “Es una canción que siempre le dedico a Abuelas de Plaza de Mayo, que habla de los derechos humanos. En este caso, me pregunto ¿Dónde está Santiago Maldonado?”, dijo, envuelto en aplausos y brillantes luces verdes.

“Les agradezco mucho escuchar mis canciones, compuestas desde mi dormitorio, desde el estudio de grabación o desde la costa de un río”, dijo este músico que le cantó al viento y al frío patagónico. Y que también criticó con sus versos a los festivales esponsoreados y a la insensibilidad de la industria musical. En su último disco, Aristimuño convocó al estudio a una banda completamente nueva (con Malosetti, Polenta y Verdinelli en el núcleo duro) para buscar un sonido diferente, estimular otras caras de su música y “seguir aprendiendo”. El resultado fue un trabajo más orgánico, con canciones más sencillas, fogoneras y directas, sin programaciones ni efectos electrónicos. Un disco que conecta tanto con John Lennon como con una tradición autoral argentina vinculada al rock: Fito Páez, Charly García, Luis Alberto Spinetta, Gustavo Cerati y León Gieco son algunas estrellas que iluminan en Constelaciones.

Tras la buena respuesta del público en el Luna Park, el 26 de octubre Aristimuó celebrará su cumpleaños número 39 en Niceto Club y el 8 de diciembre cerrará el año en el Teatro Coliseo. Y en noviembre saldrá de gira por Santiago de Chile y Montevideo.

9 - LISANDRO ARISTIMUÑO

Músicos: Lisandro Aristimuño (voz, guitarras y programaciones), Carli Arístide (guitarra eléctrica y ronroco), Ariel Polenta (teclados), Martín Casado (batería), Rocío Aristimuño (percusión y coros), Lucas Argomedo (chelo y bajo), Pablo Jivotovschii (violín) y Estanislao Díaz Pumará (violín).

Lugar: Luna Park

Fecha: sábado 16

Público: 6000 personas (entradas agotadas)

Duración: 145 minutos