¿El pueblo se equivoca? Creo que no. Allá por los años setenta el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo escribió un libro llamado ¿El pueblo dónde está?. Allí se planteaba dónde y desde qué lugar se ubicaba al pueblo. No es lo mismo el pueblo presente en pleno gobierno de Perón que después de su muerte. Muerto el líder hubo una lucha donde varios trataron de acaparar ese caudal político-social, en definitiva, pensar que nuestro pueblo pobre era como un animal con argolla en la nariz, que se lo lleva donde el amo quiera, es no hacerse cargo de los errores de la dirigencia.

Lo que creo con certeza es que el corazón del pueblo son los pobres. Y si nuestro pueblo, sobre todo el más sufriente, elige para Presidente a alguien que consideramos nefasto, ¿de quién es la responsabilidad? ¿De quién lo padece o de quien lo genera?

En estos últimos cuatro años, más allá de la pandemia y algún que otro desastre internacional, lo cierto es que la pobreza, empobrecida aún más por los precios, se vio reflejada cuando un hermano cartonero vio cómo en pocos meses, debía aumentar por diez la cantidad de cartón para llegar al litro de leche o cuando van al mercadito de barrio a comprar un morrón pal´guiso sin carne porque no se llega, y asi podemos seguir la lista…

En definitiva, el pueblo no se equivoca, aunque no piense como algunos de nosotros, sino que la realidad de cada día condiciona los proyectos, y las perspectivas de futuro. ¿Cómo se van a tomar tiempo de ver que lo que ofrece el cotillón de león es peor para ellos? Cuando de nuestro lado suena a promesas incompletas, que no reflejan la realidad cotidiana. En nuestros comedores, se da que quien hace poco podía más o menos bancarse, ahora tiene que venir a la olla a buscar las raciones necesarias para su familia.

¿Entonces es error del pueblo o de los dirigentes que pretenden gobernar? Y sumo: ¿esta democracia sirve si nos va bien a “nosotros”? Claramente no nos gusta el resultado de la elección, pero es fácil echar la culpa a los que se dejaron “llevar como ganado”, y no ver que hay responsabilidades institucionales en lo que pasó.

En definitiva, se vienen tiempos más duros que en la época del macrismo, es fácil responsabilizar a los pobres, y no hacerse cargo que se prefirió ser débil con los poderosos, hacer declaraciones grandilocuentes y sobre todo tenerles miedo a las tapas de Clarín y la Nación, y no hacer lo que “el pueblo necesita” sino que “a mí no me toquen cuando termine mi gobierno”.

En definitiva, en este fracaso electoral, no escucho al gobierno actual pidiendo perdón por ser flojo. 

Ciertamente los que van a sufrir son los pobres, y allí estará nuestra lucha.


(*) Diácono de Quilmes, integrante del Movimiento de Curas en Opción por los Pobres.