Al momento de recibir la propuesta de hacer esta entrevista, Andy González, cantante y guitarrista de Los Tracy Lord, propone hacerla en ese mismo momento: “Estamos acá los siete juntos. ¿Querés que pasemos? Esperanos, vamos todos para allá”. Expeditivos y directos, estos músicos forman un monstruo de siete cabezas: una bestia amigable y humilde pero también intimidante, como ese elefante que los representa, y al que definitivamente hay que cuidar y alimentar.

De esa fuerza bruta daba cuenta Enérgico, su catártico disco anterior: en el umbral del dolor físico, el tercer disco de Los Tracy Lord los mostraba explorando los límites del sonido y la furia, y resultó un punto de inflexión para la banda. “Ese disco fue tan visceral y jugado, los temas eran muy rápidos, y nos terminó jugando un poco en contra: la gente de los lugares nos decía que sonábamos demasiado fuerte, así que en un momento nos miramos y nos dijimos: ‘¿Y ahora qué hacemos?’. Porque, la verdad, era un garrón para la banda”, reconoce Andy. “Pero cuando grabamos Arena y Los sentimientos –los dos primeros temas que produjeron para Vas a ser vos, su nuevo disco– se nos abrió la composición y nos empezamos a ubicar en otro lado. Y pensamos que si tocamos desde hace tanto tiempo, nos la teníamos que bancar con las canciones y decidimos irnos al otro extremo. Ahí mismo surgió la idea de hacer una fecha acústica en La Viola Bar”.

Desde esa apertura hasta la próxima fecha en el Roxy (donde curiosamente también ahora funciona La Viola Bar), el grupo se expandió entre la voluptuosidad emocional y el efectismo electrónico, aunque manteniendo una identidad ya desarrollada y reconocible. República (2009) y Eco (2012), producidos por Raimundo Fajardo (El Otro Yo, Jauría), fueron primeros discos que mostraron a la banda usando el grunge como plataforma para desarrollarse, animándose a experimentar con la electrónica y a crecer en público tocando incesantemente, desde Temperley hacia el mundo.

“Creo que uno va forjando su identidad través de los años y esa experiencia generó una mezcla de ruidos que aprendimos a sintetizar”, dice Lucas Sanfelippo, uno de los tres guitarristas de la banda. Y su hermano Matías, baterista del clan, quien trabajó en un sex shop en el microcentro, asiente: “Por eso mismo lo buscamos a Rai, un tipo muy divertido y también muy profundo, que nos dio mucha información sobre cómo manejar los espacios. Desde nuestro primer disco ya queríamos tener identidad sonora. La idea siempre fue que cuando escuches la banda te pase lo mismo que le pasa al que escucha Divididos o Sumo: que aunque no conozcas el tema, igual te des cuenta de que es esa banda”.

Además del conocimiento específico de la batería y de toda su experiencia en producción, también encontraron otras “cosas místicas” muy propias de Fajardo: “Siempre nos insistía que sigamos haciendo discos, que sigamos juntos y no perdamos esa comunión y esa convicción de que puede pasar de todo, si te lo propones”. En el último tema de su disco, Los Tracy Lord cantan: “Debo aprender la única verdad/ la del campeón que venció y acá está/ Un día hay que sacarse lo puesto/ y andar desnudos”.

Amigo y productor de la banda, también presente en la nota, Martín Herrero aporta otra perspectiva: “Este disco es mucho más midtempo que el anterior, y hubo otra búsqueda en el audio. Pero que el disco anterior haya sido así también generó que este haya podido ser tan cancionero. La música también empezó a proponer nuevos espacios y se incorporaron nuevos músicos”, reseña. Justamente fueron decisivos los aportes de Nesta Baragli (a cargo de las percusiones y los sintetizadores), que se sumó por primera vez en aquel acústico en el que la banda empezó a cambiar de piel. “Soy el más nuevo y desde antes de entrar en la banda lo que más me gustaba era la energía que generaban, algo que incluso quería copiar con mi grupo anterior. Cada disco de Tracy Lord tiene una identidad y eso es lo que me asombró siempre de ellos: cada álbum suena diferente, pero aunque el anterior sea más punk y éste más cancionero, siempre es Tracy Lord”.

Claudio Alvarez Di Nicola, el otro guitarrista del combo, expone: “Para nosotros como grupo es muy importante poder sacarnos la mierda y siempre poder hablar todo. Ya tenemos cuatro discos y una carrera hecha, pero la postura no existe: somos esto y éstas son nuestras canciones. Todo gira alrededor de las canciones, eso es lo más importante, y todos lo entendimos: en el estribillo de Arena, por ejemplo, no hay ni una guitarra. ¡Y eso que somos una banda de tres guitarras!”.

