La causa que investiga promoción y facilitamiento de la prostitución desde el portal Supergatitas.com, alcanzó una primera condena a 5 años de prisión para el hombre acusado como "organizador". Luis Mantovani aceptó un juicio abreviado y, según pudo saber este diario, con el tiempo que lleva cumplido podría pedir el beneficio de la libertad condicional. En la causa fueron cuatro las personas enviadas a juicio por facilitar, promover y explotar la prostitución de mujeres mayores de edad a través del sitio web. Los que aún esperan juicio son David Trigueros (también, en domiciliaria), hijo del ex funcionario municipal Néstor Trigueros y uno de los principales acusados como administrador del portal que cobraba para promocionar a las trabajadoras; y los colaboradores David Centeno y Edith Guzmán.

"Cada uno ha contribuido a la explotación económica de la prostitución de mujeres mayores de edad o a su facilitamiento, en una división de tareas, organizando y dirigiendo con fines de lucro la oferta sexual", expresó la jueza que los procesó, en marzo de 2016. La pena para el delito achacado va de los 4 a 6 años de prisión.

Con esa escala penal se resolvió la sentencia contra Mantovani, a 5 años de prisión de cumplimiento domiciliario, tal como fue durante los casi cuatro años transcurridos desde su arresto. El día que lo detuvieron, el acusado recibió a los policías "a los tiros" en su casa de Funes. "Creí que me entraban a robar", declaró en el juzgado.

Cuando procesó a los cuatro sindicados, la jueza Delia Paleari aclaró que "no se castiga a quien ejerce" la prostitución; pero "sí se sanciona a aquel que lucre o explote el ejercicio de la actividad sexual ajena".

El delito salió a la luz en septiembre de 2014, cuando la exjueza Alejandra Rodenas ordenó ocho allanamientos en Rosario y Funes en el marco de la investigación que llevaba más de un año en la Fiscalía de Imputados No Individualizados, tras una denuncia del Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, que llegó al procurador Jorge Barraguirre.

El escándalo cobró fuerza cuando se supo que uno de los principales acusados de formar una presunta red de explotación sexual, que funcionaba tanto en internet como en casas de citas, era hijo del entonces coordinador de gabinete municipal, Néstor Trigueros, quien terminó siendo desplazado.

David Trigueros espera juicio con otras dos personas: Guzmán, sindicada como presunta regente de uno de los privados y titular de varias líneas telefónicas vinculadas con el sitio; y Centeno, señalado como recaudador, sindicado como partícipe secundario.

El caso comienza a cerrarse con el acuerdo entre la defensa de Mantovani y la fiscal Cristina Herrera, para llegar a una condena que ayer fue homologada por el juez Edgardo Fertitta, quien ahora deberá pasar la causa al juez Julio Kesuani, para que resuelva la situación de los otros tres acusados, ya que no puede volver a opinar en el mismo expediente.

Mantovani fue acusado como propietario de la casa de Funes donde se hacían citas y se tomaban fotografías de las mujeres para subir al portal web, que administraba Trigueros. Varios testimonios lo colocan como "organizador".

Si bien todos los acusados negaron su relación, la investigación reunió varios elementos para dar cuenta de la organización que conformaban. Incluso, se descubrió que tenían una sociedad anónima creada para el desarrollo de negocios inmobiliarios, en la que aparece una hermana de Trigueros como responsable, pero no tuvieron movimientos en ese rubro.

Modalidad. Los acusados usaban la web como plataforma para las citas sexuales que luego se concretaban en las cuatro casas de citas que fueron allanadas. Las fotografías de las mujeres se publicaban con números de teléfono para acordar el encuentro. También repartían los números de contacto en volantes que ofrecían servicios de "gestoría del automotor". Según testimonios, las trabajadoras debían abonar sumas de dinero para poder ejercer dentro de las casas de citas y para que sus fotos fuera publicadas en el portal. El fallo aclara que las mujeres mayores de edad trabajaban por su propia voluntad.