Se acababan de bajar del tren, en la estación Palermo, cuando la policía las interceptó. Mientras un efectivo las filmaba, otro les preguntó de qué partido eran. “Nos filmaron porque veníamos en grupo”, contó Agustina a Página/12: catorce mujeres, integrantes de una red de comedores comunitarios de José C. Paz.

Como todos los manifestantes que fueron a la marcha de la CGT desde el conurbano, ellas viajaron con una serie de cuidados: no llevaron banderas ni remeras que las identificaran, usaron el transporte público en lugar de colectivos escolares, se movilizaron sin niños, con ropa cómoda y zapatillas, sin olvidarse del DNI. Y como bien previnieron, se toparon con el Estado gendarme nacido del protocolo antiprotestas de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. La policía se mostró desde temprano con actitudes de amedrentamiento y provocación; no está claro si porque son las órdenes que recibe como parte del protocolo o porque hay efectivos que se sienten con carta blanca.

Agustina y su compañera los dejaron atrás, sabiendo que habían quedado filmadas pero sin responderles. Las ayudó que la estación estaba llena, a tope. En Campana, en cambio, la Gendarmería detuvo a un colectivo que llevaba a la marcha trabajadores municipales de Jujuy (del SEOM). Entre los que viajaban estaba Carlos “Perro” Santillán, histórico referente de la organización, que denunció que el micro quedó secuestrado con la excusa de que le faltaba un papel. "Esto me hace acordar mucho a la dictadura o a los tiempos en los que regía el estado de sitio en la Argentina", apuntó el dirigente. La represión cuando los manifestantes desconcentraban le daría la razón.

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Los gremios le pusieron a la marcha su identidad. Movilizaron a grito pelado más que con bombos, que los hubo pero no tantos. Lo más coreado en las columnas de los sindicatos fue “No se vende / la patria no se vende”. También se cantó la marcha peronista.

Los judiciales colgaron frente al palacio de Tribunales pasacalles con una consigna contra el Decreto de Necesidad y Urgencia de Milei: “Ni un paso atrás, defendamos la Constitución Nacional”.

Una cuestión muy visible fue que los gremios tomaron como prioridad mantenerse atentos a que no hubiera desbordes, a no entrar en provocaciones. Por ejemplo, permanecieron sobre las veredas hasta que la masividad les aseguró que podían cortar la calle sin que la policía se acercara.

No hicieron cordones en las columnas, pero caminaron en grupos compactos, cada gremio tratando de mantener juntos a los suyos. Y al retirarse, volvieron a reunir a sus grupos, cuidando no desperdigarse.

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Conversaciones en la marcha:

- ¿Y él no sabe que no es vinculante si llama a un plebiscito…?

Una mujer a su compañero, sobre los que se quejan de los cortes de calle:

- Están fuera de la realidad. Lo único que registran es dónde están sentados (en realidad, dijo “dónde apoyan el orto”).

- Es cierto que fue votado... pero el DNU es totalmente ilegal.

Muchas conversaciones sobre precios.

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Por la calle Talcahuano, Nora Cortiñas se sumó a la concentración en silla de ruedas, protegida del sol con un sombrero sobre el pañuelo blanco y con lentes oscuros. “Que nadie se quede en casa a mirar esto por televisión”, propuso a los movileros que se le acercaron.

También estuvo en la plaza el ex diputado Luis Zamora, que con sus 75 años se ve sin otro cambio que el de un pelo un poco más canoso.

Y Juan Grabois, que criticó que en la concentración no estuvieran presentes más figuras políticas: “¿Dónde están los partidos de Unión por la Patria? ¿Dónde están nuestros dirigentes, el ex presidente de la Nación, nuestro candidato Sergio Massa, los senadores y diputados de Unión por la Patria, que tienen que venir a poner la cara y estar junto a los trabajadores?”, planteó.

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Las columnas de la izquierda reclamaron una huelga general. Sus carteles pedían un “paro activo” o “paro y plan de lucha ya” y sus cantitos lo remarcaban: “paro, paro, paro, paro nacional”.

Partidos, organizaciones piqueteras de la izquierda y sindicatos de base se movilizaron en un bloque independiente. Estuvieron con ellos los diputados del FIT-U Myriam Bregman , Nicolás del Caño y Romina del Plá.

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La Unión de Trabajadores de la Economía Popular se sumó con todos los dirigentes que integran su conducción nacional. Bajo la bandera de la UTEP se agruparon integrantes de cooperativas -por ejemplo, de la construcción, con sus cascos amarillos-, acompañados por diputados del sector, como Natalia Zaracho, que viene del Movimiento de Trabajadores Excluidos, y Leo Grosso, del Movimiento Evita. Cerca de la bandera de la UTEP se ubicaron otras organizaciones que, desde la llegada de Milei a la Casa Rosada, vienen coordinando acciones con ellas (Libres del Sur, Fetraes, Frente Milagro Sala), en un armado que busca ser más amplio y multisectorial.

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Mientras se realizaba la concentración prácticamente no hubo señal de internet, lo que dio lugar a dos interpretaciones: que fue producto de la aglomeración o de una mano negra. Parece ser que con tanta gente en poco espacio, la mano invisible del mercado no da abasto, aunque esta hipótesis fue la menos creída y la mayoría se inclinó por una lectura conspirativa.

Como marcas de la protesta, en las inmediaciones de los Tribunales quedaron carteles. “Sin derechos no hay democracia”, decía uno colgado de las rejas del Palacio de Justicia. Una pancarta recordaba que "luchamos por una causa justa". Sobre las paredes, una pegatina traducía el decreto de necesidad y urgencia con esta síntesis: “Casta el que lee”