“Cuando la democracia está en juego siempre son las Madres las que dan el ejemplo”, se lee en redes, en una de las tantísimas convocatorias que desde organizaciones sindicales, sociales y personas “sueltas” nacieron no bien la chance de que Javier Milei y Victoria Villarruel fueran elegidos presidente y vicepresidenta de la Nación se convirtió en realidad. Aquel 23 de noviembre, el primer jueves post balotaje, el perímetro de la Pirámide de Mayo, donde las Madres de Plaza de Mayo se reúnen desde hace 46 años, se vio desbordado: miles acudieron aquella tarde en busca de un abrazo, de consuelo y de impulso para lo que se viene. Y ellas, como siempre, abrieron los brazos, y salieron al encuentro del pueblo “en estos tiempos tremendos”, definió Taty Almeida de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. “Somos una referencia, un símbolo de la lucha en la calle”, señaló Carmen Arias, de la Asociación Madres de Plaza de Mayo. “Nuestro compromiso con el pueblo es desde el amor, vamos a acompañarlo como siempre lo hicimos desde que nuestros hijos nos legaron en ejemplo”, sumó Nora Cortiñas también de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.

Las Madres de Plaza de Mayo pisaron la calle para transformar la desesperación por la desaparición de sus hijes en lucha, por reclamo de aparición con vida, de juicio y castigo, de memoria verdad y justicia. Y ya no la dejaron. Cada jueves alrededor de la Pirámide de la Plaza frente a la Casa Rosada, pero también en cada reclamo de trabajadores, de diversidades, de agrupaciones sociales con alguna dolencia social, con algo qué decir a la dirigencia, ahí estuvieron con sus pañuelos blancos. En cada episodio de afrenta a la sociedad, como fue aquel 20 de diciembre que se plantaron frente a la Policía montada del gobierno de Fernando De la Rúa, o las manifestaciones en reclamo de la aparición de Santiago Maldonado. Y, también, en esta emergencia que decretó el pueblo frente a la emergencia que impulsó Milei en forma de DNU y de ley ómnibus.

“¿Cómo nos vamos a acompañar al pueblo trabajador en los justos reclamos que se están haciendo por las medidas que ha tomado este presidente?”, se preguntó Almeida, quien definió los primeros pasos del Gobierno nacional como “repudiables”. “¿Por qué ese odio contra el pueblo? No lo entendemos y es lamentable”, sostuvo. .

El miércoles pasado, Nora Cortiñas participó de la concentración convocada por la CGT, las dos CTAs y las organizaciones sociales en la Plaza Lavalle contra el decretazo que el presidente resumió una semana y media después de asumir funciones, y el foco de la discusión puesto en la brutal reforma laboral que plantea. “Fui para llevar el ejemplo de las Madres, de nuestra lucha sin violencia por expresar descontentos y protestas, pero también para levantar las banderas de nuestros 30 mil desaparecidos”, explicó en diálogo con este diario.

“A pesar de nuestra edad, y de lo mucho que nos cuesta ya movernos, seguimos muy de cerca esta situación del país, siempre desde hace 47 años inspiradas y comprometidas con los ideales que nos legaron nuestros hijos. Y ahora que vemos cómo el país se viene abajo ¿cómo no estar?”, coincidió Almeida. Ellas son de las poquísimas Madres de la Línea Fundadora que todavía pueden movilizarse; se las suele ver cada jueves en la ronda de la Plaza de Mayo y en cada manifestación que surge, junto con Almeida, Elia Espen, Mirta Baravalle.

Arias, integrante de la Asociación que hasta el día de su muerte, en noviembre de 2022, dirigió Hebe de Bonafini, también va a la plaza cada jueves. “Esto se está convirtiendo en otra dictadura, ¿parece, no?”, se preguntó Arias en relación a las primeras medidas que emanaron del flamante Ejecutivo. Para ella, el objetivo de Milei y “quienes gobiernan a través de él es “transformarnos en otro país a la fuerza. Hay que hacerles ver que el pueblo no está dispuesto a no aceptar todo lo que ellos quieren hacer”.

La Asociación Madres de Plaza de Mayo llama “marchas” a las rondas; la de este jueves 28 de diciembre fue la número 2385. Como cada semana, tras algunas vueltas en torno a la Pirámide y detrás de la bandera azul de letras blancas que, por estos días, dice “no pasarán”, hubo algunas palabras bajo de un gazebo blanco. Demetrio Iramain y el padre Paco Olveira acompañaron a Josefa “Pina” De Fiore y a Arias en el micrófono. “Pensábamos que a lo mejor la gente iba a quedar asustada, pero verdaderamente no fue así. La Plaza cada jueves se llenó, a los compañeros que vienen siempre se sumaron otros cientos desde que este gobierno puso en marcha sus destrozos”, comentó Carmen en diálogo con Página|12.

Para quienes la llegada de Milei a la Rosada fue realmente una pésima noticia, las Madres funcionan como un imán, un epicentro de encuentro y germen de resistencia frente a “lo que viene”, incluso antes de sus primeras medidas. Para ellas, las Madres, las que convirtieron el pañuelo blanco en un símbolo mundial de lucha, esto tiene “lógica” y a la vez representa una muestra de cariño. “Las Madres somos una referencia. Hace casi 47 años que no dejamos la plaza y siempre decimos, Hebe (de Bonafini), nuestro faro, decía, que la calle es la que habla de lo que pasa. Que hay que salir a la calle a expresar nuestra disconformidad, o nuestra conformidad”, dijo Arias. “Hace mucho tiempo pusimos el ejemplo y la gente nos responde con amor, nos quiere ver en la calle, nos necesita”, sumó Cortiñas.

Almeida coincidió y concluyó que son “faro” porque “siempre” estuvieron “adonde hay que estar”. “Nosotras también somos pueblo”, remarcó. Y, como Cortiñas, volvió la vista a los hijos, cuyas desapariciones las sacaron de sus casas y las ubicaron en la calle: “Ellos nos marcaron el camino y nosotras hemos demostrado, a pesar de los bastones y las sillas de rueda, que la única lucha que se pierde es la que se abandona. Nunca bajamos los brazos. Siempre reclamamos Justicia, nunca venganza. Por eso creo que la plaza de los jueves se está llenando de gente. Ellos nos buscan y nosotras queremos abrazarlos”.