Una nueva cumbre climática comienza mañana en Dubai reuniendo a más de 70 mil personas para debatir en torno a los efectos del calentamiento global bajo el lema “Unir. Actuar. Cumplir”, en el marco de un 2023 catalogado como el año más caluroso de la historia. Entre los casi 200 países, Argentina buscará financiamiento, crucial para políticas ambientales, a días de la asunción de un presidente que niega el cambio climático.  

Autoridades, especialistas y organizaciones sociales de todo el globo expondrán sus posturas frente a los objetivos de las Conferencias de las Partes (COP) n° 28: la descarbonización, las "energías verdes" y la cooperación y financiación entre países para una mejora la calidad de vida en el planeta. Hasta el 12 de diciembre, se buscará generar acuerdos y consensos para apaciguar la crisis climática mediante políticas concretas no solo a nivel local sino también en red con otras regiones. 

En el caso de Argentina, que será representada por la Secretaría de Cambio Climático, Desarrollo Sostenible e Innovación liderada por Cecilia Nicolini, su posición estará orientada a la búsqueda de financiamiento. "Es la situación de gran parte de los países en vías de desarrollo, que necesitan de financiamiento internacional para llevar adelante políticas climáticas. No alcanzan los recursos lógicos, y menos en un país tan endeudado como este, que debe destinar tanto para pagar deuda", explica a Página 12 Fermín Koop, periodista especializado en ambiente y editor general en Diálogo Chino.

El ascenso de las derechas en el mundo pone en jaque los recursos que se destinan, de forma local o internacional, a la cuestión ambiental. En Estados Unidos, el ascenso de Donald Trump puso un alto al acuerdo de París --acuerdo marco de política de cambio climático internacional firmado en 2015--, luego retomado con la presidencia de Joe Biden. En Brasil, si bien Jair Bolsonaro no renunció al acuerdo, desmanteló gran parte de las políticas ambientales a nivel doméstico. Por esto, países como Noruega o Alemania dejaron de financiar el cuidado de la Amazonía debido al crecimiento de la deforestación durante su gobierno. 

Aún no está claro qué medidas tomará la gestión entrante en Argentina, aunque el presidente electo Javier Milei toma una postura negacionista ante el cambio climático, tal como la agenda trumpista y bolsonarista, y ya prometió un ajuste. 

"Pasar de un ministerio a una subsecretaría o secretaría implica una reducción, significa menos equipo y un marco muy ajeno a la política climática internacional. Es un error y es contraproducente, porque impide el acceso a fondos internacionales que el país realmente necesita para llevar adelante una política climática. Sin esos fondos, no se consiguen programas necesarios para adaptarnos a problemas como la sequía que tuvo Argentina por tres años. No es solamente un tema político, sino es responder a una realidad", indica Koop. 

Otro de los puntos señalados por el Ministerio de Ambiente de la Nación para esta cumbre será la agenda de adaptación y pérdidas y daños. Con estos ejes, insistirá en la "necesidad de capitalización por parte de las naciones desarrolladas de los organismos multilaterales de crédito para que estos puedan financiar la transición y el desarrollo de los países del sur global".

Las posiciones de los países cobran más injerencia cuando pueden conformar bloques comunes con otros pares regional o globalmente. Como en otras oportunidades, este año Argentina conforma el grupo ABU, junto a Brasil y a Uruguay, al que se le sumará Paraguay en algunos de los posicionamientos, mientras que, a nivel internacional, el país es miembro del G-77, un bloque de países en vías de desarrollo. 

Por otro lado, en octubre de este año, durante la Semana del Clima de América Latina y el Caribe 2023 --realizada en Panamá como preparación para la cumbre-, Argentina y otros países conformaron un nuevo bloque regional desde el que urgieron a "los países desarrollados a cumplir con sus compromisos de provisión y movilización de recursos, incluyendo la meta de movilizar el mínimo de 100.000 millones de dólares anuales en financiamiento climático, para apoyar las necesidades de los países en desarrollo”, insistiendo sobre aquella meta firmada en la COP nº15 de 2009 y que no fue cumplida hasta el momento. 

Informe: Carla Spinelli