“Bariloche es un parque de diversiones gigante para hacer cosas en el entorno. Acá podemos ofrecer a la gente experiencias distintas en un marco único que no tenemos que inventar. Los lagos están para navegarlos y disfrutarlos, la montaña está para caminar, para andar en bici. Todo lo que rodea Bariloche es súper propicio para estas actividades”. Quien lo dice es Martín Raffo, miembro de la Asociación de Turismo  Activo de la Patagonia (ATAP), la entidad que nuclea a los prestadores del rubro y se encarga de organizar la Semana de la Aventura. 

Como todos los años, el evento se realizó –el pasado fin de semana– en el camping Los Baqueanos, a orillas del lago Gutiérrez, sobre el kilómetro 2016 de la RN 40 y a quince minutos del centro de Bariloche. Un rincón idílico a la vera del lago, al pie de los cerros, rodeado de bosque nativos. El lugar por donde se internan las cabalgatas, actividad icónica del camping. 

Guido Piotrkowski
El cóndor, ave insignia de los Andes, se deja llevar por las térmicas para sobrevolar el mirador del Brazo Tristeza.

Cristian Castex es el actual presidente de ATAP, la asociación que logró hace cuatro años el reconocimiento de Bariloche como Capital Nacional del Turismo Aventura. “Este año es XL, hay muchos prestadores y las actividades están todas muy organizadas para que nadie se quede afuera sin disfrutar de la aventura. Cada vez más gente busca estar dentro de la foto, no sacar la foto. En una balsa, en un kayak, en la montaña, caminando o en una bicicleta, para participar activamente de este marco natural que tenemos acá en Bariloche”, dijo a TurismoI12.

A los prestadores se sumaron empresas vinculadas a la industria de la aventura. Pero sobre todo, durante el fin de semana los turistas y locales que se acercaron al camping pudieron probar y disfrutar gratis la diversidad de oferta aventurera en cabalgatas por el bosque, paseos en kayak, rafting, stand up paddle o mountain bike. Para el corte de cinta el invitado especial fue el actor Facundo Arana, un referente del turismo aventura, y también se hicieron presentes el intendente Gustavo Gennuso, la secretaria de Turismo de Río Negro, Silvia Luzzardi, y el secretario de Turismo de Bariloche, Marcos Barberis. “La Semana de la Aventura es la forma de lanzar la temporada de verano –explicó Barberis a TurismoI12–. Muchos creen que la aventura es estar colgado de un cerro, hacer parapente u otras actividades con mucha adrenalina, pero no es así. Para nosotros la aventura es estar en contacto con el ambiente”.  

TREKKING Y YOGA Para saber de qué se trata la aventura hay que practicarla, o “estar dentro de la foto”. Por eso apenas salimos del avión fuimos invitados por Cristian a apagar los celulares, dejar la ciudad y conectar con Bariloche en un rincón del lago Gutiérrez, en las inmediaciones del Barrio Los Coihues, donde Castex tiene su emprendimiento Lax Sup Bariloche. Acá se puede disfrutar del suave navegar de un kayak, o hacer equilibrio y hasta clases de yoga en tablas de SUP (stand up paddle). Así comenzamos el viaje, en el atardecer de un jueves soleado. 

Guido Piotrkowski
Rafting sobre el río Manso, paisajes y movimiento sobre los rápidos para disfrutar en familia.

Un día después, partimos por la mañana hacia un trekking de baja dificultad y altos paisajes, camino al mirador del Brazo Tristeza, en la Reserva Municipal Llao Llao. La caminata, que se extiende por unos 45 minutos, atraviesa el bosque por un sendero que, de tanto en tanto, balconea sobre el lago, con vistas que van preparando para la sorpresa final, el glorioso punto panorámico que permite ver por completo el Brazo Tristeza, el inicio del Brazo Blest y la parte central del Nahuel Huapi. 

Arriba nos espera Rodrigo García, de la empresa Kawen, con una tremenda picada patagónica: jabalí, trucha y ciervo ahumado, quesos varios, jamón crudo…   vino tinto. Nada más se puede pedir en medio de este marco espectacular. Luego caminamos unos pocos metros hacia el otro lado del cerro, y desde ahí se alcanza otra panorámica impresionante: la bahía López, con la Playa de los Palos y el Hotel de Luz y Fuerza. Vemos la unión del Nahuel Huapi con el lago Moreno y más atrás el lago Escondido. 

Rodrigo cuenta que, en ciertas ocasiones, la excursión se puede combinar con un paseo en kayak hasta una playita. O subir el cerrito Llao Llao. Tienen varias opciones y a veces combinan el paseo con música en vivo. “Hay cosas, también, que podés transformar en el momento –asegura el guía–. La idea es que la gente se vaya contenta”.

Y nos vamos contentos, sobre todo porque el Brazo Tristeza nos regala una última panorámica, inesperada, que deja al grupo atónito. Un cóndor se acerca, a toda velocidad, sobrevolando el lago. Pasa por encima nuestro, muy cerquita. Se trenza en una riña aérea con otra ave. Juega con las térmicas, las corrientes de viento que utiliza para volar. Sube en espiral. Se pierde tras los cerros, y vuelve súbitamente parta perderse una vez más.

