Durante los primeros once meses de 2016 el gobierno nacional, las provincias y las empresas emitieron bonos por 53.527 millones de dólares. El quiebre con la lógica del desendeudamiento y la reinserción plena en el mercado financiero internacional elevaron el peso de los pasivos externos del 43,5 al 54,6 por ciento del PBI. Desde el flamante Observatorio de Deuda Externa de la Universidad Metropolitana de los Trabajadores (ODE-UMET) advirtieron que si el año próximo se convalida el escenario de financiamiento previsto en el Presupuesto, el país habrá asumido nuevos pasivos externos por 110 mil millones de dólares en 24 meses. “Argentina estará tomando deuda a un ritmo de 152 millones de dólares por día que cuando se suman los servicios y otros costos sumará 200 millones diarios. Se prenden luces rojas. No tenemos que repetir un pasado que superamos con mucho dolor y esfuerzo”, expresó Arnaldo Bocco, economista y director del observatorio presentado ayer en sociedad.

“La deuda que está tomando la Argentina compromete la autonomía para impulsar el mercado interno y promover un programa de desarrollo estratégico, en cambio sostiene la fuga de capitales”, apuntó el rector de la UMET, Nicolás Trotta. La presentación en sociedad del ODE contó con la participación de representantes del empresariado, el sindicalismo y el arzobispado porteño que sumaron la pérdida de poder adquisitivo, la desindutrialización, la contracción del consumo y el aumento en el desempleo a los riesgos asociados al aumento de la deuda. Junto con Trotta y Bocco estuvieron el secretario general de La Bancaria, Sergio Palazzo, el empresario y dirigente de la Unión Industrial, José Urtubey, y el secretario ejecutivo de la Pastoral Social, Adalberto Odstrcil.

“El modelo de desarrollo industrial que ya era chico se dinamita con este rumbo económico”, expresó ayer Urtubey. “A lo largo de la historia argentina cada vez que subió la deuda al país no le fue bien. El ODE pretende evidenciar al movimiento obrero, los empresarios y la sociedad civil los riesgos de someter nuevamente al país a la lógica del endeudamiento”, indicó ayer Bocco. “El endeudamiento asumido por los gobiernos liberales en Argentina siempre estuvo asociado a la especulación y la fuga de capitales antes que destinado a garantizar el crecimiento de la economía, la mejora de la competitividad y el financiamiento de infraestructura”, indicó Palazzo al advertir sobre la reaparición de los organismos multilaterales de crédito como canal para legitimar los programas de ajuste. “No solo buscan bajar los salarios vienen por los derechos de los trabajadores. El gobierno quiere rediscutir los convenios colectivos de trabajo. Nosotros estamos dispuestos a hacerlo pero no mirando al siglo XVII como pretende el presidente”, sostuvo el dirigente sindical.

“Nos convocaron a dialogo después de un aumento de precios desmesurado, un tarifazo, la caída de salarios y el nivel actividad. La agenda debe ser más amplia que un pomposo bono o la discusión sobre cuánto más del presupuesto debe ir a financiar planes sociales para subsanar el aumento de la pobreza”, expresó el representante de los trabajadores bancarios.

“Nos preocupa para qué se utiliza el endeudamiento. Si es para cubrir gastos corrientes es un gran problema”, advirtió el accionista de la firma Celulosa Argentina al referirse a la lógica asumida por el endeudamiento público en 2016. “No solo el slogan del cambio no se va a dar sino que vamos a enfrentarnos con un problema en el corto o mediano plazo. Si la solución al déficit es endeudarse y no generar fuentes genuinas de ingresos tenemos un problema. Encaramos mal el rumbo económico como muestra la fenomenal caída de la industria”, lanzó el empresario salteño que también consideró una “enorme equivocación” la apertura comercial dispuesta a comienzos de año.