En reemplazo de Mauricio Macri, la vicepresidenta Gabriela Michetti participó anoche de una cena que ofreció el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, de la que también participaron los presidentes de Brasil, Michel Temer; de Colombia, Juan Manuel Santos; de Panamá, Juan Carlos Varela; y el de Perú, Pedro Pablo Kuczynski. Trump les planteó que la situación en Venezuela era “insostenible” y reclamó una agenda de “acción” de parte de los países de la región. Los cancilleres de los países alineados con Estados Unidos ya habían llamado al gobierno de Nicolás Maduro que ceda a los reclamos de la oposición venezolana. Más temprano, Michetti –quien hablará en lugar de Macri mañana ante la Asamblea de la ONU– participó de un foro empresario y se reunió con el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.

Michetti habló ayer en el Evento de Alto Nivel “Financiamiento de la Agenda 2030”. “Es crucial y más que nunca en este difícil contexto, que el trabajo del G20 continúe inspirado por el objetivo de un mundo integrado, en el que los países cooperen, en el que las economías se vinculen con equidad y en el que la gobernanza de los asuntos bilaterales sea una tarea multilateral”, sostuvo la vicepresidenta, que fue la oradora principal de este evento. La escuchaban el secretario general de la ONU, el canciller argentino Jorge Faurie, el embajador de Argentina en la ONU, Martín García Moritán, y el secretario de Asuntos Estratégicos y hombre fuerte de las relaciones exteriores en el macrismo, Fulvio Pompeo.

“Si la Agenda 2030 es una meta mundial dirigida a erradicar la pobreza y si ello sólo es posible con crecimiento económico sostenible y trabajo de calidad para todos, la relación entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la labor del G20 adquiere una importancia fundamental”, aseguró Michetti. “Orientados hacia ese horizonte de desarrollo, la acción del gobierno argentino se dirige a enfrentar los problemas macroeconómicos más acuciantes, que muchas veces tienen que ver con una economía cerrada, empequeñecida y aislada del mundo”, remarcó. La vicepresidenta consideró que hay que buscar “un mundo integrado, en el que los países cooperen, en el que las economías se vinculen con equidad y en el que la gobernanza de los asuntos bilaterales sea  multilateral”.

Durante la mañana, Michetti mantuvo una reunión bilateral con el secretario Guterres –quien superó a la ex canciller Susana Malcorra en la competencia por convertirse en el mandamás del principal organismo multilateral–, con quien conversó sobre el rol de la Argentina en la futura presidencia del G20. Michetti le agradeció el empeño que ponen los secretarios generales de la ONU para que se resuelva el conflicto por la soberanía argentina de las Islas Malvinas y le pidió que continuara con el reclamo de diálogo al Reino Unido. El secretario general destacó el aporte de la Argentina a las operaciones de paz, principalmente en la Misión de las Naciones Unidas en Colombia.

En los comunicados oficiales, se señaló que “es la primera vez, desde la recuperación de la democracia, que un vicepresidente representa a la Argentina en la Asamblea General de la ONU”, lo que refleja la poca voluntad de Mauricio Macri por atender una agenda multilateral. 

Michetti también se ocupó de firmar la Declaración Política de Apoyo a la Reforma Administrativa de Naciones Unidas, junto a 120 países. Se trata de una “declaración política de apoyo a la reforma administrativa – estructural, institucional y burocrática– de las Naciones Unidas. Entre sus principales puntos define la delegación de autoridad, el establecimiento de nuevos departamentos dentro de la Secretaría General de la ONU y cambios en la adopción de su presupuesto”, según detallaron en el Gobierno. “Todos los países del mundo necesitamos que las Naciones Unidas sean un organismo eficaz y eficiente. La burocracia no debería ser un obstáculo en el resultado que necesitamos alcanzar, sino, al contrario, debería ser facilitadora de procesos para que los dirigentes puedan centrar su tarea en las personas”, sostuvo Michetti, quien por la tarde estuvo en el Foro de Naciones Unidas para el Sector Privado, al que asisten CEOs e inversores. Allí se buscaba atraer capitales a la Argentina, para contrapesar los recortes presupuestarios  para el año próximo.

Por la noche, cenó con Trump y los otros presidentes con la crisis de Venezuela de fondo, para la que el mandatario estadounidense tiene planes de aumentar la presión internacional. Entre bocado y bocado, Michetti tenía la difícil misión de intentar hablarle al presidente de los Estados Unidos del biodiésel argentino y de los limones. Hasta anoche, y en medio de una cena con otros presidentes, no había muchas garantías de que lo conseguiría.