CANOPY EN EL BOSQUE Por la tarde vamos al cerro López para encarar una actividad que combina adrenalina, vértigo y una buena cuota de diversión: canopy, un circuito de tirolesas montado entre árboles. Axel Bisio se instaló en Bariloche una década atrás y trajo esta idea de la selva costarricense al bosque patagónico. “Canopy, traducido al español, significa dosel, que es la copa del árbol”, dice Axel en la casa donde se da la explicación previa de seguridad. “Lo interesante es que el canopy es una de las actividades con menor impacto ambiental, porque al volar no pisamos el suelo y el bosque sigue con su evolución natural. El dueño de esta tierra talaba los árboles, y desde que nosotros estamos acá, le pagamos por pasajero y dejó de talar”, cuenta Axel, que también hace hincapié en la seguridad. Dice que utilizan un sistema de “no ahorque” con tacos alrededor de los árboles para que el cable de acero no lo apriete y no lo dañe. 

El primer tramo se recorre en camioneta. Además de los arneses, nos dan un casco y una manopla de cuero, que se utiliza para reducir la velocidad, haciendo presión sobre el cable. El último tramo hasta la primera plataforma se hace a pie. El circuito tiene 1500 metros divididos en diez plataformas, que van de menor a mayor dificultad, altura y extensión, con cables de hasta 250 metros entre las diferentes postas. Una vez arriba, no hay vuelta atrás. No hay cómo bajar ni retroceder. 

Las primeras tres son relativamente sencillas, como para ir tomándole el pulso y corregir la posición. El vértigo se transforma rápidamente en una dosis de adrenalina que se incrementa a medida que volamos más y más alto, en cables más y más largos.  La plataforma más alta está en la mitad del recorrido y tiene 20 metros. Nos señalan que, en ciertos tramos podemos alcanzar unos 50 kilómetros por hora. Y hacia el final nuevamente, una de esas vistas que solo Bariloche puede brindar, una panorámica del Nahuel Huapi y el lago Moreno, el Llao-Llao y los cerros Campanario Millaqueo.

Guido Piotrkowski
Canopy, una actividad de bajo impacto que permite “volar” en el bosque.

MANSO RAFTING Otra actividad apta para todo público es el rafting, es decir bajar el río en balsas de goma con remos, sorteando rápidos. La cabecera del lago Stephen, en el valle del Río Manso, a una hora y media de la ciudad, es el sitio indicado para la aventura dominical. 

Alejadro Risco, de la empresa Punto Límite, y el guía Claudio Díaz nos reciben en el sitio de partida, a la vera de este lago de aguas cristalinas, al lado de la seccional de guardaparques. Ellos son los guías que bajarán junto a nosotros por este río encajonado en medio de uno de los sitios más lindos de la región, un paraíso silencioso y alejado.  

Una vez ataviados con el mameluco impermeable, cascos reglamentarios y remos, embarcamos y partimos río abajo dejándonos arrastrar lentamente por la corriente. Mientras tanto Claudio, que en invierno trabaja como instructor de esquí y se define apasionado por las fotos y la naturaleza, irá describiendo el paisaje, la flora y la fauna. Qué es lo que vemos, lo que podremos ver y lo que, quizás y con mucha suerte, aparezca a nuestro alrededor. Por ejemplo los pudús, emblemáticos de la región pero muy esquivos. Por eso, cuando alguien señala un ave, Claudio resalta la importancia la observación, que puede deparar sorpresas. Señala un pareja de biguás, de la familia de los cormoranes, que ahora carretean sobre el río para tomar impulso y salir volando. Describe la vegetación y cómo diferenciar los cipreses de los coihues –el ciprés tiene forma cónica– abundantes en el bosque que se yergue a uno y otro lado del río. Hay también arrayanes solitarios, maitenes, radales y caña colihue. Claudio señala un martín pescador que pasa raudo y alguien en la balsa se emociona y asegura que es la primera vez que ve uno. También señala una pareja de cauquenes, y un halcón peregrino que nos sobrevuela. 

El rafting es sencillo, y la mayor parte de el recorrido es clase dos, con algún que otro rápido clase tres sobre el final. La primera parte es tranquila, pero después comenzamos a tomar velocidad y emoción a medida que aparecen los rápidos: Uvasal, Banda de Billar, Diente de Hipopótamo, Montaña Rusa, Roca Magnética, Lavarropas, Secarropas. En algunos saltamos, en otros nos hundimos súbitamente como si agarráramos un bache en el asfalto, o giramos como el tambor de un lavarropas, mientras en otros parece que nos vamos a dar contra las rocas o nos mojamos. Catorce kilómetros y más de dos horas después llegamos a destino final, en el Camping Kaleuche,  45 kilómetros de la frontera con Chile, donde nos esperan –una vez más– con el almuerzo listo, broche de oro para nuestros días de aventuras. Y para reafirmar, como dicen por acá, que los lagos están para navegarlos y la montaña está para caminar, para andar en bici. Bariloche es el lugar ideal para la aventuraz



DATOS ÚTILES

- Cómo llegar: Aerolíneas Argentinas y Latam cuentan con varios vuelos diarios desde Buenos Aires, a partir de $ 4100 pesos. 

- Dónde alojarse: 

  • Villa Huinid: complejo con cabañas, Hotel Bustillo (spa, piscina cubierta, gimnasio y juegos, desde $ 2600 base doble) y Hotel Pioneros (piscina cubierta, desde 1800 base doble). 

- Dónde comer: 

  • Cervecería Wesley: cerveza artesanal, picadas y pizza  en el distrito cervecero. 
  • Refugio Berghof: cena con show de tango en un refugio histórico en el punto panorámico del cerro Otto. Especialidades patagónicas.  
  • Cervecería Blest: cerveza artesanal, platos irlandeses y alemanes. 

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