Para Gula Cocchiararo, bajista, el cambio de rumbo era inevitable: “No te levantás todos los días escuchando Chaos From Hell de Pantera. Creo que este disco lo que tiene es que en este momento capaz que estamos viviendo otras cosas: no queremos salir todos los días de caravana y surgen otras conversaciones. A esta altura creo que hacemos música popular: Watsap es una cumbia, Arena es casi un bolero, pero igual, toquemos lo que toquemos, somos una banda de rock. Hoy el alcance del término es más amplio: capaz que una chica se toma una pasti y va a bailar a una fiesta electrónica con una remera de los Ramones y una calza de cuero, y para ella y para los demás ella es rockera”.

En diez años de trayectoria, Los Tracy Lord han demostrado ser rockeros de ley. Son un grupo de forajidos amables que solo logran domar esa energía que los caracteriza desde sus inicios tocando, ensayando, grabando. Y zapando. La manía y la pasión por zapar terminó resultando providencial para ellos cuando, hace un par de meses, fueron elegidos por La Renga para tocar con ellos en Huracán, algo que marcó la historia de la banda.

¿Cómo se dio eso?

Gula: Cuando tocaba en D-mente, mi banda anterior, tuve la oportunidad en un evento de conocer a Corcho Rodríguez, que tenía La Rocka, un lugar al que iban a zapar Pappo o Cerati. Gustavo era fanático de Deep Purple, y hay grabaciones de él tocando todos los temas de Deep Purple. Pero justo cuando empecé a tocar en Los Tracy Lord, me invitaron a tocar en este lugar, que ahora se llama Red House. Y ahí pisamos fuerte porque vamos siempre juntos a todos lados, llegamos y somos siete, y siempre se da una comunión. Y se dio de empezar a ir a zapar todos los miércoles ahí, y Matías (Sanfelippo) pegó un vínculo musical muy bueno con Chizzo. Y después de haber estado yendo dos años a zapar con todos estos monos, un día Chizzo nos dijo que quería tocar en capital. Y al poco tiempo, mientras estábamos en la sala, recibimos un mensaje suyo preguntándonos si queríamos tocar con ellos en Huracán.

Matías: Mi fantasía, cuando lo conocí, era poder compartir un vínculo con él a nivel personal y zapar, pero nunca imaginamos algo así.

Ese show junto a La Renga no sólo es un hito para Los Tracy Lord por la inevitable repercusión de un evento de esas características, sino también porque el modo en el que se dio es un ejemplo de la entrega de una banda que se ganó el respeto de propios y extraños. “Fue una locura, porque tocar con tu banda en una cancha de fútbol, sabiendo lo que significa encerrarte a tocar, a componer, tiene otro peso. Para nosotros tocar sigue siendo un ritual, sea donde sea. Si sabemos que va a sonar bien y la vamos a pasar bien, vamos. Si se da lo que se da en la sala, lo que a nosotros nos moviliza de los ensayos y nos genera ese rulemán, y hay armonía y ritmo, tratamos de tocar y que la gente vibre con eso”, define Andy. “Creo que una cosa es lo que genera una banda y otra lo que genera un solista, seas Cerati, Vicentino o incluso el Indio. La gente quiere tener un grupo de amigos, y si estás todo el tiempo pelando tu víscera, ya sea haciendo solos o aunque seas el Puma Rodríguez, la dinámica de la conversación musical es otra”, analiza Gula, que también tocó con León Gieco.

“Vivilo si no estás muerto/ Vivilo es el momento”, cantan Los Tracy Lord en otro de los hits potenciales de un disco llenos de eslógans y vivencias. Y con su original tapa (una caja de madera en la que se ve un espejo, en el que se ve reflejado el rostro de quien lo mire), Vas a ser vos parece destinado a abrirles muchas puertas. Andy deja un deseo: “A mí me gustaría tocar con Pearl Jam o con Las Pelotas, que es otra de nuestras influencias: sería una fecha de rock nacional a pleno. Y con Los Ratones Paranoicos: cuando arrancamos estábamos a full con Radiohead y con los Ratones; y el otro día cuando los fuimos a ver nos volaron la cabeza”.

* Sábado 14/10 a las 23 en The Roxy-La Viola Bar, Niceto vega 5542.