El presidente de Estados Unidos reiteró ayer que se reserva todas las opciones contra Corea del Norte y destacó una “opción militar” que sería “devastadora” para el gobierno comunista de Kim Jong-un, a sólo una semana de amenazar desde el atril de la Asamblea General de Naciones Unidas con “destruir completamente” al país asiático.

“Estamos totalmente preparados para la segunda opción. No es nuestra opción preferida, pero si adoptamos esa opción será devastador, puedo decirles eso, para Corea del Norte”, aseguró Trump durante una conferencia de prensa  en los jardines de la Casa Blanca. 

Trump defendió su nueva amenaza pública contra Kim y dijo que sólo es una “respuesta” a las palabras y las pruebas militares del líder norcoreano, quien se niega a abandonar su programa nuclear militar, como exige el Consejo de Seguridad de la ONU hace años. 

“Estamos respondiendo a esas cosas, pero es una respuesta, no es una declaración inicial, es una respuesta”, subrayó. “Muchos gobiernos anteriores me dejaron un desastre. Pero solucionaré el desastre, así que ya veremos lo que ocurre con Corea del Norte”, agregó, sin dar más detalles.

La semana pasada, después de amenazar con “destruir completamente” a Corea del Norte, una declaración que le valió el repudio de sus propios aliados y de las principales potencias del mundo, Trump aprobó una nueva batería de sanciones contra instituciones de ese país asiático, para obstaculizar aún más su comercio internacional. 

Ayer el Departamento del Tesoro estadounidense ejecutó esas nuevas sanciones unilaterales y multó a a ocho bancos norcoreanos y 26 representantes financieros que trabajan en China, Rusia, Libia y Emiratos Árabes Unidos.

“Estamos sancionando bancos de Corea del Norte y representantes financieros que actúan en nombre de los bancos norcoreanos en todo el mundo”, explicó el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, en conferencia de prensa. Mientras tanto, en la península coreana, Pyongyang reforzó sus posiciones militares fronterizas con Corea del Sur, después de que bombarderos estadounidenses volaran cerca de sus costas el sábado, reveló ayer la inteligencia de Seúl.

El Servicio Nacional de Inteligencia (NIS) explicó al comité parlamentario surcoreano encargado de asuntos de espionaje los movimientos militares norcoreanos y dijo que sucedieron después del vuelo de bombarderos estratégicos B-1b y cazas F-15 estadounidenses el fin de semana sobre aguas del Mar de Japón. Las maniobras de Washington y el refuerzo militar fronterizo de Corea del Norte grafican el nuevo pico de tensión que se vive en la península de Corea, reavivada por los cruces diplomáticos durante la Asamblea General de la ONU.

El sábado, en una demostración de fuerza, Estados Unidos hizo volar sus aviones cerca de Corea del Norte, añadiendo presión militar a las tensiones verbales. El intercambio de amenazas continuó el lunes, cuando a través de un comunicado el canciller norcoreano amenazó: “Desde que Estados Unidos declaró la guerra a nuestro país, tendremos todo el derecho a tomar contramedidas, incluido el derecho a derribar bombarderos estadounidenses aunque no están dentro del espacio aéreo de nuestro país”. Tenemos el derecho a volar, navegar y operar en todas partes del mundo donde está‚ legalmente permitido, respondió el Pentágono.

No obstante, ayer el secretario de Defensa norteamericano, James Mattis, le bajó el tono a la posibilidad de una opción militar y, pese a las amenazas de Trump, volvió a insistir con mantener el conflicto en el campo de la diplomacia “tanto como sea posible”.

“Mantenemos nuestra capacidad de disuadir las amenazas más peligrosas de Corea del Norte, pero también respaldamos a nuestros diplomáticos de forma que esto se mantenga tanto como sea posible en la arena diplomática”, indicó Mattis durante una conferencia de prensa en Nueva Delhi.

“Este es nuestro objetivo: resolver esto diplomáticamente y creo que el presidente Trump ha sido muy claro en este asunto”, añadió.

Mattis evitó hablar de las constantes amenazas públicas del magnate neoyorquino y prefirió destacar los resultados de los “esfuerzos diplomáticos” en las Naciones Unidas, y particularmente en el Consejo de Seguridad, cuyas resoluciones han “aumentado la presión” económica y diplomática multilateral sobre Corea del Norte.