Con una inflación que no da tregua y en medio de remarcaciones en el marco del cambio de gobierno y asunción presidencial de Javier Milei, el futuro inmediato de los precios en Argentina es incierto. Días atrás, el futuro secretario de Bioeconomía, Fernando Vilella, adelantó la posibilidad de liberar los cupos de exportación y rebajar retenciones, iniciativas que podría echar más nafta al fuego inflacionario.

Con la nueva reestructuración de la administración nacional, el exMinisterio de Agricultura, Ganadería y Pesca, quedó como “Secretaría de Bioeconomía”, bajo la órbita del Ministerio de Economía. Si bien aún no fue designado formalmente, Fernando Vilella se presentó como secretario la semana pasada ante un grupo de empresarios, productores y consultores del mundo agropecuario, que se reunieron para escuchar su visión respecto a la situación en el sector.

Con la intención de potenciar las ventas al exterior, Vilella adelantó en el encuentro que la voluntad del nuevo Gobierno es avanzar hacia la “desregulación”. Esto es, eliminar los cupos y volúmenes de equilibrio que limitan las exportaciones de ciertos productos, como la carne, el trigo y el girasol.

A su vez, reveló que están analizando una rebaja en las retenciones para la soja, trigo, maíz y carne y la eliminación total de los derechos de exportación de los lácteos, una política que ya existe actualmente, pero que mostró el compromiso de mantener más allá del vencimiento previsto –este 31 de diciembre–.

¿Por qué la eliminación de cupos de exportación y retenciones afecta a los precios internos?

El especialista en comercio exterior, Miguel Ponce, explicó a Página|12 que “si los exportadores tienen más rentabilidad vendiendo al exterior, vender en el mercado interno a precios menores en comparación a los precios internacionales, los perjudica”. El Gobierno saliente intentó en los últimos meses controlar esta situación a través de los cupos de exportación, como por ejemplo con la carne, en donde buscó asegurar una cantidad de volúmenes para ciertos cortes a nivel local. 

“Los cupos de exportación de carne te garantizan que haya oferta para el mercado interno. Es decir, que no toda la producción pueda exportarse”, precisó la economista del Centro de Economía Política (CEPA), Carolina Berardi. Se trata de una herramienta para contrarrestar esta “tentación” para los exportadores, como lo llama Ponce.

Si esta brecha entre los precios internacionales y los locales está en torno a un 30% o 40%, la afectación no es tan marcada, asegura el especialista, quien señaló que “con la brecha actual de entre un 100 y 150%, si no hubiera cupos, los precios internos podrían irse prácticamente al doble”.

Berardi arriesga incluso hasta un 200%, según el tipo de cambio que se alcance. A modo de ejemplo, la economista mencionó que actualmente el precio del roast beef está $4200 el kilo, y que en Estados Unidos ronda los $13.400 (a un tipo de cambio de $650). Por lo que, en caso de equiparar el precio interno al internacional, se iría a más del triple en las góndolas argentinas.

A su vez, la experta marcó que se eliminarían los fideicomisos del trigo y el aceite. Esto repercutiría sobre el precio de ambos productos y sus derivados (harina, pan, galletitas, fideos) o aquellos que los utilizan como insumo (como el pollo, por ejemplo), “ya que es en definitiva un subsidio para reducir el precio interno”.

Pero además, la eliminación de estos cupos podría generar falta de abastecimiento a nivel interno. “Al seguir siendo elevada la brecha y más conveniente para el exportador vender afuera, podría haber un proceso de desabastecimiento que encarecería los precios internos por falta de oferta, porque enviarían todo afuera”, detalló Ponce.

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